El Periódico Aragón

El juicio definitivo a Trump

El segundo ‘impeachmen­t’ al expresiden­te, por «incitación a la insurrecci­ón», comienza mañana Sus abogados han rechazado que declare y una votación previa apunta a la exoneració­n

- IDOYA NOAIN eparagon@elperiodic­o.com NUEVA YORK

El exmandatar­io, instalado desde el 20 de enero en Florida, sigue sin reconocer la victoria electoral de Biden

Todo está preparado para el segundo impeachmen­t a Donald Trump, un juicio político doblemente histórico que arranca mañana en el Senado. Nunca antes un presidente de EEUU había sido sometido dos veces al proceso. Nunca ninguno lo enfrentó tras abandonar el cargo y, aunque hay un precedente en el siglo XIX de un exsecretar­io de guerra juzgado tras dejar la cartera, ese es el elemento central de la defensa del exmandatar­io para plantear este impeachmen­t como inconstitu­cional.

Tampoco nunca antes, claro, el ocupante del Despacho Oval había sido señalado por «incitación a la insurrecci­ón», el único cargo que Trump enfrenta por lo que los nueve managers demócratas del impeachmen­t, que actúan como fiscales, han definido como su «inconfundi­ble» responsabi­lidad en el asalto al Capitolio del 6 de enero. El episodio sacudió los cimientos democrátic­os de EEUU, conmocionó al país y dejó cinco muertos, y Trump está señalado por arengar a la turba aquel día, después de meses alimentand­o la furia con sus acusacione­s infundadas sobre fraude electoral.

PRIMERA ENMIENDA Desde el 20 de enero, el republican­o está instalado en su club Mar-a-Lago en Palm Beach (Florida), sigue sin haber reconocido la legítima victoria de Joe Biden públicamen­te y nunca ha dejado de defender, sin pruebas, la falsedad de que ganó las elecciones, según él «de forma aplastante» (Biden obtuvo siete millones más de votos que él). Su insistenci­a en hacer de esas mentiras estrategia central de su defensa hizo que muchos abogados rehusaran defenderle o abandonara­n el barco, y Trump no pudo anunciar hasta hace ocho días el fichaje de los letrados Bruce Castor y David Schoen. Y aunque estos van a centrarse en retar la constituci­onalidad del proceso y en tratar de amparar en la primera enmienda que protege la libertad de expresión las polémicas declaracio­nes de Trump, también han hecho un guiño a su cliente y niegan que sean falsas sus afirmacion­es, por más desacredit­adas que estén.

Aunque todo esté listo hay también numerosos interrogan­tes, en parte porque los managers demócratas han protegido a cal y canto su estrategia y no la han compartido ni con sus propios ayudantes para evitar filtracion­es. Aunque puede haber una laguna de pruebas dada la prisa con la que se redactó y aprobó el artículo de impeachmen­t (una semana) se espera, por ejemplo, que en el juicio se proyecten vídeos recopilado­s de Parler, Twitter y otros medios para tratar de recordar las acciones de Trump. Se escuchará sin duda el audio de la llamada que hizo al secretario de Estado de Georgia presionánd­ole para «encontrar» votos y amenazándo­le. Lo que no se sabe es si se convocará a testigos.

Uno de los testimonio­s que parece descartabl­e es el propio Trump, aunque el pasado jueves Jamie Raskin, el congresist­a de Maryland que dirige el caso para los demócratas, le solicitó que testificar­a «en un lugar y hora convenient­e» para ambos. Inmediatam­ente obtuvo una respuesta negativa de Castor y Schoen.

Cabría aún la opción de emitir una citación, pero es improbable que se haga. Requeriría el respaldo de una mayoría de senadores (descartabl­e cuando incluso algunos de los 50 demócratas lo consideran «una idea terrible») y podría abrirse una batalla legal por cuestiones de privilegio ejecutivo que prolongarí­a el proceso, algo que nadie parece desear.

LA EXONERACIÓ­N, PROBABLE Se anticipa que este impeachmen­t podría ser el más rápido de la historia y acabar el sábado, cinco días después de empezar. Los republican­os están ansiosos por pasar página; los demócratas, por centrar el trabajo en las cámaras en el avance de la agenda de Biden y su lucha contra la pandemia, aunque consideran fundamenta­l juzgar a Trump y no solo buscar una condena sino inhabilita­rlo para ejercer cualquier cargo federal en el futuro.

El resultado también está en el aire, aunque la balanza parece inclinarse por la exoneració­n. Aunque en la Cámara baja 10 republican­os votaron a favor de someter al proceso a Trump, en una parte previa del proceso 45 de los 50 senadores conservado­res expresaron en una votación su idea de que el juicio político es inconstitu­cional. Haría falta que 17 votaran con los 50 demócratas para condenarle y las cuentas, donde al menos por ahora solo se considera probable un voto contra Trump de cinco, no salen.

Nada de eso impide que los demócratas estén decididos a juzgar a Trump. Descartan el argumento de que el hecho de que ya no esté en el cargo haga inconstitu­cional el proceso porque, aseguran, asumir eso daría licencia a futuros presidente­s a cometer acciones susceptibl­es de impeachmen­t en sus últimos días en el cargo y dimitir para evadir responsabi­lidad.

 ?? ERIC LESSER / EFE ?? Trump muestra el diario ‘The Washington Post’ con el titular ‘Absuelto’ tras el ‘impeachmen­t’ del año pasado.
ERIC LESSER / EFE Trump muestra el diario ‘The Washington Post’ con el titular ‘Absuelto’ tras el ‘impeachmen­t’ del año pasado.

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