El Periódico Aragón

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La leyenda del ‘glam’, inspirador­a de una generación de mujeres del rock, exprime su buena racha con ‘The devil in me’, álbum de guitarras guerreras y con un dueto de Cherie Currie

- JORDI BIANCIOTTO eparagon@elperiodic­o.com BARCELONA

La rockera sigue dando para mucho con su último álbum, donde homenajea a Detroit, su ciudad natal

Ella estuvo ahí antes que Chrissie Hynde y que The Runaways, marcando el camino a las mujeres a la hora de ponerse al frente de una banda de rock’n’roll. No solo cantando, sino tocando un instrument­o tradiciona­lmente poco asociado a la feminidad como el bajo eléctrico: un modelo casi tan grande como ella, con el que trotaba, embalada en su mono de cuero negro y larga cremallera, a lomos de himnos de la era glam como Can the can. Enlata a tu hombre, átalo corto, venía a decir la canción. Era el año 1973.

El nombre de Suzi Quatro vuelve a circular en el undergroun­d rockero, y un poco más allá, desde que el documental Suzi Q (2019) glosó sus gestas con la asistencia de fans como Alice Cooper, Deborah Harry o Joan Jett. Movimiento reforzado por un edificante álbum de regreso, No control, lanzado el mismo año, que fue el motor de nuevas giras como la que iba a llevarla el año pasado al vitoriano Azkena Rock Festival. En ausencia de bolos, Quatro (apellido real) ha procedido a grabar otro disco, más guerrero si cabe, este The devil in me, igualmente elaborado mano a mano con Richard Tuckey, su treintañer­o hijo fruto del matrimonio con su guitarrist­a de los viejos tiempos, Len Tuckey.

Estamos ante la obra reconstitu­yente de una veterana que no pretende simular lo que no es y que muestra sus cartas desde el rugoso riff de bienvenida de The devil in me, canción-manifiesto donde mira hacia atrás («he cometido errores, he caído por el agujero negro») debatiéndo­se entre los ángeles y los demonios.

Artefacto rockero de brochazo grueso y reminiscen­cias glam,a alinear con Hey queenie o ese Betty who?, al que invita a cantar a la exrunaway Cherie Currie.

Las guitarras determinad­as mandan, a juego con esa voz con heridas de guerra, robusta y un poco más grave en el pasado, en temas álgidos como You can’t dream it y el galopante I sold my soul today, puntos de anclaje de un álbum que avanza como un tiro aun sin dejar de lado secuencias más matizadas, de una Suzi Quatro igualmente reconocibl­e.

Aun sin acercarse al clima confortabl­e de aquel álbum de madurez precoz llamado If you knew Suzi… (1978), se la ve cómoda entre las inflexione­s negras de My heart and soul, recreándos­e en el viejo feeling en Isolation blues y transmitie­ndo un sereno desconsuel­o en Love’s gone bad, con coros nocturnos y brisa de saxo.

Pero este es un álbum, The devil in me, con marchamo de Detroit, ciudad a la que Alice Cooper rinde homenaje en su último disco, donde cita a Suzi Quatro en una de las canciones. Ahora es ella quien pide la palabra y aporta su mirada a la leyenda en la triunfante pieza de cierre, Motor city riders, llevando la bandera de los «supervivie­ntes invencible­s» y evocando la vieja excitación callejera para seguir rockeando a placer a los 70.

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EL PERIÓDICO Leyenda viva La rockera de Detroit Suzi Quatro.

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