Algo del pop, del rock, del trap..., la clave está en encontrar tus puntos propios»
Enero, se dice, suele ser el más triste, y precisamente por coincidir con el cumpleaños del zaragozano Cosme Pelotillo, que con 22 años y tras sus trabajos de fotografía, diseño y audiovisual, ha decidido lanzarse a su carrera en solitario como cantante y pasar con suavidad este primer trayecto del año. Tápame los ojos, su primer single, salió el pasado 18 de enero en plataformas digitales. Sonidos urbanos y guiños a otros géneros que confluyen bajo una canción sobre la pérdida, fabular acerca del futuro y sobre negarse a abandonar una sensación placentera.
No es la primera vez que este artista se decanta por la música, sus colaboraciones habituales con Rosin de Palo, (Me dueles y Gana pasta pasta gansa) o la más reciente con TRAXMA (Sugar), ya le habían acostumbrado al micrófono. Pero no ha sido hasta ahora, según explica, cuando más cómodo se ha sentido: «He notado la sensación que tiene todo el mundo de la música, que te ayuda a drenar todas tus sensaciones y sentimientos», asegura el cantante. Tápame los ojos se puede englobar dentro del concepto tan amplio, y a veces vago, del género conocido como música urbana, aunque Pelotillo prefiere no categorizar sus producciones: «Esto es una visión personal, creo que el género musical a día de hoy está muy diluido, por lo menos en la música más vanguardista o en la más actual, donde un artista destaca más por sus detalles estilísticos que por un género. Aunque me guste coger algo del pop, algo del rock, otras del trap o de géneros urbanos mixtos, la clave está en encontrar tus puntos propios».
El primer single surgió durante la cuarentena de marzo en el estudio Lacasia de la música, en Yeste, en un ambiente rural y alejado de la ciudad, donde el proceso de composición surgió de manera natural, entre el productor Sergio Lacasia, Cosme Pelotillo y Mario Vidal, batería de Rosin de Palo. «Nos pusimos los tres a hacer una canción sin ningún tipo de propósito, más que fuera bonita y plasmar las sensaciones del momento. Fueron unas dos, tres semanas en las que fuimos dándole poco a poco forma hasta que salió el tema. Fuimos unos afortunados increíbles y pudimos estar dedicados a la música y a contemplar la vida un poco, porque el mundo se paró», apunta Pelotillo.
Una producción sin narrativa alguna que con el paso del tiempo ha ido adquiriendo un nuevo significado para su autor: «Ahí quedan plasmadas sensaciones de no querer irse de una sensación placentera, de negar lo que venía después, de no querer pasar a la siguiente fase. Es algo que la gente vive en muchas situaciones. Ha tenido que pasar el tiempo y un duelo personal para entender de qué trata realmente».
A partir de este momento, Cosme
Pelotillo se plantea ir sacando las nuevas producciones en formato de single «en un proceso de encontrar mi estilo», según explica, y sin forzarse a crear un contenido continuo: «Aquí es donde se divide la cosa entre artistas y empresarios o entretenedores. Hay gente que va a hacer una canción guiada por su discurso y sus valores y hay otros que van a hacerla porque quieren hacer una buena canción, que la disfrute la gente pero que tal vez no tenga una intención artística», añade.
Cosme Pelotillo pertenece desde hace años, por sus diferentes colaboraciones, además de como cantante, en lo audiovisual, a la productora de la que forma parte
Santa Mónica Films, y ve prometedora la generación de artistas aragoneses que, ya presente, se deja ver: «Cada mes que pasa empieza la gente a sacar nuevos proyectos y a juntarse entre sí, que es mejor porque se crea un ambiente artístico más guay. Dentro de la música, hay gente que, en prensa, no se le ha dado el mérito merecido, como Fresquito y Mango que están fichados por el sello discográfico Sonido Muchacho, Lostinmilo y Olalla que están con Warner, Lionware que igual puede juntar más visitas que cualquier otro... Aparte de estos hay muchos que me dejo pero son igual de válidos. Espero que tengan más voz», concluyó el artista.
«Aunque me guste coger