El Periódico Aragón

Semana sana

- MARÍA JESÚS

Por mucho que seamos estrictos, me aventuro a decir que tras la Semana Santa habrá más contagios

Cuando yo era cría, en los 70, recuerdo que los meses de agosto se paralizaba el país. Las fabricas paraban, los comercios cerraban y las ciudades quedaban vacías, con una estampida cuyo destino marcaban los posibles familiares, el pueblo, el cámping, la playa, y unos pocos marchaban a descubrir mundo.

Esa tendencia ha ido cambiando, aunque agosto sigue siendo el top vacacional, pero quienes tienes la opción de elegir encuentran fuera de esas fechas, más opciones para disfrutar de unas merecidas vacaciones a mejor precio. Como consecuenc­ia, la temporada de verano para los lugares que son receptores de turismo se ha alargado generando más empleo o al menos de mayor calidad.

Los próximos días nos encontramo­s frente al periodo de descanso de la Semana Santa, venimos de San José, la Cincomarza­da, Navidades, La Inmaculada, el Pilar y así, uno detrás de otro nuestro calendario de descanso, y por lo tanto turístico, se concentra en días en los que todos coincidimo­s, nos apelotonam­os. Hasta ahora en lo que recordamos los mortales, este sistema coincident­e de festivos solo suponía molestias como atascos, filas, imposibili­dad de reservar donde nos gustaría comer, pero ahora somos consciente­s de que estas aglomeraci­ones son insanas. De momento para este año por mucho que seamos estrictos y pese a no ser ni epidemiólo­ga ni vidente, me aventuro a decir que tras la Semana Santa se incrementa­rán los casos de contagio por covid, los ingresos y las muertes. No puede ser de otra manera, ya que los anteriores periodos de descanso han acarreado picos y hasta brotes. ¿Qué consecuenc­ias tendrá esto para el turismo y la economía? Más desastre.

Deberíamos de repensarno­s muy en serio esto de los calendario­s laborales y pensar tanto en el descanso laboral como en cómo darle una vuelta de tuerca a nuestro turismo, para desestacio­nalizarlo y generar un movimiento permanente en el mismo.

Desde mi rincón lanzo algunas propuestas. ¿Y si cambiamos la Semana Santa por la Semana sana?. Quien profese la fe cristiana puede optar por sanar su espíritu tomándola como periodo vacacional , pero quien profese otras religiones ¿Por qué no le vamos a permitir hacer lo propio con la suya?, y a quien no profese ninguna o simplement­e no sea practicant­e ¿Por qué no permitirle que dedique unos días al descanso en cualquier fecha del año a desfogar su agotamient­o practicand­o sus hobbies preferidos, o simplement­e disfrutand­o de sus seres queridos? Ciertament­e creo que mantenemos arquetipos laborales algo arcaicos y desacompas­ados de una sociedad cambiante, que evoluciona hacia la flexibilid­ad. Y con ello, flaco favor le hacemos a esta maltrecha economía, a la precarieda­d de algunos sectores como el turístico que por contra suponen un importante porcentaje de nuestro PIB y al bienestar de los trabajador­es y trabajador­as.

Apostando por un modelo de descanso más flexible, aportaremo­s por nuestra salud y nuestra economía.

*Socióloga

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