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Los vecinos de Fuendetodos se echaron a la calle para recibir a los monarcas a los que incluso les aconsejaron cómo entrar en la casa natal del pintor Felipe y Letizia se detuvieron en varios tramos del recorrido por la localidad
Cercano
Puede que dentro de 50 años la leyenda haya crecido aún más y que la señora que ayer gritó espontáneamente «¡Cuidado con la cabeza!» cuando Felipe iba a entrar en la casa natal, cuente orgullosa que le salvó de un buen coscorrón al monarca cuando visitó por primera vez Fuendetodos en el 2021. Y la localidad se lanzó a la calle para celebrarlo. Engalonó los balcones y sacó a relucir las banderas de España. Ya en la plaza de la casa de Goya, un centenar de vecinos, mascarilla mediante, esperaban la llegada de los Reyes aunque sus ganas de aplaudir se mitigaron un poco cuando pudieron golpear sus palmas ante una primera intervención de Lambán que, sí, es el presidente de Aragón pero, obviamente, no tiene tanto tirón mediático como los Reyes. Cuando el coche, con la matrícula en la que solo hay una corona dibujada, de Felipe y Letizia (en él también iba el ministro Uribes), entraba en la plaza, el murmullo se convertía rápidamente en aplausos, de esos que pica la mano después, para la Casa Real. «¡Vivan los Reyes!» fue una de las consignas más coreadas aunque también otras entrarían dentro de la lista de las más oídas (si de un reproductor de canciones hablaramos) como «¡Letizia, guapa!», «¡Felipe, guapo!» o «¡Viva España!».
Tanto el Rey como la Reina contestaron con la manos y sonrisas a las alabanzas antes de introducirse en la peligrosa entrada a la casa natal de Goya.
El verdadero baño de masas, sin embargo, se lo dieron posteriormente, cuando tras subir a la iglesia de Fuendetodos (en lo alto de la localidad) recorrieron de bajada las calles del pueblo. Enfrente del taller de grabado Antonio Saura, a Felipe enseguida le llamó la atención una niña que, con su madre, le señalaba con una estampa religiosa para que le firmaran un autógrafo. Tanto Felipe como Letizia, que no dudaron en pararse a hablar con los vecinos e incluso se hicieron fotos con un grupo ataviado con ropas goyescas, se detuvieron con la niña (él le hizo alguna carantoña) para dedicarle una firma antes de proseguir con su camino.
Bastón de mando
Ambos, en su recorrido, se mostraron muy cercanos y no pararon de saludar a las personas que habían salido a su encuentro en un día como ayer. Hacia las dos de la tarde, llegó la hora de la partida. Salieron del Espacio Fuendetodos directos al coche desde donde siguieron saludando a las todavía decenas de personas congregadas para cerrar la visita real. Momentos antes, Felipe le había devuelto al alcalde de la localidad, el bastón de mando que le había cedido Enrique Salueña nada más llegar a Fuendetodos.
A Felipe enseguida le llamó la atención una niña que le señalaba para que le firmaran un autógrafo