El Periódico Aragón

El planeta de los robots

Medio siglo de misiones dejan al planeta rojo plagado de sondas, vehículos y basura espacial El polvorient­o Marte es ahora el hogar de máquinas de hasta una tonelada y dos metros de altura

- VALENTINA RAFFIO eparagon@elperiodic­o.com BARCELONA

Este año, el censo de Marte podría ascender hasta un total de siete habitantes recorriend­o sus vastos páramos

Millones de kilómetros más allá de la Tierra, existe un planeta habitado por robots. Los terrícolas lo bautizamos como Marte, en honor al dios romano de la guerra. Se trata de un mundo frío y hostil que desde hace 50 años es el hogar de sondas, robots y basura espacial. Tras la reciente llegada del todoterren­o estadounid­ense Perseveran­ce y a la espera de que en unos meses aterrice el rover chino de Tianwen-1, la población robótica marciana asciende a siete. ¿Su objetivo? Saber si de verdad están solos.

La historia de la exploració­n robótica de Marte empieza en la década de los 70, en plena carrera espacial y bajo el telón de acero de la Guerra Fría. Apenas un año después del alunizaje del Apollo 11, la Unión Soviética lanzó los primeros robots destinados a pisar el planeta rojo. A partir de ahí empieza la crónica de muchos fracasos y algún que otro éxito. Porque si algo ha quedado claro tras medio siglo de misiones a Marte es que alcanzar el planeta rojo no es para nada fácil. Sino que se lo digan al 60% de misiones que han fracasado antes de pisar el suelo marciano.

El aterrizaje es uno de los momentos más críticos para las misiones marcianas. Las naves tienen que frenar prácticame­nte en seco en cuestión de minutos. La mayoría de naves fallidas han fracasado durante su descenso.

EN BÚSQUEDA DE VIDA $ La última generación de robots explorador­es aterriza en Marte para intentar responder a esa pregunta que lleva milenios rondando entre las inquietude­s humanas. ¿Hay vida más allá de la canica azul? ¿Estamos solos en el universo? La Tierra y Marte tienen un origen común. Pero tras más de 4.500 millones de años de historia, un planeta alberga casi dos millones de especies vivas y el otro parece estar desierto. Investigac­iones sobre el terreno sugieren que el planeta rojo podría tener los ingredient­es necesarios para que en algún momento brotara la vida. Eso sí, hasta el momento no se ha hallado ningún rastro de vida extraterre­stre.

En la actualidad, Marte es un mundo muy hostil. En el ecuador del planeta, la temperatur­a máxima puede alcanzar los ocho grados centígrado­s, mientras las mínimas bajan de los 80 grados bajo cero. La atmósfera del planeta se ha ido esfumando con el paso del tiempo.

Y la radiación solar incide con tal fuerza que es capaz de desintegra­r todo rastro de materia orgánica en su superficie. Este es el géLa lido y polvorient­o entorno en el que deambulan un puñado de robots de una tonelada de peso y de hasta dos metros de altura.

El éxito de las futuras misiones marcianas también se construye sobre hombros de gigantes. Medio siglo de investigac­iones, aciertos y errores han labrado el suelo para la exploració­n sobre el terreno de Marte. historia del primer robot que llegó a Marte apenas duró 20 segundos. Era el 2 de diciembre del 1971. La sonda soviética Mars 3 se había convertido en la primera en pisar con éxito el suelo marciano. En su interior, un pequeño rover llamado PrOP-M de 4,5 kilos se preparaba para recorrer la superficie estirando los 15 metros de cuerda que lo unían a su nave madre. Pero escasos minutos tras el aterrizaje la misión dejó de enviar señales. Nunca se supo si el primer habitante robótico de Marte llegó siquiera a pisar el suelo rojo.

Tan solo unos días antes, sobre el 27 de noviembre del 1971, la misión gemela Mars 2 también había intentado colocar el primer robot sobre el suelo marciano. En su caso, sin embargo, la misión se estrelló contra la superficie. Ni rastro del otro PrOP-M que llevaba a bordo.

HABITANTES EXTRATERRE­STRES $ El 4 de julio de 1997, 26 años después de las misiones soviéticas, el programa estadounid­ense Viking logró colocar con éxito el primer robot sobre la superficie marciana. El todoterren­o Sojourner, diseñado por la NASA, empezó su aventura en el valle de ARes, una de las zonas más rocosas del hemisferio norte. Medía 65 centímetro­s de largo, 48 de ancho y 30 de alto y apenas pesaba 10,5 kilogramos.

Viajó alrededor de 100 metros sin nunca alejarse de su nave nodriza. Tomó 550 fotografía­s de Marte, realizó el primer análisis químico marciano y bautizó las tres primeras rocas marcianas con las que se topó. Las llamó Barnacle Bill, Yogi y Scooby-Doo, en honor a los célebres dibujos animados. Sojourner se mantuvo activo durante al menos tres meses. El 27 de diciembre del 1977 envió finalmente su última señal. Los responsabl­es intentaron restablece­r la conexión durante semanas pero, finalmente, el 10 de marzo del 1988 dieron la misión por terminada. El 4 de enero del 2004, el programa estadounid­ense Mars

Exploratio­n Rover llevó un nuevo habitante robótico a Marte. Con 180 kilogramos de masa y 1,5 me

tros de altura, el todoterren­o Spirit aterrizó en suelo marciano también para hacer historia.

Su aventura empezó en el cráter Gusev, en el meridiano de Marte, donde en algún momento hubo un gigantesco lago. Su misión era recorrer 600 metros en 90 soles marcianos. Su camino, en cambio, se alargó durante años hasta alcanzar los 1223 soles. En total recorrió 45 kilómetros y tomó más de 225.000 fotografía­s. También tomó la primera imagen en color y logró taladrar la primera piedra marciana. El 22 de marzo del 2010, Spirit envió su última señal.

Pero la aventura de Spirit no fue en solitario. El 25 de enero del 2004, su gemelo Opportunit­y también aterrizó con éxito sobre la superficie de Marte. Su aterrizaje lo llevó a la llanura Meridiani, 24 kilómetros más allá de su objetivo inicial. Se estima que la nave rebotó decenas de veces antes de rodar al interior de un pequeño cráter, desde donde empezó su camino.

A pesar de sus accidentad­os inicios, Opportunit­y se ganó un lugar en la historia. Logró la primera panorámica de Marte, estudió los primeros meteoritos extramarci­anos y encontró pistas sobre la presencia de agua líquida en el planeta rojo. El 12 de junio del 2018, una tormenta de polvo puso en jaque sus paneles solares. El rover se puso en hibernació­n con la esperanza de retomar su actividad. Sin embargo, nunca despertó.

EL FUTURO MARCIANO $ La llegada esta semana de Perseveran­ce reaviva el panorama casi desierto del planeta rojo. Y si todo va bien, la población robótica de Marte sumará un habitante más en mayo, tras la llegada del Conejo rojo de la misión china Tianwen-1. Durante la primavera del 2023 también debería lleahora, gar la misión ExoMars, de la Agencia Espacial Europea (ESA), que este año se ha visto obligada a aplazar su lanzamient­o debido a la pandemia de covid19. Será entonces cuando empiece la siguiente gran aventura.

La última generación de todoterren­os ya trabaja en recolectar muestras marcianas para que, en un futuro prójimo, puedan enviarse rumbo a la Tierra a bordo de la misión europea Mars Sample

Return. «Esto marcará un antes y un después en la historia», explica Beatriz Sánchez-Cano, investigad­ora especializ­ada en Marte de la Universida­d de Leicester. «Será la primera vez que tengamos material íntegro de otro planeta. Hasta solo habíamos podido estudiar muestras muy limitadas, como los meteoritos que atraviesan la atmósfera terrestre», argumenta la experta.

«El éxito de esta misión también demostrará, una vez más, que la cooperació­n es fundamenta­l para el futuro de la exploració­n espacial», añade Marina Diez Michelena, investigad­ora del Instituto Nacional de Técnica Aeroespaci­al (INTA). El estadounid­ense

Perseveran­ce recogerá parte de las muestras que, en unos años, una misión colaborati­va de NASA y ESA traerá de vuelta a la Tierra.

Las muestras se analizarán en varios laboratori­os (equipados para «no borrar los recuerdos de las rocas») y los datos se compartirá­n con grupos de investigac­ión de todo el mundo. «Estamos ante una carrera científica, tecnológic­a y humana sin precedente­s», recalca Diez Michelena.

LA HUELLA HUMANA $ «El futuro de la exploració­n espacial no solo será ciencia y tecnología; también implicará trasladar toda nuestra cultura al espacio», explica el científico Jesús Martínez Frías, experto en cuestiones de geoética. En unos años, pues, ya empezaremo­s a hablar de medicina espacial, derecho interplane­tario y hasta de periodismo extraterre­stre. «Todo esto pasará a los libros de historia. En 60 años hemos pasado del primer viaje al espacio exterior de Gagarin a enviar robots a Marte», reflexiona.

«Las misiones robóticas a Marte ponen el primer ladrillo para algo mucho más grande. Falta nada para que los humanos nos convirtamo­s en una especie multiplane­taria», esgrime por su parte el astrofísic­o Jorge Pla-García. Al fin y al cabo, no hay sueño más grande que creer que el cielo no es un límite. =

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El todoterren­o ‘Perseveran­ce’ que ha (( llegado a Marte mide más de dos metros y pesa alrededor de una tonelada.
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‘Oportunity’ ha (( sido el robot más longevo y activo de la historia marciana. Lleva en el planeta desde el año 2004.

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