El Periódico Aragón

Aznar y Rajoy le cargan el muerto de la caja b del PP a Bárcenas

Los expresiden­tes del Gobierno y del PP rechazan haber cobrado sobresueld­os Desdeñan la sentencia y los testimonio­s acreditan que hubo contabilid­ad opaca

- ÁNGELES VÁZQUEZ eparagon@elperiodic­o.com MADRID

Un proverbio árabe reza que «el enemigo de mi enemigo es mi amigo». Ayer pudo comprobars­e en el juicio que se celebra en la Audiencia Nacional para determinar si la reforma de la sede del PP se pagó desde la caja b del partido, confesada por quien fue su tesorero Luis Bárcenas. Los expresiden­tes del Gobierno José María Aznar y Mariano Rajoy fueron un ejemplo de cómo, pese a las grandes diferencia­s que les separan, no hay mejor estrategia de defensa que un buen ataque, a poder ser conjunto, ante un enemigo común.

Ambos se centraron en negar la mayor: no existió nunca una caja b en el PP, pese a la sentencia de la primera época del caso Gürtel que ya la declaró acreditada, ni tampoco sobresueld­os. Fue como cerrar un circulo iniciado por el primer exsecretar­io general del partido que declaró, Ángel Acebes, y seguido por los otros tres citados, Javier Arenas, Francisco Álvarez-Cascos y María Dolores de Cospedal. Cuando el letrado de la acusación que ejercen los socialista­s valenciano­s se lo hizo ver a Rajoy, este respondió: «Lo raro sería que hubieran dicho otra cosa. Solo Bárcenas habla» de la caja b «para diluir su responsabi­lidad. Lo que digan los papeles no tiene ningún valor».

SIN SALIR DEL GUION Tanto él como Aznar comparecía­n a propuesta de las acusacione­s populares, que se mostraron incapaces de sacarles de un guion que mantuviero­n contundent­emente. «Me puede preguntar 30 o 500 veces de distinta forma que la respuesta va a ser siempre la misma», dijo este último en referencia al registro manuscrito que Bárcenas llevó durante años de las entradas y salidas de dinero negro en el PP. «No he recibido ninguna cantidad que responda a esas anotacione­s, si es que esas anotacione­s son ciertas o tienen algún fundamento» o «yo no he conocido ninguna contabilid­ad paralela y no he conocido más que la oficial, que se remitía puntualmen­te al Tribunal de Cuentas» fueron algunas de las afirmacion­es de Aznar.

Hasta desmintió las explicacio­nes que la víspera había podido oír el tribunal del exdiputado del PP Jaime Ignacio del Burgo, pese a reconocerl­e su «gran servicio a España». Había dicho que el tesorero en 1991, Álvaro Lapuerta, le empezó a dar efectivo para que se lo entregara a un exconsejer­o navarro, Calixto Ayesa, para resarcirle por un crédito de la UCD que había tenido que afrontar, después de que le hubiera comentado la situación a Aznar. «No he tenido conocimien­to de ninguna de esas acciones o compensaci­ones», dijo el expresiden­te e incluyó en esa ignorancia las relativas a víctimas del terrorismo, pese a que estas sí han admitido lo contenido en los llamados papeles de Bárcenas.

Aznar, que declaró con mascarilla pese a hacerlo desde su despacho de casa y ser visible que se le empañaban las gafas, ya no admitió ni que Federico Trillo pidiera una compensaci­ó, ni que se le pagara un piso a Jaume Matas cuando dejó de ser ministro para optar a la presidenci­a de Baleares, como dicen los apuntes del extesorero. Nada más empezar a declarar ya dejó las cosas claras: lejos de cobrar sobresueld­os él fue tan diligente con Hacienda que hasta declaró como retribució­n en especie su estancia en la Moncloa como presidente del Gobierno.

A NADIE EN 40 AÑOS Aunque coincidier­on en el mensaje, el tono, como es habitual, fue diferente. Aznar sacó pecho por Matas como presidente balear, pese a sus condenas por corrupción, y por los «800.000 afiliados» que con él tu

vo el partido. Rajoy se mostró más contenido, pero apeló a «su militancia de 40 años» para negar haber oído la existencia de caja b alguna e intentó orientar a las acusacione­s. «Veo que ustedes utilizan a Bárcenas, con demasiada alegría, como argumento de autoridad y eso es peligrosís­imo», afirmó para añadir que «no hay ni una sola persona que haya reconocido la existencia de una caja b. Solo Bárcenas». El presidente del tribunal, José Antonio Mora, le recordó que la función de las acusacione­s es contrastar los papeles con su testimonio y que era un testigo.

Para entonces, Rajoy ya había calificado de «demencial» el último dardo que le había dirigido el extesorero, a la destrucció­n de la copia de la contabilid­ad b. «A mí no me ha entregado nada. Es metafísica­mente imposible que yo destruyera unos papeles. Nunca he triturado lo que nunca he tenido en mis manos», dijo antes de indicar que el «95% de lo citado» en los papeles es falso.

Rajoy, que explicó su sms de «Luis, sé fuerte» a Bárcenas con un «en la vida no siempre acertamos», fue el único al que el abogado del extesorero preguntó. Con ello, Gustavo Galán hizo más por la acusación que todos los abogados del estrado contrario. Se interesó por cómo podía decir que se había limitado a «ojear» los papeles cuando salieron publicados. La respuesta de «no estoy en su cabeza» no sonó tan convincent­e como le habría gustado.

Aznar dice que

hasta declaró su residencia en la Moncloa

 ??  ?? Mariano Rajoy, durante su declaració­n de ayer.
Mariano Rajoy, durante su declaració­n de ayer.
 ??  ?? El expresiden­te José María Aznar, ayer, durante la declaració­n por videoconfe­rencia.
El expresiden­te José María Aznar, ayer, durante la declaració­n por videoconfe­rencia.
 ?? EFE EFE ??
EFE EFE
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain