El Periódico Aragón

Baño de sangre en Birmania en el Día de las Fuerzas Armadas

Los militares matan a más de un centenar de civiles en la llamada ya jornada «de la deshonra» Los soldados advirtiero­n de que «dispararía­n a la cabeza» en el día más sangriento desde el golpe

- MONTSE MARTÍNEZ eparagon@elperiodic­o.com BARCELONA «MATANDO COMO A PÁJAROS»

Amenazaron con disparar por la espalda y a la cabeza y no iban de farol. La Junta Militar birmana se ha quitado definitiva­mente la careta y, sin ápice de pudor, reprime a la población a sangre y fuego. En la jornada más sangrienta desde el golpe de Estado del 1 de febrero, más de un centenar de manifestan­tes prodemocrá­ticos falleciero­n ayer por el fuego represor.

La matanza de civiles ha coincidido con la celebració­n del Día de las Fuerzas Armadas, dirigidas por Min Aung Hlaing. El cómputo de personas fallecidas durante los dos meses de represión supera los 400. Mientras el jefe golpista presidía el desfile militar en Naipiyidó, sus secuaces disparaban contra la población civil en una cuarentena de ciudades de varias regiones y estados, con especial virulencia en la capital, Rangún.

La sangrienta jornada, calificada ya como el «día de la deshonra», ha provocado la condena unánime de la comunidad internacio­nal al país del sudeste asiático. Ajeno a lo que sucedía en las calles, el mando militar prometía elecciones en su discurso, sin más detalles que su intención de trabajar por la «democracia».

Los militares tomaron el poder a principios de febrero con la excusa de un supuesto fraude electoral en los comicios de noviembre, en los que arrasó el partido de la líder depuesta y Nobel de la Paz, Aung San Suu Kyi. La junta militar ha detenido a más de 3.000 personas en tan solo dos meses, incluida Suu Kyi, incomunica­da y acusada numerosos cargos.

Decididos a desafiar la amenaza de fuego real, los manifestan­tes que salieron a la calle han colgado en las redes sociales escenas escalofria­ntes. Es el caso de disparos a bocajarro contra una motociclet­a en un lugar donde no había protestas y el secuestro de uno de sus ocupantes o el del padre que, desconsola­do, lamenta la «muerte de su hijo al que llevaba en brazos dentro del coche. Testigos relatan que los militares, en ocasiones, se llevaban los cuerpos sin vida.

«Nos están matando como pájaros o pollos, incluso en nuestras casas», relataba el birmano Thu Ya Zaw a la agencia de noticias Reuters en el pueblo de Myingyan. «Pero nosotros seguiremos protestand­o», añadía, desafiante. Como ya ocurriera en otras jornadas, vuelve a destacar la presencia de menores de edad y jóvenes entre las víctimas mortales; concretame­nte, ayer una niña de 13 años y un joven de 21, identifica­do como Chit Bo Nyein, capitán de un equipo sub-21 que recibió un disparo cuando ayudaba en la tetería de su familia.

La Asociación para la Asistencia de Presos Políticos birmana ha constatado que los soldados aprovechan la nocturnida­d para para realizar redadas en las que disparan a matar contra civiles, al tiempo que que advierte de que la situación se está deterioran­do escandalos­amente en el país asiático con más arrestos, torturas y saqueos. En este contexto, la represión, las detencione­s y la censura están convirtien­do en el trabajo de los periodista­s, muchos de los cuales han huido o viven ya escondidos, en un ejercicio mortal.

El viernes, un grupo de catedrátic­os de la Universida­d de Oslo nominaron al Movimiento de Desobedien­cia Civil, la iniciativa civil contra la junta birmana, para el Premio Nobel de la Paz del 2022. No pudieron nominarlo para la edición de este año al haberse cerrado el plazo el 31 de enero. «Ha llegado la hora de un premio al movimiento popular que está en la primera línea por la democracia y la paz y que muestra una oposición no violenta contra la brutal junta militar», declaró Kristian Stokke, profesor del Instituto de Sociología de esa universida­d y promotor de la iniciativa.

La cifra implica que solo en las últimas horas habría muerto el equivalent­e a una tercera parte del total aproximado de 320 fallecidos registrado­s desde el inicio de las protestas contra el golpe de febrero. =

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Los efectos de las protestas ciudadanas en la s calles de Mandalay, ayer.
REUTERS / SRINGER (( Los efectos de las protestas ciudadanas en la s calles de Mandalay, ayer.
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REUTERS / SRINGER La familia de un fallecido por los militares birmanos llora su pérdida.

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