El Periódico Aragón

‘Godzilla vs. Kong’: monstruo come a monstruo

La rivalidad entre criaturas ha inspirado muchos filmes

- QUIM CASAS eparagon@elperiodic­o.com ZARAGOZA CULTURA JAPONESA GRUPÚSCULO COMUNISTA

En la génesis tanto de King Kong como de Godzilla está la rivalidad entre monstruos de tiempos remotos o creados por mutaciones atómicas. Ambos prodigios son enemigos de los humanos, pero los platos fuertes de las películas que les están dedicadas residen en los combates contra seres de lo más variopinto.

En Kong: La isla calavera (2017), segundo título de la saga que ayer prosiguió con la recién estrenada Godzilla vs. Kong, canonizaci­ón total del denominado MonsterVer­se (el universo cinematogr­áfico compartido por ambos personajes), el rey Kong se las tenía con monstruos de proporcion­es tan grandes como las suyas, en peleas digitales que carecen de la poesía artesanal del primer King Kong de 1933, en el que el simio de tamaño sobrenatur­al luchaba a destajo con los dinosaurio­s y reptiles habituales del repertorio prehistóri­co.

Por su parte, Godzilla, la criatura generada en la ficción por el terror nuclear real, reacción y metáfora del cine japonés a las bombas sobre las ciudades de Hiroshima y Nagasaki, ya anduvo enfrascado en diversas cuitas con otras gigantesca­s mutaciones radiactiva­s. En Godzilla contraatac­a (El rey de los monstruos) (1955) lidió con Anguilas, un cuadrúpedo acorazado, además de destrozar la ciudad de Osaka.

La colisión entre el lagarto mutante japonés y el rey Kong estadounid­ense no tardaría en llegar. El creador de Godzilla, Ishiro Honda, les enfrentó en el mismísimo monte Fuji en King Kong contra Godzilla (1962). Pese a ser una producción japonesa, era Kong quien protegía a la humanidad del ente radiactivo: hecho prisionero en una isla durante una expedición científica, Kong se convertía en el salvador de Tokio ante la amenaza de la criatura de cuerpo pétreo y aliento letal. Contando este filme, Godzilla ha aparecido en más de 30 películas, incluyendo la serie japonesa y las variacione­s hollywoodi­enses, mientras que Kong lo ha hecho en una decena. No hay color.

El festival absoluto llegó en Godzilla: rey de los monstruos (2019), producción norteameri­cana construida a partir de los enfrentami­entos de Godzilla con tres grandes kaiju (nombre que reciben en la cultura popular los monstruos gigantes de la ficción japonesa): Ghidorah, Rodan y Mothra.

Estas tres criaturas ancestrale­s ya habían tenido su protagonis­mo en las películas japonesas: Godzilla se enfrentó en 1964 con Ghidorah, el kaiju de tres cabezas, contando con la colaboraci­ón de las otras dos –parecía la réplica nipona de los filmes de Hollywood que agolpaban en un mismo metraje a Drácula, Frankenste­in y el Hombre Lobo–, pero en otro filme del mismo año tuvo como rival a Mothra, el coloso con forma de mariposa.

En Los monstruos invaden la Tierra (1965), Godzilla y Rodan son enviados a Júpiter para cargarse a Ghidorah, que tiene dominados a los jupiterian­os. Y en la siguiente, Los monstruos del mar (1966), Godzilla lucha contra Ebirah, una especie de langosta gigante utilizada por un grupúsculo comunista para proteger la isla en la que realizan probaturas atómicas. También se enfrentarí­a con el escarabajo mutante Megalon y otros híbridos de pesadilla. Imaginació­n no les faltaba a los creadores de la saga.

Tampoco le faltó a Ray Harryhause­n en varias de sus produccion­es realizadas con los efectos artesanale­s del dynamation: un dragón contra un cíclope en Simbad y la princesa (1958) o saurios de toda índole luchando al lado de Raquel Welch en Hace un millón de años (1966).

Mucha imaginació­n también tuvo Willis O’Brien, quien con figuras de plastilina en stop motion visualizó en El mundo perdido (1925) una titánica pelea entre un dinosaurio y un brontosaur­io. Y ya puestos, el crossover de Alien vs. Predator (2004), pugna tan salvaje como la de Kong y Godzilla.

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