IU tampoco entraria ahora en el Gobierno de Aragon
Álvaro Sanz COORDINADOR DE IZQUIERDA UNIDA ARAGÓN
IU acaba de iniciar el proceso para la renovación federal de cargos y programas. ¿Qué espera?
– La situación política, no solo por la pandemia, requiere de una propuesta de análisis que identifique correctamente qué está pasando. Por qué la extrema derecha está creciendo como la espuma impugnando los principales valores democráticos de este país, cómo tenemos que contestarlo desde IU y la sociedad civil organizada y cómo y de qué manera la izquierda tiene que dar respuesta a estas cuestiones. Hablamos del cómo, porque el qué lo tenemos muy claro en IU desde siempre.
Y ese cómo llega cuando por primera vez forman parte del Gobierno de la nación. ¿Cambia la forma de afrontar la acción?
– Paradójicamente, es un momento en el que desde el ámbito institucional se tiene mucha capacidad de incidencia porque estamos en el Gobierno de la nación. Y lo estamos en un momento en el que han volado por los aires todas las lógicas preestablecidas que se habían instalado como dogmas de fe. Me refiero a la austeridad, los recortes, el sometimiento de lo público para algo residual... Todas esas cuestiones son las que nos tienen que llevar a la reflexión de cómo construir los espacios de poder --tanto desde las instituciones como desde la calle, que sigue siendo imprescindible-- para seguir ampliando derechos.
En el horizonte está de nuevo intentar la confluencia con formaciones como Podemos. ¿Cómo está la situación de partida?
– Hemos empezado a trabajar. Estamos obligados a entendernos y a construir espacios que respeten la diversidad, la pluralidad de las organizaciones y las personas que las componemos y que se generen mecanismos democráticos para tomar las decisiones.
¿En el anterior proceso de confluencia se faltó el respeto a IU?
– Entendemos que sí, que faltó respeto y sobre todo ese reconocimiento. Las propuestas que son uniformizadoras y que carecen de cierta organización participativa a veces no son las mejores. La izquierda tiene que estar capacitada para tener un programa sólido para gobernar pero también debe respetar culturas políticas, llegar a encuentros para hacer de esa diversidad una virtud
En ese sentido, ¿IU tiene unos canales participativos más profundos que Podemos?
– No juzgo cómo se organiza cada uno, pero sí sé cómo quiero organizar un espacio en el que todo el mundo se sienta ilusionado .
¿Cómo ve la confluencia en Zaragoza? ¿Será posible alcanzarla? ¿Hay muchas diferencias con otros procesos locales o con el autonómico?
– El proceso de encuentro tiene que ser global. Queda tiempo para que nuestras organizaciones locales avancen. Sería un error no ser capaces de construir una fórmula para que todo lo acumulado encuentre un espacio común. Hay que seguir trabajando.
Usted se encuentra en el equipo de Alberto Garzón, que tiene muchas opciones de continuar como coordinador. Y usted, ¿piensa volver a presentarse en Aragón?
– Estamos a lo que ahora importa, dando respuesta desde las instituciones y trabajando colectivamente para situar debates que no se producirían si no estuviéramos nosotros. Y fortaleciendo la sociedad civil en torno a sus problemas. Ahora mismo estoy muy centrado en lo que nos corresponde, como todos los compañeros y que la organización decida dónde es mejor que estemos cada uno. Tengo vocación plena por seguir trabajando en la conquista de derechos desde la calle, las instituciones y la construcción de espacios de unidad desde el respeto y la pluralidad.
¿Cómo analiza que la extrema derecha siga subiendo y se haya normalizado y tenga una presencia tan real en las instituciones?
– La extrema derecha siempre había estado agazapada en el ámbito de una opción política que referenciaba a un amplio colectivo de este país que seguía sin creerse la democracia. Ahora todo ha saltado por los aires debido a la crisis y a las corruptelas del PP, que no ha sabido dar respuesta real a muchas de las cuestiones que demandaba ese espacio ultraconservador y la extrema derecha lo ha rentabilizado. Están haciendo una impugnación moral a la construcción democrática de este país y ponen en tela de juicio los valores éticos con los que queremos salir de esta crisis. ¿Desde el miedo, la mano dura, la reacción, la seguridad como pérdida de libertad, la lógica de ricos contra pobres? ¿O queremos salir como una opción emancipadora y de izquierdas?. El problema es que se dé por bueno lo primero.
¿Cree que la izquierda tiene alguna responsabilidad en el auge de la extrema derecha por no haber sabido dar respuesta en acción y discurso a determinados problemas de las personas?
– Son una opción que canaliza la reacción y el desánimo. Otorga aparentemente salidas fáciles a problemas complejos y eso nunca puede pasar. La ultraderecha no puede ser una opción para las clases trabajadoras. Es verdad que de momento no lo está siendo, pero tampoco lo puede ser para cualquier demócrata independientemente de su posición ideológica, siempre que sea democrática. Ahí debemos pensar cómo actuar.
¿Y cómo actuar desde IU?
– Hablamos de responder a las personas que lo están pasando mal y avanzar en derechos y libertades. La agenda feminista está avanzando con fuerza, la realidad del cambio climático nos tiene que hacer repensar nuestra actividad productiva. Eso confronta con opciones heteropatriarcales, machistas
«En el anterior proceso de confluencia faltó un poco de reconocimiento a IU»
y negacionistas de la ultraderecha. IU no quiere ver una sociedad xenófoba, machista, insolidaria… Se aprovechan del miedo de las clases medias y populares y quieren ser una referencia de quienes ven que aquí hay una oportunidad para seguir acumulando. Estamos ante una derecha reaccionaria en lo social, neoliberal en lo económico y antidemocrática en los derechos universales.
El PP dice comunismo o libertad y normaliza a Vox. ¿Qué le parece su lema?
–Es que comunismo es libertad. Está explicado en las preguntas anteriores. Se está jugando a una equidistancia falsa en la historia y se normaliza a una ultraderecha cauterizada en Europa, que ha hecho un cinturón democrático que en España no se ha hecho. Seguimos dando por bueno que incidan en la vida pública desde lo que defienden y practican. No todo vale en política y el PP se lo debería hacer mirar, porque está privando a este país de tener una opción conservadora democrática, así de claro.
¿No cree que a veces la izquierda abandona sus causas tradicionales por polémicas innecesarias o se pierde en debates artificiosos?
– En política hay un problema de sobreactuación de todo el mundo. Muchas veces la tribuna se ha convertido en un plató de Youtube y confundimos el debate con un tuit. Y es un problema. Si eso lo sumas a las derechas más reaccionarias que vienen a impugnarlo todo con valores profundamente antidemocráticos, en este contexto de crisis en el que el miedo aflora, es la tormenta perfecta para que el ruido impida ver la agenda de lo importante. Pero sí, comparto que a veces se sobreactúa.
¿Qué le parece la decisión de Pablo Iglesias de abandonar la Vicepresidencia del Gobierno para optar a la Comunidad de Madrid?
– En el ámbito institucional ha dado un golpe de efecto inteligente, Pablo Iglesias como tal, no Unidas Podemos. Ahora lo que habrá que ver es si entre todos somos capaces de desterrar a la extrema derecha que ya está gobernando con Isabel Díaz Ayuso, pero que con la amenaza de la entrada de Vox en el Gobierno aún será más descarada para desplegar esa agenda reaccionaria, ese nacionalpopulismo centralista que no supera los conflictos, que no suma para resolver los conflictos territoriales y que contribuye al enfrentamiento. Por cierto, algo a lo que también se suma nuestro presidente de Aragón y que creo que no es el camino. Desde luego, espero que Díaz Ayuso no vuelva a gobernar.