Gobierno estable
Daniel Gallardo Marín Garrapinillos (Zaragoza)
A fuerza de ser sincero no pensaba que reunir a cuatro partidos estatales y aragonesistas de ideologías aparentemente contrapuestas fuera la mejor solución para crear un gobierno estable.
Pero el tiempo me ha ido disipando mis dudas. Aragón, históricamente siempre ha sido una tierra de pactos, acuerdos y concordia. Aragón es una isla de convivencia política dentro de un mar tormentoso, donde la corrupción, el transfuguismo y las mociones de censura están a la orden del día. Esa paz política contrasta con la política deletérea que contamina parte del país y que se ha disparado más si cabe en este tiempo de pandemia.
Pero esa estabilidad ha de ir acompañada con el trabajo de todo el gobierno y una oposición útil y constructiva que enseñen que no hay atajos y que con vaivenes no se llega. Esta «tierra hermosa, dura y salvaje» que cantaba La Bullonera, con poca presencia en el Congreso y nula en ministerios, se ve perjudicada con respecto a otras comunidades con más poder en el panorama político.
Nuestra fuerza para compensar ese déficit ha de ser nuestra estabilidad política. Esta y la prosperidad económica están íntimamente unidas. Mantener esa firmeza política ha de ser santo y seña como impulsora, para fijar en nuestro territorio los grandes proyectos que se avecinan.