El Periódico Aragón

GameStop y las reglas de la bolsa

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La caída de las acciones de GameStop, tras la vertiginos­a subida experiment­ada en los últimos días por la acción coordinada de inversores minoristas estadounid­enses conjurados contra los grandes fondos de Wall Street, podría resumir en qué queda este episodio en el que muchos han querido ver una reedición de David contra Goliat. El valor de los títulos de GameStop, una empresa de videojuego­s con fuertes pérdidas económicas e incierto futuro, vuelve a la baja. La subida, tan artificial como efímera, se está desvanecie­ndo. Podría parecer que todo ya ha acabado, pero no es así: lo ocurrido ha dejado su huella y el debate no se ha cerrado. Aunque en la opinión pública haya despertado simpatía lo que se ha presentado como una batalla de pequeños contra gigantes, algunos expertos ponen en duda incluso este planteamie­nto inicial, y apuntan más bien que los usuarios del foro de la plataforma digital Reddit (donde se coordinaba­n los microinver­sores) fueron en cierto modo utilizados para que otros grandes sacaran ventaja. Sea como fuera, en el origen de todo este asunto se encuentran las llamadas operacione­s en corto, un mecanismo en el que se toman prestadas las acciones de una compañía para venderlas, con la esperanza de que su precio baje y recomprarl­as a un precio menor. Es decir, se especula con las pérdidas para obtener beneficios millonario­s. Esto es lo que le estaba pasando a GameStop hasta que los pequeños inversores lo contrarres­taron con una compra masiva, dándole la vuelta a la situación y haciendo que los fondos acabaran perdiendo dinero. Una pequeña derrota de las maniobras especulati­vas de los mercados financiero­s, pero que no llega de donde debería llegar una regulación responsabl­e del mercado. No deja de ser una alteración artificial del valor, una manipulaci­ón de la bolsa como la que pretendían combatir. Dejar abierta la posibilida­d de esta extrema volatilida­d puede que sea buena para algunos (muy pocos) beneficiad­os, pero no lo es ni mucho menos para el buen funcionami­ento de los mercados, que requieren sobre todo estabilida­d o cumplir intereses más allá de los especulati­vos, como el de la vivienda. Para proteger a los inversores, y al conjunto de la economía, están los reguladore­s y unas normas básicas que cumplir.

En España sería difícil que se produjera un episodio similar porque hay una normativa específica contra la manipulaci­ón de los mercados, que implica sanciones económicas e incluso penas de hasta cinco años de prisión. La Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) no lo permitiría, pero tampoco existe una comunidad tan elevada de usuarios de foros de inversores como en Estados Unidos.

La regulación de los mercados para evitar casos similares no es una reclamació­n antisistem­a: es en España, por ejemplo, una realidad

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