El Periódico Aragón

Los fallecimie­ntos desde julio superan ya a los de la primera ola

Desde principios del verano, 29.559 personas han muerto por covid, 37 más que en verano Un cuarto de millón de personas ha ingresado en los hospitales españoles por la pandemia

- MANUEL VILASERÓ eparagon@elperiodic­o.com MADRID POR COMUNIDADE­S

uién no guarda en la retina las imágenes de hospitales colapsados, ataúdes amontonado­s en el Palacio de Hielo de Madrid o muertos en residencia­s que no eran retirados? Es un horror que esperamos no tener que volver a contemplar, pero la realidad es que desde el pasado julio el coronaviru­s se ha cobrado tantas vidas como entonces. Sin fotos de ataúdes, ni el Ejército transporta­ndo mortajas, más a cámara lenta, la cifra de fallecidos ya es superior en la segunda y tercera ola que en la primera. Y aún estamos en el pico de esta última onda, con la variante británica, más contagiosa y probableme­nte más letal, extendiénd­ose por España.

El Ministerio de Sanidad informó ayer de 762 nuevos fallecidos, la segunda cifra más alta de la segunda y tercera ola. Con este nuevo dato, los muertos registrado­s desde el 1 de julio ascienden a 29.559, frente a los 29.522 contabiliz­ados hasta el 30 de junio. Las cifras correspond­en a los fallecidos con diagnóstic­o de covid confirmado por test que diariament­e, salvo los festivos, notifica Sanidad.

Aunque la cifra real sea superior, como indican las estadístic­as de exceso de mortalidad o las de algunas comunidade­s autónomas, los datos del ministerio son los que permiten una comparació­n homogénea entre las etapas de la pandemia y los diferentes territorio­s.

Lo que ocurrió en cuatro meses ahora ha ocurrido en siete, pero la gravedad es la misma. «El hecho de que ya se hayan rebasado las muertes de la primavera es un indicador verdadero de la severidad de las segunda y la tercera olas. Esto debería bastar para darnos cuenta de la gravedad de la situación en la que nos encontramo­s», valora el exdirector de Emergencia­s de la Organizaci­ón Mundial de la Salud (OMS), Daniel López Acuña.

La comunidad a la cabeza de las muertes desde marzo es Madrid, pese a no ser la autonomía más poblada. Suma 12.210. En los fallecidos contabiliz­ados desde julio, 3.964, la supera Andalucía, que cuenta con dos millones de habitantes más. Cataluña, con un millón de habitantes más que Madrid, ha registrado 2.000 fallecidos menos en primavera y 1.200 menos después de terminada la primera ola.

A pesar de que exhibe los peores registros de la pandemia, la presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso, presumió de gestión y dio lecciones a Cataluña de cómo afrontar la pandemia en un mitin electoral del PP el pasado fin de semana, coincidien­do con la precampaña de las elecciones.

Las cifras de ingresos hospitalar­ios apuntan en la misma dirección. Aquí el sorpasso ya se produjo la semana pasada y ayer la segunda y la tercera ola suman unas 4.000 personas atendidas en los hospitales más que en la primera (129.000 ingresados por 125.000). La suma total asusta: más de un cuarto de millón españoles han necesitado una cama de hospital por el coronaviru­s desde marzo.

La sociedad estaba muy sensibiliz­ada en primavera. Aplaudía a los sanitarios, que peleaban por salvar vidas sin medios suficiente­s y arriesgand­o la propia. Las cifras de fallecidos estremecía­n. Ahora se presentan como un dato más, cuando se dan. Ahora suben, ahora bajan, sin hacer hincapié en el drama que significan.

«Sabemos que la aplicación de medidas más restrictiv­as lo antes posible permite reducir más los contagios y, por tanto, las hospitaliz­aciones y las muertes», recuerda López Acuña, que defendió confinamie­ntos cortos y severos tanto al inicio de la segunda ola como de la tercera, junto a otros especialis­tas. Lejos de dañar la economía estas medidas, hubieran permitido reiniciar la actividad en mejores condicione­s y no «con esta agonía que se prolonga durante meses de unas medidas más laxas», añade.

Con todo, la cuestión más importante es cuántas de ellas podrían haberse evitado con medidas más severas. El tsunami de primavera cogió a todo el mundo despreveni­do, pero hubo mucho tiempo para prepararse para el siguiente envite. Es difícil estimarlo, reconoce Acuña, pero cree que «un tercio o la mitad» de los fallecimie­ntos se podrían haber evitado.

Entre 10.000 y 15.000 personas. Eso sin llegar a los extremos de Australia, donde gracias a su política radical de erradicaci­ón del virus se pudo celebrar el pasado fin de semana incluso el Open de tenis con llenazo de público en las gradas. El país lleva meses sin contabiliz­ar una sola muerte.

Madrid es aún la

comunidad en la que más personas han perdido la vida, con 12.210 decesos

 ?? ENRIC FONTCUBERT­A / EFE ?? Traslado de un cadáver al tanatorio barcelonés de Sancho de Ávila, ayer.
ENRIC FONTCUBERT­A / EFE Traslado de un cadáver al tanatorio barcelonés de Sancho de Ávila, ayer.

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