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La Fundación Changing Markets carga contra la dependencia de las marcas de las fibras sintéticas derivadas del gas y el petróleo, que han disparado un consumo inasumible para el planeta y urge medidas más exigentes a la UE
poliéster de uso textil fue responsable en 2015 de de 700 millones de toneladas de CO2, similar a las emitidas anualmente por México o por 180 plantas de carbón, unas cifras que podrían duplicarse en 2030.
Un problema que ni la industria textil va a resolver de forma voluntaria, avisan, ni tampoco las diferentes legislaciones a nivel nacional. «La Comisión Europea tiene que presentar una estrategia textil que revise la dependencia sobre los combustibles fósiles y coloque a la industria en un camino más sostenible», reivindica la oenegé que urge al Ejecutivo comunitario a repensar el modelo e incluir en su nueva estrategia integral para el textil, prevista para este año, medidas de ecodiseño que impidan mezclar materiales así como requisitos más responsables en cuanto a reutilización y ciclo de vida de los productos.
Por ejemplo, fijando objetivos de reutilización y reciclaje de textiles aunque por sí solo tampoco resolverá todos los problemas ya que actualmente menos del 1% de la ropa reciclada se utiliza para la fabricación de ropa nueva y el grueso de la ropa que se tira termina en incineradoras o vertederos, lugares en los que acabaron 35 de los 48 millones de toneladas (el 73%) de ropa producidas en 2015. Actualmente, la UE cuenta con legislación que obliga a los Estados miembros a poner los medios para recolectar separadamente la ropa para el año 2025, aunque según avisan, harían falta medidas más estrictas.