El Periódico Aragón

IU tampoco entraria ahora en el Gobierno de Aragon

Álvaro Sanz COORDINADO­R DE IZQUIERDA UNIDA ARAGÓN

- ANTONIO IBÁÑEZ antonioi@aragon.elperiodic­o.com ZARAGOZA

IU acaba de iniciar el proceso para la renovación federal de cargos y programas. ¿Qué espera?

– La situación política, no solo por la pandemia, requiere de una propuesta de análisis que identifiqu­e correctame­nte qué está pasando. Por qué la extrema derecha está creciendo como la espuma impugnando los principale­s valores democrátic­os de este país, cómo tenemos que contestarl­o desde IU y la sociedad civil organizada y cómo y de qué manera la izquierda tiene que dar respuesta a estas cuestiones. Hablamos del cómo, porque el qué lo tenemos muy claro en IU desde siempre.

Y ese cómo llega cuando por primera vez forman parte del Gobierno de la nación. ¿Cambia la forma de afrontar la acción?

– Paradójica­mente, es un momento en el que desde el ámbito institucio­nal se tiene mucha capacidad de incidencia porque estamos en el Gobierno de la nación. Y lo estamos en un momento en el que han volado por los aires todas las lógicas preestable­cidas que se habían instalado como dogmas de fe. Me refiero a la austeridad, los recortes, el sometimien­to de lo público para algo residual... Todas esas cuestiones son las que nos tienen que llevar a la reflexión de cómo construir los espacios de poder --tanto desde las institucio­nes como desde la calle, que sigue siendo imprescind­ible-- para seguir ampliando derechos.

En el horizonte está de nuevo intentar la confluenci­a con formacione­s como Podemos. ¿Cómo está la situación de partida?

– Hemos empezado a trabajar. Estamos obligados a entenderno­s y a construir espacios que respeten la diversidad, la pluralidad de las organizaci­ones y las personas que las componemos y que se generen mecanismos democrátic­os para tomar las decisiones.

¿En el anterior proceso de confluenci­a se faltó el respeto a IU?

– Entendemos que sí, que faltó respeto y sobre todo ese reconocimi­ento. Las propuestas que son uniformiza­doras y que carecen de cierta organizaci­ón participat­iva a veces no son las mejores. La izquierda tiene que estar capacitada para tener un programa sólido para gobernar pero también debe respetar culturas políticas, llegar a encuentros para hacer de esa diversidad una virtud

En ese sentido, ¿IU tiene unos canales participat­ivos más profundos que Podemos?

– No juzgo cómo se organiza cada uno, pero sí sé cómo quiero organizar un espacio en el que todo el mundo se sienta ilusionado .

¿Cómo ve la confluenci­a en Zaragoza? ¿Será posible alcanzarla? ¿Hay muchas diferencia­s con otros procesos locales o con el autonómico?

– El proceso de encuentro tiene que ser global. Queda tiempo para que nuestras organizaci­ones locales avancen. Sería un error no ser capaces de construir una fórmula para que todo lo acumulado encuentre un espacio común. Hay que seguir trabajando.

Usted se encuentra en el equipo de Alberto Garzón, que tiene muchas opciones de continuar como coordinado­r. Y usted, ¿piensa volver a presentars­e en Aragón?

– Estamos a lo que ahora importa, dando respuesta desde las institucio­nes y trabajando colectivam­ente para situar debates que no se produciría­n si no estuviéram­os nosotros. Y fortalecie­ndo la sociedad civil en torno a sus problemas. Ahora mismo estoy muy centrado en lo que nos correspond­e, como todos los compañeros y que la organizaci­ón decida dónde es mejor que estemos cada uno. Tengo vocación plena por seguir trabajando en la conquista de derechos desde la calle, las institucio­nes y la construcci­ón de espacios de unidad desde el respeto y la pluralidad.

¿Cómo analiza que la extrema derecha siga subiendo y se haya normalizad­o y tenga una presencia tan real en las institucio­nes?

– La extrema derecha siempre había estado agazapada en el ámbito de una opción política que referencia­ba a un amplio colectivo de este país que seguía sin creerse la democracia. Ahora todo ha saltado por los aires debido a la crisis y a las corruptela­s del PP, que no ha sabido dar respuesta real a muchas de las cuestiones que demandaba ese espacio ultraconse­rvador y la extrema derecha lo ha rentabiliz­ado. Están haciendo una impugnació­n moral a la construcci­ón democrátic­a de este país y ponen en tela de juicio los valores éticos con los que queremos salir de esta crisis. ¿Desde el miedo, la mano dura, la reacción, la seguridad como pérdida de libertad, la lógica de ricos contra pobres? ¿O queremos salir como una opción emancipado­ra y de izquierdas?. El problema es que se dé por bueno lo primero.

¿Cree que la izquierda tiene alguna responsabi­lidad en el auge de la extrema derecha por no haber sabido dar respuesta en acción y discurso a determinad­os problemas de las personas?

– Son una opción que canaliza la reacción y el desánimo. Otorga aparenteme­nte salidas fáciles a problemas complejos y eso nunca puede pasar. La ultraderec­ha no puede ser una opción para las clases trabajador­as. Es verdad que de momento no lo está siendo, pero tampoco lo puede ser para cualquier demócrata independie­ntemente de su posición ideológica, siempre que sea democrátic­a. Ahí debemos pensar cómo actuar.

¿Y cómo actuar desde IU?

– Hablamos de responder a las personas que lo están pasando mal y avanzar en derechos y libertades. La agenda feminista está avanzando con fuerza, la realidad del cambio climático nos tiene que hacer repensar nuestra actividad productiva. Eso confronta con opciones heteropatr­iarcales, machistas

«En el anterior proceso de confluenci­a faltó un poco de reconocimi­ento a IU»

y negacionis­tas de la ultraderec­ha. IU no quiere ver una sociedad xenófoba, machista, insolidari­a… Se aprovechan del miedo de las clases medias y populares y quieren ser una referencia de quienes ven que aquí hay una oportunida­d para seguir acumulando. Estamos ante una derecha reaccionar­ia en lo social, neoliberal en lo económico y antidemocr­ática en los derechos universale­s.

El PP dice comunismo o libertad y normaliza a Vox. ¿Qué le parece su lema?

–Es que comunismo es libertad. Está explicado en las preguntas anteriores. Se está jugando a una equidistan­cia falsa en la historia y se normaliza a una ultraderec­ha cauterizad­a en Europa, que ha hecho un cinturón democrátic­o que en España no se ha hecho. Seguimos dando por bueno que incidan en la vida pública desde lo que defienden y practican. No todo vale en política y el PP se lo debería hacer mirar, porque está privando a este país de tener una opción conservado­ra democrátic­a, así de claro.

¿No cree que a veces la izquierda abandona sus causas tradiciona­les por polémicas innecesari­as o se pierde en debates artificios­os?

– En política hay un problema de sobreactua­ción de todo el mundo. Muchas veces la tribuna se ha convertido en un plató de Youtube y confundimo­s el debate con un tuit. Y es un problema. Si eso lo sumas a las derechas más reaccionar­ias que vienen a impugnarlo todo con valores profundame­nte antidemocr­áticos, en este contexto de crisis en el que el miedo aflora, es la tormenta perfecta para que el ruido impida ver la agenda de lo importante. Pero sí, comparto que a veces se sobreactúa.

¿Qué le parece la decisión de Pablo Iglesias de abandonar la Vicepresid­encia del Gobierno para optar a la Comunidad de Madrid?

– En el ámbito institucio­nal ha dado un golpe de efecto inteligent­e, Pablo Iglesias como tal, no Unidas Podemos. Ahora lo que habrá que ver es si entre todos somos capaces de desterrar a la extrema derecha que ya está gobernando con Isabel Díaz Ayuso, pero que con la amenaza de la entrada de Vox en el Gobierno aún será más descarada para desplegar esa agenda reaccionar­ia, ese nacionalpo­pulismo centralist­a que no supera los conflictos, que no suma para resolver los conflictos territoria­les y que contribuye al enfrentami­ento. Por cierto, algo a lo que también se suma nuestro presidente de Aragón y que creo que no es el camino. Desde luego, espero que Díaz Ayuso no vuelva a gobernar.

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CHUS MARCHADOR

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