El siglo de Sender
Sender nace a los 34 días de inaugurarse el siglo XX y durante 81años estuvo en el centro de los avatares históricos de su tiempo. Se le escaparon por centímetros la revolución cibernética y la caída del comunismo en Europa. No será un simple observador sino un testigo activo que se implique en cuantos acontecimientos tengan que ver con la justicia y la defensa de la libertad. Por ello, su lugar natural fue el movimiento libertario.
Su intuición para integrarse en las nuevas formas de expresión la demuestra desde sus primeros escritos, cuando con 16 años crea los guiones de Cocoliche y Tragavientos -lo que hoy llamaríamos un comicy el género está dando sus primeros vagidos en España. Con Imán (1930), se incorpora tanto a la narrativa de vanguardia, que continuará en sus novelas de esa década, como a la literatura antibelicista, que alumbró sólo un año antes Sin novedad en el frente. Desde El lugar de un hombre y Proverbio de la muerte, ambas de 1939, aparecen los elementos existencialistas que dominarán en la literatura europea de los años cuarenta. La novela histórica, que inició en 1935 con Mr. Witt en el cantón y excedería la docena de títulos, será otra de líneas de excelencia en esta corriente, antes de convertirse en un producto de consumo. Modernidad, que estuvo también en sus preferencias y aversiones: Instinto-Especulación; Valle-Inclán-Unamuno; Anarquismo-Comunismo…
Como periodista, sus crónicas sobre el crimen de Cuenca en 1926 constituyeron uno de los más elocuentes documentos contra la tortura, como lo fueron las escritas en La Libertad sobre la cuestión religiosa (1932) y sobre los crímenes de estado en Casas Viejas (1933).
Fue enorme el coste personal que sufrió en la guerra: al asesinato de su mujer y su hermano añadió el exilio y el alejamiento de sus hijos. Pudo reelaborar todo su dolor en obras magistrales como El lugar de un hombre, Crónica del alba o Réquiem por un campesino español. Su vocación de escritor abarcó todos los géneros. Se han editado algunos de sus epistolarios pero hay un déficit en el conocimiento de los miles de artículos que escribiera a lo largo de más de medio siglo.
Vocación inmensurable, modernidad e intensidad narrativa, variedad, amenidad, amor de exiliado y, como tal hiperbólico, a su tierra natal, saberes proteicos que abarcan las culturas europeas, iberoamericanas y angloamericanas. Sender, el mayor escritor de Aragón desde el siglo XVII.
Tiene modernidad e intensidad narrativa, variedad y amor de exiliado