Una demostración de amor
Las artes escénicas aragonesas celebran el Día del Teatro con una gala de reivindicación del oficio
Amor. Por el trabajo que realizan a pesar de todas las dificultades. Por querer dedicarse a una profesión en la que más veces de las que se debería hay más trabas que facilidades. Por la enseñanza, la didáctica y la integración. Por la empatía con el público que busca respuestas en los que se dedican a la profesión. Por la integración y por sanar el alma humana. O, al menos, intentarlo. El Teatro de las Esquinas acogió ayer la gala del teatro de Ares (Asociación de empresas de artes escénicas de Aragón)... un año después. Se tenía que haber celebrado en marzo del 2020 pero la pandemia la retrasó y, posteriormente, la suspendió. Y eso le dio a la gala, bien conducida con el humor necesario por Joaquín Murillo, Pablo Lagartos y Yolanda Blanco, un aire de reencuentro con el público, casi de renacimiento... a pesar de los malos datos que la presidenta de Ares, María LópezInsausti cifró en pérdidas en el 2020 del 45% respecto al 2019, en funciones y en facturación.
Eso en una gala en la que el sector recibió el apoyo de las instituciones ya que acudieron el consejero de Cultura del Gobierno de Aragón, Felipe Faci; y la de Sanidad, Sira Repollés; así como la vicealcaldesa de Zaragoza, Sara Fernández. Y es que la palabra «colaboración entre el sector y las instituciones» fue una palabra que se usó en bastantes ocasiones a lo largo de la gala en las dos direcciones.
REENCUENTRO CON EL PÚBLICO / Fue, como decíamos, un momento de reencuentro del sector con el público y casi consigo mismo. Se pudieron ver las actuaciones de la Orquesta de las Esquinas (que le pusieron ritmo a la gala al inicio y al final con música brasileña e italiana, respectivamente), del proyecto Caídos del Zielo en uno de los momentos más emotivos de la tarde noche, de los Titiriteros de Binéfar, de Civi Civiac, de María José Hernández, de Circo La Raspa, de Ana Continente Danza y Pilar Almalé y de Carlos Martín y Miguel Ángel Berna que escenificaron ese renacer que flotaba en el ambiente a lo largo de las un poco más de dos horas durante las que se prolongó el espectáculo. Un cocktáil variado y que no fue más que la demostración de la buena salud creativa y variada con la que cuenta la escena aragonesa. Algo que ni la pandemia se ha podido llevar por delante tal y como quedó claro.
También hubo un momento para los premios Ares, unos galardones que siempre dejan muy buen sabor de boca porque son entregados por el propio sector, tal y como señalaron prácticamente todos los premiados que subieron a recoger el galardón. En esta edición, se reconoció el trabajo de Caídos del Zielo (Artes Escénicas e Inclusión), Ana Continente (Artes
Caídos del Zielo, Ana Continente, José Manuel Glaría, Gaire, Teresa Lacasta, ECA e Ignacio Micolau, premiados
Escénicas y Pedagogía), José Manuel Glaría (Escenotecnia), Festival El Gaire de Pancrudo (Iniciativa artística), Teresa Lacasta (Gestor cultural) y ECA – Empresas Culturales de Aragón (que recibió el premio de nueva creación titulado Apoyo y defensa de la cultura). El único galardón que ya se había desvelado antes de la gala fue el honorífico que recayó en José Ignacio Micolau por todo el trabajo que ha realizado desde el Ayuntamiento de Alcañiz.
Fue una tarde noche de reivindicaciones, de la constatación de que el sector resiste pese a todo (aun con muchas dificultades, eso siempre hay que dejarlo claro) y que cuentan con un apoyo fundamental tal y como se demostró ayer con el Teatro de las Esquinas de Zaragoza lleno, el del público, que también demuestra su amor acudiendo a cada una de las propuestas escénicas de las compañías aragonesas porque «de esta salimos juntos».