Pelé, el revolucionario (sobre el césped) anota en Netflix
La plataforma emite hoy un documental sobre el astro brasileño
Hizo publicidad de ordenadores y Viagra, vendió diamantes fabricados a partir de mechones de su propio pelo, y desde que colgó las botas hace 44 años ha dado luz verde a numerosos libros y películas dedicados a loar su figura. Pero, pese a ser un experto de la autopromoción, Pelé necesita una campaña de imagen. Cuanto más tiempo pasa y van surgiendo más candidatos al título de mejor futbolista del mundo, los espectaculares logros del brasileño, que cumplió 80 años en octubre, corren peligro de quedar escorados en la conciencia colectiva.
Para ayudar a evitarlo, hoy llega a Netflix el documental Pelé, que repasa vida y milagros de Edson Arantes do Nascimento desde que trabajó como limpiabotas cuando era niño hasta que se retiró convertido en leyenda viva, y que presta especial atención a las tres Copas del Mundo que ganó –en 1958, 1962 y 1970– mientras redefinía la manera de jugar al fútbol de élite.
Aunque la mayoría de las imágenes de archivo incluidas resulrías tarán familiares incluso a los aficionados al fútbol menos acérrimos, al aparecer debidamente contextualizadas dejan especialmente claro qué revolucionario fue Pelé con el balón en los pies, y cuánta sangre fría demostró al hacer en plena competición virgueque cualquier otro jugador en su sano juicio solo intentaría en una pachanga.
Habrá quien eche en falta que los directores Ben Nicholas y David Tryhorn no exploren asuntos jugosos como las amenazas de secuestro y asesinato de las que Pelé fue objeto, o su agitadísima vida sentimental. A cambio, el documental resulta especialmente intrigante cuando aborda la buena relación que su protagonista siempre mantuvo con la dictadura militar instaurada en su país en 1964, que muchos entendieron como una forma de legitimación.
DICTADURA / Por otra parte, ¿qué podía haber hecho? En aquella época, el boxeador Muhammad Ali fue arrestado y despojado de su título por negarse a ir a Vietnam, y los atletas Tommy Smith y John Carlos fueron suspendidos por levantar el puño en el podio durante los Juegos Olímpicos de México (1968) en señal de protesta contra el racismo en EEUU. Si incluso hoy los deportistas sufren castigos por expresar opiniones políticas, ¿qué suerte habría corrido Pelé frente a un régimen sangriento? «Ayudé más a mi país como futbolista de lo que lo habría hecho como político», se defiende.
Contemplando una vez más las imágenes del Mundial de 1970, se hace difícil discrepar de que la selección brasileña llevó al fútbol a su cota máxima de técnica y belleza.