El tradicional reparto popular de la plaza del Pilar
Se traslada a los centros que atienden a los más vulnerables El alcalde, Jorge Azcón, reconoce que la pandemia ha ayudado a sacar del sinhogarismo a más personas
No es un San Valero cualquiera. Se nota en las calles y también en los comedores sociales de la ciudad de Zaragoza. Después de casi un año de pandemia, el 29 de enero cobró una dimensión especial. El postre de San Valero rosconero no podía faltar a la cita, para tratar de endulzar en esta fecha señalada un año anodino para todos. Aún más, para quienes se encuentran en una situación de vulnerabilidad y han tenido que recurrir a servicios como los comedores sociales para sobrellevar esta crisis.
EL PERIÓDICO DE ARAGÓN puso su granito de arena para que los usuarios de los comedores sociales de la ciudad pudieran degustar el postre tradicional, de la mano del Ayuntamiento de Zaragoza y Frutos Secos El Rincón. En lugar de una degustación popular, como la que habitualmente congregaba a miles de zaragozanos en la plaza del Pilar, ayer fue un reparto más íntimo, en cada uno de estos centros asistenciales.
Los más de 60 roscones artesanos con 1.000 raciones solidarias llegaron al Albergue Municipal, a la Casa Amparo, al Comedor Social de la Parroquia del Carmen, a las Hijas de la Caridad, al Comedor Social San Antonio, a la Fundación San Eugenio, a la Fundación San Blas, a La Caridad, y a la Hermandad del Refugio, donde se realizó un reparto simbólico, cumpliendo con todas las restricciones que impone el covid-19. Todos ellos, lugares esenciales que este año se han