Alarma policial por las fiestas que burlan las prohibiciones
Grandes grupos se reúnen por todo el país y llegan a enfrentarse a los agentes La Policía Municipal de Madrid ataja solo este fin de semana 246 reuniones ilegales
Lejos de acabar desde el toque de queda, los botellones y fiestas multitudinarias con escaso o nulo respeto por las elementales normas de seguridad ante el virus han seguido proliferando por toda España, con total desprecio por las más de 60.000 víctimas que ha causado la pandemia en el país o por la propia seguridad de los intervinientes. Este pasado fin de semana ha sido un ejemplo más de la larga lista de imágenes que se repiten cualquier festividad, con hasta 246 fiestas ilegales atajadas por la Policía Municipal de Madrid, 70 multas en Sevilla o nuevos disturbios con la Policía en el desmantelamiento de un botellón en Pamplona, una de las localidades más recalcitrantes en este aspecto.
En el historial de este tipo de detenciones ha habido de todo, con técnicas de camuflaje más o menos sofisticadas para intentar pasar desapercibido ante las fuerzas de seguridad. Se han visto poco elaboradas, como los botellones o las 17 personas que fueron sorprendidas dentro de una peluquería en el barrio barcelonés de Verdum. Pero, también en Cataluña, fue abortada otra fiesta clandestina en la que los participantes usaban auriculares en apartamentos turísticos para minimizar el ruido. Estos alojamientos también pueden ser sancionados por hacer la vista gorda, informa Guillem Sánchez.
BOTELLONES $ Pero los últimos protagonistas de estos altercados no han destacado por sus dotes de disimulo, más bien por lo contrario. Poco se ocultaron, por ejemplo, los 16 jóvenes que, el sábado por la tarde, habían organizado una fiesta en una casa abandonada junto al cementerio de la localidad valenciana de Benimaclet. Todos ellos, de entre 20 y 30 años, fueron sancionados, también uno que intentó huir saltando la tapia y se resistió a los agentes, llevando además una navaja, que no llegó a usar.
En Alicante hubo bastantes más, hasta un centenar, que se habían reunido en un mirador de difícil acceso de la ciudad, quizá confiando en que la Policía no iba a ir hasta allí a buscarles. Pero fue.
De hecho tuvo que acompañar a varios de ellos, muchos menores, hasta la parte baja de la montaña para evitar que se accidentaran al intentar escapar del cordón policial.
Más compleja para los agentes fue la intervención, sobre las mismas horas, en un botellón en el barrio de Txantrea de la capital navarra. Ante la actitud agresiva que varios de los jóvenes (había unos 60) mostraban ante los agentes de la Policía municipal, tuvo que acabar interviniendo la Nacional, que cargó hasta acabar con 34 denunciados. Fueron parte de los hasta 108 que lo fueron durante el fin de semana en la ciudad, por diversos incumplimientos, aunque solo uno de ellos fue arrestado. Y seis establecimientos fueron también expedientados por incumplimientos, aunque ninguno, que se sepa por organizar fiestas ilegales.
Y es que la hostelería, de los sectores más perjudicados por las cada vez más restrictivas medidas ante el avance del virus, ha respetado como norma general las prohibiciones, pero siempre hay algún infractor que llama la atención por quebrantarlas. Recientemente, por ejemplo, un local del barrio barcelonés de Sants fue multado el viernes y otra vez el sábado por saltarse las limitaciones, y la segunda vez encontraron en él incluso gas de la risa.
El pasado fin de semana hubo otro de estos ejemplos en Sevilla, donde hasta 32 personas se habían quedado dentro de un local tras el cierre, por supuesto sin respetar las medidas higiénicas por el virus. Claro que fue solo uno de los incidentes en la capital andaluza, con casi 70 multas por botellón durante el fin de semana y otras 40 por no usar mascarilla.
Pero la palma se la llevó Madrid, donde también se detectó un local clandestino con 50 personas en su interior en el barrio de Chamberí, y otros 41 en un bar de Vallecas, cuyo propietario fue detenido por desobediencia a los agentes y un delito contra la salud pública. La Policía Municipal de la capital no está ociosa los fines de semana para controlar estas actividades, como demuestran las 246 fiesta ilegales que han desmantelado este fin de semana, 80 el viernes y 166 el sábado.
Los hosteleros del ocio nocturno argumentan que, si no se permite el ocio legal, este se traslada a los hogares, y la experiencia lo prueba. Otra cosa es si esto justifica la apertura sin trabas.
En Alicante, un centenar de jóvenes se reunieron en un mirador de difícil acceso
Las veladas clandestinas se han llegado a producir hasta en una peluquería