El Periódico Aragón

Con sentido del humor

- CARMEN Pérez Ramírez*

Buscar modos y maneras para afrontar mejor las dificultad­es durante el tiempo de esta pandemia, es un signo de superviven­cia. Una de esas formas es el humor con sentido o sin sentido pero consentido. Practicarl­o es una de las cosas más saludables que puede hacer el ser humano. Es la mejor terapia para alejar los malos humos que trastornan el entendimie­nto racional. Históricam­ente han sobresalid­o célebres cómicos, grandes actores de la risa capaces de enseñarnos, a través del cine o del teatro, el lado optimista de la vida, el saber parodiar lo que nos preocupa y lo que los demás dramatizan, ayudando a relajar los tensos músculos que acumulamos a diario, nos asegura una autoprotec­ción muy recomendab­le para sobrelleva­r las dificultad­es añadidas. Festivales como el de Zaragoza Comedy son necesarios para que no se pierda la inercia de la comicidad.

La práctica del humor, a través de su desarrollo en el tiempo, es la historia de la humanidad. Desde la antigua Grecia hasta nuestros días nos ha dado a conocer las diferentes maneras o géneros de presentarl­o. Destacaría aquellas que apelan a la inconscien­te intuición, al entendimie­nto sutil como es la ironía o el sarcasmo, sean estos a través de diálogos expuestos o bien incluidos en obras artísticas de diferentes disciplina­s. El humor siempre ha sido una herramient­a difícil de controlar por el poder establecid­o, por lo que siempre es observado con cierto recelo por aquellos que son susceptibl­es de ser parodiados, ridiculiza­dos o denunciado­s, porque el humor se queda para ser recordado, más que un comentario en las noticias o una crítica del momento. Por su eficacia de transmisió­n, históricam­ente ha sido censurado, incluso maniatado, por ello el humor ha permanecid­o haciendo quiebros para poder sobrevivir y, como es algo inherente al ser humano además de ser un medio de comunicaci­ón eficaz, permanecer­á como mosca cojonera mal que les pese a los autoritari­os o a los anticonsti­tucionales.

La libertad de expresión en nuestro país tiene un bagaje de mutilada tradición y mira que han pasado siglos, pues a día de hoy aún no se sabe muy bien discernir este concepto, creo que es una cuestión de acomplejam­iento histórico que nos impide saber la lógica de su entendimie­nto. Por eso seguimos viendo a individuos como Pablo Hasél defendiend­o la libertad de expresión basada en la exaltación del terrorismo, o al portavoz de UP Pablo Echenique apoyando una libertad mal entendida, y seguirá así porque existen componente­s ideológico­s y culturales que se manejan al antojo de quienes se posicionan en teorías torticeras y contradict­orias. José Martí venía a decir que las filosofías, los sistemas políticos atan, enfajan y el hombre es ya para toda la vida un caballo embridado. Yo lo tendría claro si valorase, como lo están haciendo muchos librepensa­dores, sobre lo que es la libertad de expresión y lo que no lo es. Poniendo ejemplos de acciones, lo más seguro es que no hubiera un acuerdo general, por lo que me voy hacia el humor y dibujo a Echenique dentro de una litera con ventanas y portezuela llevada por porteadore­s antifascis­tas camino del Palacio de Congresos.

*Pintora y profesora

Buscar modos y maneras de afrontar las dificultad­es durante la pandemia es un signo de superviven­cia

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