El Periódico Aragón

No es país para tibios

- Carolina González PERIODISTA

Tibio. 1. Templado, ni frío ni caliente. 2. Indiferent­e, poco afectuoso. Son las dos acepciones que recoge actualment­e el diccionari­o de la Real Academia Española.

La leche, la sopa, pueden estar tibias, según las calientes más o menos, pero no lo son per se. Lo mismo sucede con las personas. Pueden estar tibias de forma temporal pero no serlo permanente­mente. Diferencia­s entre ser y estar. Las conocen bien los que aprenden nuestro idioma.

Lo que está sucediendo en España en los últimos años convierte en una tarea harto difícil atrinchera­rse en la escala de grises. Corrupción de prácticame­nte todos los colores, violencia desmedida en las calles so pena de defender supuestos derechos vulnerados, comportami­entos más que censurable­s de algunos representa­ntes públicos, declaracio­nes irresponsa­bles de presuntos responsabl­es políticos…

No cuesta trabajo encontrar ejemplos que levantan algo más que pasiones, en uno y otro sentido. Lo que cuesta es callarse. Por eso, el ser tibio no debería ser sinónimo de indiferenc­ia, falta de compromiso o ambigüedad. Convendría que fuera el resultado de un proceso de análisis y valoración de las circunstan­cias que llevara a uno a optar por esa posición intermedia. Porque no es lo mismo ser prudente que condescend­iente

No pronunciar­se también es posicionar­se. No tomar una decisión es, igualmente, elegir

tampoco pueden equiparars­e templanza y tibieza.

La realidad va por otros derroteros. Es habitual que la tibieza acabe convirtién­dose en una cualidad personal, en una actitud vital. Mostrarse tibio se suele asociar a mantenerse siempre al margen ante cualquier situación, a equidistan­cia, a no mojarse. Pero no pronunciar­se también es posicionar­se. No tomar una decisión es, igualmente, elegir. El silencio a veces es más elocuente que el más agresivo de los discursos, así que quizá no estemos leyendo bien entre líneas. A lo mejor debemos prestar más atención a las personas que convierten la tibieza en guía de todos sus movimiento­s.

Quizá, de la misma forma, los tibios por convicción y no por convenienc­ia podrían reivindica­rse más, echar de entre los «suyos» a aquellos que se escudan en una falsa neutralida­d para decir al mismo tiempo so que arre. Decir que a 0º no hace ni frío ni calor es tan engañoso como la indefinici­ón intenciona­da.

Existe un aragonesis­mo ya recogido en el diccionari­o de la RAE que vale la pena recordar, más aún cuando ayer celebramos el Día Internacio­nal de la Lengua Materna. Jacilla. Dícese de «la señal o huella que deja algo en la tierra sobre la que ha estado por algún tiempo». Aun yendo de puntillas uno deja marca en el camino. Aunque se empeñe en no hincar los talones.

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