Los chikos del maíz conquistan y revolucionan a la sala Mozart
Los valencianos recordaron al «compañero Hasél» y pidieron su libertad
Sin duda, no era el escenario propicio para que unos raperos (y no tranquilos) desplegaran su repertorio... ni tampoco, a priori, era una sala para el público que suelen congregar. Sin embargo, y a pesar de que llevaban meses «con la furgoneta aparcada», Nega y Toni el Sucio, es decir, Los chikos del maíz, se adaptaron perfectamente al formato que había y consiguieron también que su público entrara muy pronto en el espectáculo. Prueba también de que hay muchas ganas de actuaciones en directo, tanto por parte de la gente como de los propios artistas.
Y Los chikos del maíz consiguieron conquistar a la sala haciendo lo que saben hacer. La bienvenida no sorprendió a nadie pero ya dejaba bien claro dónde está el listón de este dúo: «Bienvenida Zaragoza antifascista (...) en una semana en la que han metido en prisión al compañero Hasél y hemos visto cómo se comporta la policía como no lo hicieron el otro día en el Homenaje a la División Azul».
Los raperos facturan un concierto sin tregua conceptual ante un público de 700 personas
SIN NINGUNA TREGUA Y, a partir de ahí, ya sin tregua alguna, los valencianos recorrieron los principales temas de su último trabajo, Comanchería (el que lleva el título del disco, No pasarán, Senderos de gloria con un recuerdo para Javier Ibarra que canta el tema con ellos en el disco, Anatomía de un asesinato, Curar las heridas...), sin dejar de lado temas que les han hecho estar donde están como Paraísos artificiales, La estanquera de Saigón, Defensa de la alegría, Revisionismo o barbarie con una directa mención a los reyes).
Los raperos facturaron un concierto largo, cercano a los 110 minutos de duración aunque bien es cierto que con un par de descansos en los que sonaba la música del disc jockey, en el que resonaron con rabia los versos que no dejan títere con cabeza y en el que se les vio muy cómodos, quizá con la alegría de poder dar un concierto «en esta nueva normalidad que no os preocupéis porque pasará y volveremos a hacer actuaciones en condiciones».
Fue ya cuando concluyeron la primera parte del concierto cuando resonaron los gritos de «libertad para Pablo Hasél» pero todavía quedaban los bises en los que Nega y Toni el Sucio elevaron un tono más (si es que se podía) el ritmo para acabar con Pasión de talibanes en todo lo alto... lo que era el concierto en sí pero, a continuación, el dúo quiso hacerle un pequeño regalo a su público: «Esto ha terminado pero os queremos cantar a capela un par de canciones de lo que será nuestro nuevo EP, David Simon». Y ya sí que llegó el momento de la despedida con una reivindicación directa: «Libertad para Pablo Hasél y a todas las presas políticas» entre la ovación del público que respetó en todo momento las medidas de seguridad para demostrar una vez más que la cultura es segura. Esto son Los chikos del maíz o como ellos mismos cantan, el último despojo de la guerra fría.