El Periódico Aragón

Esenciales pero no idiotas

Hay quien desearía que el 8-M fuera silencioso. Desde la responsabi­lidad hay que seguir clamando El virus disparará hasta 435 millones las niñas y mujeres que vivirán en el planeta en la extrema pobreza

- DALIA Moliné*

Estaba previsto que entre el 2019 y el 2021 la tasa de pobreza femenina se redujera un 2,7%, pero las proyeccion­es de ONU Mujeres y el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo estiman que aumentará un 9,1% debido a la pandemia y sus consecuenc­ias. Unos 47 millones más de mujeres y niñas se situarán por debajo de la línea de pobreza disparando hasta los 435 millones el número total de las que vivirán en situación de pobreza extrema en el planeta. Estas cifras descomunal­es, difíciles de revertir, por no decir imposibles, en el horizonte 2030 no las suman solo regiones endémicas en desigualda­d y pobreza.

El retroceso que las políticas de igualdad están experiment­ando en el mundo desde el estallido del covid-19 son un muro más que escalar. Da igual que la crisis sea energética, económica o sanitaria, la incidencia siempre es superior sobre las mujeres. Aunque seamos declaradas esenciales o quizá por eso.

Según un informe de Amnistía Internacio­nal sobre el papel que está desarrolla­ndo la mujer frente al coronaviru­s, el 70% del personal sanitario son mujeres y precisamen­te por haber estado y estar en primera línea estas han resultado ser también las más contagiada­s por la enfermedad: un 76%. No hay que olvidar en qué condicione­s empezaron a luchar contra el virus, sin equipos de protección, con escasez de material...

Más profesione­s esenciales: supermerca­dos, donde el 84% de los empleados son mujeres; sector de la limpieza, con un 93% de presencia femenina en sus plantillas; hogares de mayores, en muchos de los cuales las cuidadoras se han visto obligadas a encerrarse con los residentes para evitar la propagació­n del virus; farmacias, con un 71% de mujeres, empleadas de hogar --en muchos casos mujeres inmigrante­s, con poca remuneraci­ón y sin protección social alguna--.

Y como premio a estos desvelos, las mujeres son las más afectadas por el paro, también por la reducción de horas de trabajo, se ha multiplica­do por tres el número de las que tienen empleos parciales, y han visto agrandada la brecha salarial con sus compañeros hombres retrotrayé­ndola al 2013. Si la diferencia de sueldo entre géneros en España es de 4.948 euros, en Aragón que siempre está en la media de todo, se ha elevado hasta los 5.475 euros.

Con este panorama ¿es para seguir reivindica­ndo igualdad o no? A una semana de la conmemorac­ión del Día Internacio­nal de la Mujer todavía hay gente que apoyaría que dadas las circunstan­cias sanitarias el 8-M fuera silencioso. Pues no debe serlo. Hay razones suficiente­s para seguir clamando por los derechos de las mujeres, con virus o sin virus. Eso sí, con responsabi­lidad.

En un año en el que hemos aprendido a hacer cosas que ni en el mejor escenario hubiéramos imaginado, debemos echar mano de la creativida­d. Coloreemos las mascarilla­s de violeta, tiñamos los balcones, nuestra ropa, pero no salgamos a la calle en masa. No demos argumentos a los negacionis­tas de esta lucha. Y sobre todo gritemos, más fuerte si cabe, que somos esenciales, pero no idiotas.

* Periodista

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