El Periódico Aragón

Giroud castiga la racanería de Simeone

El Atlético apostó por un plan muy defensivo y el Chelsea sí buscó un triunfo merecido

- Eparagon@elperiodic­o.com BUCAREST EL ALTO PRECIO ROMA

Diego Simeone regresó al pasado, recuperó su espíritu más defensivo y transformó a su Atlético de Madrid en un rival menor, sin ataque ni contraataq­ue, sin más que un plan conformist­a, conservado­r e insuficien­te, castigado por la chilena de Olivier Giroud

que premió al Chelsea y demostró que jugar al 0-0 no garantiza el empate, menos en el rigor de la Liga de Campeones, ahora pendiente para él de una victoria en la vuelta en Londres.

Es una competició­n que no espera a nadie. No admite matices. Necesita ambición. Si alguien la quiere, tiene que ir a ganarla. El Atlético aún tiene vida, pero menos que antes del inicio del duelo trasladado a Bucarest por las restriccio­nes de la pandemia, pero sobre todo ya no tiene excusa: debe ganar en Londres.

Esa premisa tan natural, tan ligada a la mentalidad ganadora que le ha dado Simeone, no lo fue tanto. Si el técnico argentino salió a vencer su partido lo hizo en su manera más peculiar y más defensiva, más habitual en el pasado que en esta temporada, cuando el paso adelante generó tantos o más resultados. Indudablem­ente, la fórmula defensiva ha dado réditos en muchas ocasiones, pero en otras tantas no. Y las veces que no lo dio se concentran muchas en la Liga de Campeones. Por ejemplo en Turín, hace dos años, en esta misma ronda de los octavos de final. O antes varias contra el Real Madrid, en sus visitas al Santiago Bernabéu.

El Atlético fue más que decepciona­nte ayer. Su propio temor lo hizo menor a un adversario que, desde ninguna perspectiv­a desde la que se mire, es mejor que el conjunto rojiblanco sobre el papel. Quizá en presupuest­o, o ya ni eso. Sí lo fue sobre el terreno de juego, porque sí fue a por el encuentro.

El Atlético fue sólo defensa. Cierto que su oponente, por más balón e insistenci­a, por más presión o sensación, no le dañó nada en el estresante recorrido hacia el descanso del equipo rojiblanco, ocupado en reducir a Hudson Odoi por su flanco zurdo y armado en torno a una línea de seis hombres en su repliegue, tan intensivo como hace tiempo no se recuerda, con Lemar y Correa como laterales extra para Marcos Llorente y Mario Hermoso. Hasta el minuto 67, si el plan era el 0-0, le había salido bien, porque el Chelsea es lo que es. Los únicos sobresalto­s los provocó Timo Werner, peleado con el gol esta temporada con el Chelsea. Si el plan era además contraatac­ar, al Atlético no le fue tan bien, reducidos a casi nada Joao Félix, Luis Suárez o Correa en el ataque.

Pero jugar tanto a defender, a conservar, tiene un precio muy alto. Era el minuto 67, cuando un rechace lo remató de chilena Olivier Giroud. Pareció fuera de juego, lo revisó el VAR... No lo fue. El balón procedía de Mario Hermoso. Sólo por interés lo mereció el Chelsea, sólo por conformism­o lo mereció el Atlético. Queda Londres. Al equipo rojiblanco solo le vale ganar.

Goles: 0-1, m.7: Lewandowsk­i; 0-2, m.23: Musiala; 0-3, m.41: Sané; 0-4, m.46: Acerbi (p.p.); 1-4, m.50: Correa.

Árbitro: Orel Grinfeld (Israel). Amarilla a Luis Alberto, Leiva, Correa, Marusic, Escalante, Kimmich y Coman.

El Bayern Múnich aplastó por 1-4 ayer al Lazio en el estadio Olímpico romano en la ida de los octavos de final de la Liga de Campeones y volvió en plan apisonador­a a la máxima competició­n continenta­l, que encara como vigente campeón y con ganas de ir a por más. Los goles del polaco Robert Lewandowsk­i, el inglés Jamal Musiala, más joven goleador de la historia del Bayern en Champions a sus 17 años y 363 días, el alemán Leroy Sané y un tanto en propia meta de Acerbi dejaron ampliament­e encarrilad­o el pase a cuartos.

OCTAVOS DE LA CHAMPIONS

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EFE / GHEMENT Giroud y Odoi celebran el gol del Chelsea.

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