Los expertos observan un aumento de la ludopatía por el confinamiento
Tres de cada diez menores aragoneses reconoce que realiza apuestas La nueva ley de juego de la DGA podría aprobarse en los próximos meses
Uno de los rasgos que caracterizó a la pandemia del coronavirus fue el confinamiento domiciliario. Con la prohibición de salir a la calle, y las alternativas en el domicilio de recurrir a las tecnologías y los videojuegos, los hobbies terminaron por convertirse en adicciones con el tiempo. Así lo aseguran los psicólogos, quienes lo achacan a que las largas horas ante las pantallas y que ven que ha afectado a la salud mental.
«La adicción al juego es un problema y observamos cómo muchos adolescentes se aíslan en sus cuartos, no se relacionan y su única actividad es jugar a videojuegos que puede pasar luego a juego online», destacó la secretaria adjunta de la Asociación Aragonesa de Jugadores de Azar en Rehabilitación (Azajer), Miriam Gañán. De hecho, ante el incremento de los casos de jóvenes con este problema de salud mental --reconocido como tal por la Organización Mundial de la Salud (OMS) en su Clasificación Internacional de Enfermedades (ICD11)--, ya en la campaña de Navidad desde la asociación se recomendó no regalar consolas y videojuegos.
Y es que la situación va a más. Desde Apoyo Terapéutico Aragón (Aytera), un centro de psicología instalado en Zaragoza, destacan que la demanda de sus servicios se habían incrementado en gran número a raíz de la pandemia y que incluso estaban «desbordados». O también en el centro Vitae Psicología de la capital aragonesa, donde su directora y psicóloga clínica, Elisa Mujica, resalta que las adicciones de videojuegos y la ludopatía están «creciendo exponencialmente porque los videojuegos son percibidos como maneras fáciles de evadir los problemas como el dolor o la soledad». «Estos mecanismos de baja calidad nos dan una sensación placentera a corto plazo, y como no hemos resuelto la experiencia en la base tenemos la necesidad de refugiarnos en videojuegos y los sistemas de juego», aclara Mujica.
Los videojuegos pueden llegar a crear un ambiente antisocial para ellos y comportamientos nocivos. Ellos mismos crean una cierta agresividad porque invierten muchas horas, además de los nervios y la ansiedad que crean jugando a estos juegos. El terapeuta de la Asociación Centro de Ayuda Terapéutica Aragonesa, Rafael Peralta, alertó de que los videojuegos no eran «igual de caros» que los salones de juego pero sí «igual de adictivos». «Es una problemática que hay que tratar y los padres tienen que estar pendientes», aconseja.
«El confinamiento no ha venido bien para ninguna adicción, pero respecto al juego, como está en el móvil, el acceso es muy fácil para la gente», lamentó Peralta. Y es que desde el dispositivo personal cada uno puede acceder a las páginas de casas de apuesta o de los salones de juego, lo que ha provocado «muchas recaídas». Y, por otro lado, cada vez accede gente más joven. «El juego lo frivolizan pero es una enfermedad y afecta a todos los ámbitos de tu vida. La ludopatía no se cura solo tratando de dejar el juego, sino de cambiar muchas facetas de la vida», asegura.
Asimismo, Peralta advirtió de que el perfil de la persona con esta enfermedad ha variado mucho en los últimos años, especialmente en el 2020, hacia la persona joven en detrimento de los más adultos. «Hemos tenido ludópatas desde los 18 hasta los 80 años y afecta a todos los estratos de la sociedad. Es verdad que ahora el perfil del antiguo jugador de maquinas de bar de señor mayor ha disminuido y está subiendo el del joven de la ruleta o las apuestas deportivas», apostilló. Tres de cada diez menores aragoneses, de entre 14 y 17 años reconoció que apostaba a juegos de azar.