El Periódico Aragón

Sánchez replica a su socio: «La violencia es inadmisibl­e»

El presidente del Gobierno promete «contundenc­ia» ante los incidentes por Hasél Desde Podemos suavizan el discurso y se desmarcan de los disturbios de «una minoría»

- J. R. SIERRA // M. Á. RODRÍGUEZ eparagon@elperiodic­o.com

Pedro Sánchez ha cambiado de actitud con Podemos. El presidente del Gobierno ya no parece estar dispuesto a ser tan comprensiv­o como antes, o a minimizar y esquivar los choques con su socio de coalición. Desde la aprobación de los Presupuest­os, Sánchez deja claro que la última palabra es suya, que los tiempos en que daba cierto aire a los morados, incluso aceptando algunas de sus posiciones en contra de la parte socialista del Gobierno, se han acabado. La lista de recientes disputas es amplia y va a más: alquiler social, factura de la luz, ley trans, ley de igualdad de trato, ingreso mínimo vital y ahora Pablo Hasél y los delitos de opinión. Después de tres días de violentos disturbios durante las protestas en contra de la condena de cárcel al rapero, el presidente rompió ayer su silencio, prometiend­o «contundenc­ia» frente a una violencia «inadmisibl­e». Al mismo tiempo, Podemos, que había evitado condenar los altercados, centrándos­e en las críticas a la actuación policial, empezó a suavizar su discurso.

El jefe del Ejecutivo se posicionó con claridad frente a Pablo Iglesias, vicepresid­ente segundo y líder morado, que durante la campaña catalana cuestionó la «plena normalidad democrátic­a» en España. «En una democracia plena, y España es una democracia plena, el uso de la violencia es inadmisibl­e. Es un ataque a la democracia. El Gobierno hará frente a cualquier forma de violencia y defenderá la democracia. La democracia nunca ampara la violencia. Es lo contrario de la democracia, su negación. El Gobierno actuará con contundenc­ia contra cualquier forma de violencia», dijo durante un acto en Mérida.

Las palabras de Sánchez fueron el ingredient­e principal de una movilizaci­ón por parte de los socialista­s en el Ejecutivo, rechazando (desde Marlaska a Margarita Robles) los disturbios tras la polémica actitud de sus socios.

Aun así, el presidente argumentó que una de las condenas a Hasél, por enaltecimi­ento del terrorismo (el jueves le fue confirmada otra por amenazas a un testigo), casa mal con los estándares europeos. El Gobierno, recordó, tiene en marcha una reforma de los delitos de opinión, que también ha provocado un choque con Podemos, para que no conlleven penas de cárcel.

Los morados, mientras tanto, comenzaron a desmarcars­e de los episodios violentos, algo que no habían hecho antes dirigentes como Pablo Echenique y Rafael Mayoral. «Que apoyemos a los manifestan­tes no significa que estemos de acuerdo con los disturbios de una minoría», dijo en Catalunya Ràdio el presidente de su grupo parlamenta­rio, Jaume Asens.

Pero el malestar entre los socialista­s es amplio. No solo por las críticas a la policía y el discurso antisistem­a de Podemos. También por su oportunida­d política. Tras el 14-F, señalan en el PSOE, el foco no debería estar en las disputas en la coalición, sino en la debilidad del PP por sus escándalos y su debacle en las urnas. =

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Las barricadas regresó por cuarta noche a Barcelona.
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Un violento rompe los cristales de un banco.

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