El partido contra el Logroñés, en el aire por el positivo del Pichu Atienza
La plantilla deberá pasar antes una PCR
Como lleva con finales de noviembre, cuando la caída se hizo acusada, suena a retórico calificar la de Las Gaunas de hoy (21.00 horas) ante la UD Logroñés con ese mismo apelativo, pero lo cierto es que el Real Zaragoza, convulsionado ayer tras el positivo por covid-19 del lesionado Pichu Atienza, en este duelo y también en la visita del jueves del Cartagena dirime un porcentaje muy alto de sus posibilidades de permanencia, o al menos de poder pasar un fin de curso más tranquilo y que la angustia no sea la compañera cuando el tramo del calendario se empine por los rivales en la recta final. El conjunto riojano, en plena crisis de resultados, es un rival directo por la salvación, como después lo será el Efesé, y superarle hará abrir brecha con el descenso, mucho más después de que el Castellón perdiera y el Alcorcón empatara ayer.
La victoria en Las Gaunas, un campo que en Liga no visita el Zaragoza desde la 96-97 y ante otro Logroñés entonces, podría dejar en el mejor de los casos 6 puntos de renta sobre el descenso, una brecha considerable y restarían 11 partidos y 33 puntos. La ocasión es, pues, enorme y el Zaragoza no debe volver a fallar como ya hizo ante el Alcorcón, cuando podía ponerse con cinco puntos de renta y tropezó en La Romareda para volver a sembrar las dudas que aumentaron ante el Oviedo y que las victorias ante el Tenerife y el Mirandés han hecho disminuir por mucho que en medio se coló el tropiezo en Vallecas con aquella dolorosa remontada. El Zaragoza, con JIM, ha sumado 20 puntos de 36, pero ha firmado la mayoría de en casa, hasta 15, ya que la maleta viajera, mejorada con respecto a la que firmaron Baraja o Iván, sigue siendo muy escasa. O más bien terrorífica, porque el Zaragoza es el peor visitante de la Liga, con 8 puntos de 45, aunque 5 de ellos los ha logrado el alicantino.
Logroño es un feudo propicio para mejorar esa estadística, sin duda, y para dar un paso decisivo hacia la salvación, completándolo el jueves ante el Cartagena. Pero lo primero es lo primero y toca ganar en un hogar en el que el rival acumula tres derrotas consecutivas. El momento de los dos equipos, de crecida el del Zaragoza tras ganar con más pragmatismo que fútbol al Mirandés, y de claro descenso el del Logroñés, que lleva 10 jornadas sin vencer, señala a los de JIM como favoritos, pero mal harían los zaragocistas en fiarse porque ya han dejado claro muchas veces que no les sobra nada y que un ápice de confianza se traduce en un sonoro bofetón.
Recupera JIM a Francés, tras cumplir sanción, y en ese retorno tiene una de las dudas, después de que Peybernes cumpliera ante el Mirandés y hasta marcara de rebote. El buen nivel del canterano y el sentido de la justicia señalan a ese retorno al eje junto a Jair para que
Pey guarde turno en el banquillo, porque la defensa con tres centrales está por ahora descartada.
El otro dilema está en el medio. JIM no le dio sitio a Francho ante el Mirandés tras superar el covid, pero hoy apunta a titular junto a un Eguaras indiscutible para el técnico y un Zapater no menos indiscutible ahora por méritos propios, lo que significaría retomar un 4-1-4-1 y un trivote en el medio que dio buenos resultados en Málaga o en Sabadell, entonces con James, ahora lesionado, como integrante en lugar del ejeano.
Si el técnico apuesta por poblar la medular y tener más control en el medio, Pep Chavarría o Nieto, que ha arrastrado alguna molestia, se caen del once, con más posibilidades para el catalán, de discreto rendimiento en la banda. Además, Juanjo Narváez volvería a la izquierda, lo que implica menos llegada, aunque Francho sí aporta más en ese sentido.
Enfrente está un Logroñés, recién ascendido, con muchas bajas, como Bogusz, Gorka, Errasti, Dani Pacheco, Sierra, Santamaría o el zaragocista Clemente, lesionado y que no habría jugado por la
cláusula del miedo. No toca el descenso aún por aquella racha de hasta 6 partidos con victoria, pero lleva 4 puntos y solo dos goles en 10 citas, con un estado depresivo y con su técnico, Sergio Rodríguez, sujetado por el presidente, pero no por los resultados.