Merkel da marcha atrás y retira el cierre por Pascua
Miembros de su propio partido, que cae en las encuestas, critican las medidas Páginas 25 y 26
«Este error es única y solamente mío». Con estas palabras anunció la cancillera alemana, Angela Merkel, ayer el freno a las medidas restrictivas adicionales previstas para los primeros cinco días de abril que el Gobierno federal y los estados federados pactaron y anunciaron hacía menos de 48 horas. Con ellas pretendían paralizar casi por completo el país los días festivos de Semana Santa. «Sé que el proceso generó una inseguridad adicional y pido disculpas a la ciudadanía», añadió.
Las autoridades alemanas paralizan así una parte del paquete de medidas que Merkel calificó como «freno de emergencia» y que consideraban fundamental para cortar las cadenas de contagio. El Gobierno federal argumenta que la actual mutación del coronavirus, mayoritaria en Alemania, es más agresiva y contagiosa, y que sin medidas adicionales el sistema sanitario colapsará en pocas semanas. Una parte de ese «freno de emergencia» queda levantado; el resto de medidas se mantienen.
La sorprendente decisión de Merkel, anunciada en una breve comparecencia de prensa en la que no aceptó preguntas, viene precedida por una ola de críticas – algunas procedentes de las propias filas de la unión conservadora CDU-CSU– a la forma y el fondo del último paquete de medidas: además de las críticas de la oposición de la ultraderecha de AfD y de los liberal-conservadores de
FDP, algunos parlamentarios democristianos atacaron a Merkel en las redes sociales.
Las críticas también llegaron de asociaciones de comerciantes, que consideraban que el cierre casi total de los establecimientos entre los días 1 y 5 de abril era contraproducente porque habría provocado aglomeraciones los días previos en supermercados y las tiendas que todavía están abiertas. La ejecución del cierre casi total también generaba dudas legales en el Gobierno federal alemán.
Más allá de las cuestiones legales y de los problemas de la aplicación de las restricciones adicionales, la decisión de Merkel tiene una lectura política: la CDU no deja de descender en las encuestas de intención de voto, en las que ya se encuentra claramente por debajo del 30%. Una reciente proyección electoral del instituto Forsa incluso coloca a los democristianos en el 26%, a solo 4 puntos de Los Verdes.
El nuevo presidente de la CDU, Armin Laschet, ha sido una de las voces críticas con la gestión de la pandemia encabezada por Merkel. El perdón público de la cancillera puede ser interpretado como un intento de proteger a la figura política democristiana considerada como continuista de su herencia política y que aspira a presentar una candidatura a la cancillería. El vaivén en las decisiones para frenar la pandemia y en su comunicación, sumado a la lenta campaña de vacunación amenaza a los democristianos, que apuntan a obtener su peor resultado electoral de la historia en septiembre.