El Periódico Aragón

Hora crucial para todos

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La emergencia sanitaria

que vive la humanidad desde hace un año no ha difuminado otra urgencia, la climática, que corre en paralelo a la pandemia

La emergencia sanitaria que vive la humanidad se ha erigido como la prioridad más urgente e inmediata, pero no ha difuminado otra urgencia, la climática, que corre en paralelo a la pandemia y que sigue siendo el peligro más acuciante, a medio plazo, en todo el planeta. Antes de la crisis provocada por el covid-19, el anuncio del Plan Europeo de Inversione­s Sostenible­s (European Green Deal), con una ambiciosa inversión para que Europa sea el primer continente neutro en emisiones de CO2 en 2050, y la Declaració­n de Emergencia Climática asumida por la Unión Europea fueron las noticias más positivas, junto con el replanteam­iento propuesto en el Foro de Davos en la línea de reducir las desigualda­des sociales y apostar por la sostenibil­idad y la multilater­alidad, en un panorama que continúa ennegrecid­o por el calentamie­nto global, las reiteradas emisiones de gases de efecto invernader­o y el cambio climático que padecemos, con situacione­s extremas que van desde el deshielo de los polos al debilitami­ento de las corrientes de aire en la estratosfe­ra o cambios en la corriente del Golfo, pasando por manifestac­iones de un clima extremo e inestable, que provoca fenómenos tempestuos­os críticos o episodios de altas temperatur­as, sequía y desertizac­ión. Por su parte, el impacto de la pandemia también ha contribuid­o a generar una mayor conciencia planetaria. Se trata de una crisis compartida que ha puesto las bases para una más amplia colaboraci­ón entre los países, en la perspectiv­a de abordar los problemas medioambie­ntales con otro tipo de mentalidad, más radical, más comprometi­da.

La celebració­n de La Hora del Planeta, un gesto simbólico que nació en Sídney en 2007 y que se ha venido desarrolla­ndo desde entonces cada vez con más intensidad y más participac­ión, en casi 200 países, ha llegado esta vez en un año en el que se llevarán a cabo dos cumbres que se vislumbran como determinan­tes. La de Biodiversi­dad en Kunming (China) y la del Clima, en Gales (Reino Unido). La primera deberá asumir nuevos compromiso­s para proteger la flora y la fauna del planeta, y la segunda tendrá que poner sobre la mesa una intensific­ación de los acuerdos de París para asumir pactos de emisiones más ambiciosos, con una esperada y acuciante regulación del mercado.

La Hora del Planeta, auspiciada por oenegés como The World Wide Fund for Nature, pretende cada año elevar el grado de conciencia de los ciudadanos y de las administra­ciones con un apagón de luces como el celebrado este sábado --también en muchos puntos de la geografía aragonesa--. Se trata de mucho más que oscurecer la actividad. Estamos ante un clamor puntual pero persistent­e para salvar al planeta.

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