Comienza el juicio por estafa al hombre de los 2.000 tumores
Logró casi 265.000 € en donativos por una dolencia que en realidad no es mortal Paco Sanz convenció a famosos para que le ayudaran, incluso con galas
Francisco José Sanz González de Martos, conocido como Paco Sanz, se sentará a partir de hoy en el banquillo de los acusados de la Audiencia de Madrid por fingir tener más de 2.000 tumores para estafar, entre otras personas, al cómico José Mota y al actor Santi Rodríguez.
El juicio se celebrará en cuatro jornadas hasta el 15 de febrero, y entre los testigos figuran una decena de rostros populares como el citado Rodríguez, quien organizó luna gala en Valencia para recaudar fondos. También fueron supuestamente estafados Dani Mateo, Javier Cárdenas, Risto Mejide, Santiago Segura, Dani Martínez, Pedro García Aguado o Jorge Javier Vázquez. Sin contarlos que han renunciado a reclamar, como el youtuber Raúl Álvarez, el futbolista Álvaro Negredo, Charo Reina, Dani Mateo, Melendi, Clara García y Risto Mejide, entre otros, según apuntaron a Europa Press fuentes judiciales.
El fiscal acusa a Paco Sanz de fingir en televisión la gravedad de su enfermedad –que llegó a asegurar que le provocaba 2.000 tumores– para estafar casi 265.000 euros. Así consta en el escrito de acusación en el que el fiscal pide para él seis años de cárcel y reclama otros tres para su pareja por un delito continuado de estafa.
El fiscal relata que el acusado, fingiendo que le quedaban escasos meses de vida, consiguió recaudar en siete años 264.780 euros pidiendo ayudas económicas a través de las redes sociales y hasta en los medios de comunicación para tratar de conseguir un tratamiento experimental en Estados Unidos, porque en España no existía, de una enfermedad que en realidad no tenía ningún riesgo vital inminente.
En el 2009, se le diagnosticó el Síndrome de Cowden, una enfermedad de origen genético de las catalogadas como raras y que se caracteriza por la aparición de una serie de tumores benignos, sin riesgo vital inminente.
Al acusado se le concedió la incapacidad absoluta para trabajar por enfermedad común, siendo beneficiario de una pensión de 745,99 euros, actualizable. Aprovechándose de su enfermedad, según el fiscal, urdió un plan para obtener un lucro patrimonial ilícito entre los años 2010 y febrero del 2017. Llegó a publicar un libro y a fundar una oenegé con su nombre, teóricamente para investigar sobre la enfermedad.