Autopista hacia la fuga
El Zaragoza busca dar un gran paso para la salvación con su quinta victoria seguida en casa
Podía parecer una quimera hace poco más de dos meses, cuando el Real Zaragoza confirmó, tras la derrota en Gijón, la apuesta de Miguel Torrecilla en Juan Ignacio Martínez para tratar de abandonar el abismo donde el equipo estaba metido de lleno. Penúltimo, a cuatro puntos de la salvación, hundido anímicamente y con una crisis deportiva e institucional latente. Siete jornadas después, catorce puntos de por medio sellados, el Zaragoza recibe al Alcorcón, un rival directo, con la posibilidad de poner cinco puntos de renta sobre el descenso. Es decir, casi dos partidos de renta. La vida le ha cambiado al Zaragoza con JIM. Tanto le ha girado que esta noche tiene la oportunidad de poner una autopista rumbo a su fuga hacia la salvación.
Esa ocasión, brindada por el duelo ante un Alcorcón en descenso y a cuatro puntos, viene en bandeja por las derrotas del Sabadell, el Cartagena y el Albacete el sábado, además de la del Castellón de ayer. El Zaragoza ya ha respirado gracias a su recuperación tras la llegada de JIM, pero ahora tiene la oportunidad de recibir una bocanada de tranquilidad, dando un paso de gigante. No definitivo, claro, porque si gana al Alcorcón aún restarán 16 citas ligueras por delante y todavía habrá que remar mucho por la permanencia, pero sí vital, un salvoconducto tremendo para sellar una permanencia que llegó a tornarse casi en quimera cuando los nubarrones eran inmensos en la primera vuelta.
Para dar ese paso, el Zaragoza puede aferrarse además a su recuperada solvencia en La Romareda, brutal sumidero tras el parón por la pandemia que se llevó por delante las opciones de ascenso el curso pasado y que se mantuvo en el comienzo del actual. Sin embargo, ahora el equipo suma cuatro triunfos seguidos en casa, el primero con Iván y los tres últimos con JIM, sin encajar goles y a solo uno de un repóker que en este siglo solo ha tenido cuatro precedentes, el último de ellos en la 1718. Hasta ahí llega el brutal cambio del Zaragoza con JIM.
Por si fuera poco, las dos salidas consecutivas, con victoria en Málaga y empate en Sabadell, han transformado la terrible dinámica viajera y han reforzado la confianza de un grupo que es otro y que cree firmemente en lo que hace, lo que no pasaba en los oscuros tiempos pretéritos. Para la cita, JIM recupera, además, a Cristian Álvarez tras dos partidos lesionado y podrá disponer, con esa novedad, de la alineación de gala, con el equipo A que todo el zaragocismo tiene en mente ahora mismo.
Porque no se esperan más cambios en ese once, en el que Vigaray
es otro en el lateral derecho y Jair y Frances forman una muralla, donde James ha entrado para mejorar el nivel de Eguaras y Francho en ese 4-1-4-1 y con Bermejo y Narváez acostados en las alas para dejar la punta de ataque a Álex Alegría, que supone intangibles arriba, pero que necesita aportar sustancia, es decir goles. Sanabria, tocado en el gemelo, Zanimacchia, castigado, y Javi Ros son las bajas.
Enfrente, un Alcorcón al que el Zaragoza batió en la primera vuelta por la alineación indebida de más de cuatro fichas no profesionales, pero que le suele dar dolores de cabeza al equipo blanquillo. Por ejemplo, tras la pandemia, en junio, le avisó que no iba a subir y después del parón navideño le apeó de la Copa. Con Anquela, el equipo alfarero ha mejorado en espíritu y capacidad combativa, aunque ese cambio no ha tenido la regularidad suficiente para permitirle salir del pozo, pero sí para darle esperanzas de salvación.
LA PASIÓN DE ANQUELA $ Gual, de muy gris pasado por La Romareda, amenaza a su exequipo y refuerzos de enero como los de Xisco, Ojeda y Nwakali le han dado otro poso a un rival que dejará el balón y el fútbol para el Zaragoza y que buscará la contra y la estrategia, con Hugo Fraile de lanzador. No es un enemigo sencillo este Alcorcón, pero el Zaragoza anda en la cresta de la ola y ganar este partido supone un paso de gigante, igual que perderlo sería un traspié de órdago que impediría coger esa autopista que el equipo de JIM tiene delante de sus ojos, a tiro de una victoria que permita tomarla y empezar a sacar el pañuelo para despedirse de la agonía del descenso.