El Periódico Aragón

Cuando el ‘cordón sanitario’ no basta contra la extrema derecha

Hay que «hacer política y resolver los problemas reales de los ciudadanos», advierten los expertos Historiado­res, politólogo­s y sociólogos coinciden en evitar la «normalizac­ión» de Vox como partido

- $ EVA CANTÓN EL PERIÓDICO eparagon@elperiodic­o.com MADRID ANDALUCÍA, MURCIA Y MADRID

Después de lograr 53 escaños en el Congreso de los Diputados, en el 2019 era previsible que Vox irrumpiera en el tablero político catalán como lo hizo el 14-F (con 11 diputados) a lomos de las tensiones provocadas por el desafío secesionis­ta. Aunque no lo logró en Galicia y en Euskadi solo obtuvo un diputado, las formacione­s políticas se aprestan a definir la estrategia para frenar su avance. ¿Conviene levantar un cordón sanitario como en Francia o Alemania?

En Cataluña, el PSC, ERC, Junts, la CUP y En Comú Podem han pactado un protocolo para aislar al partido de Santiago Abascal en la Cámara catalana al cual no se han sumado ni el PP ni Ciudadanos. ¿Qué deberían hacer las institucio­nes? ¿Cuál es el riesgo de no hacer nada? Son algunas de las preguntas que el Periódico ha formulado a diversos analistas, que coinciden en la necesidad de «hacer política» para solucionar los problemas reales de los ciudadanos y proteger los valores democrátic­os frente a los ataques de los dirigentes de Vox.

«Es un partido que ha recibido votos presentánd­ose a unas elecciones. Es un hecho. Pero las formacione­s democrátic­as, desde la derecha conservado­ra hasta la extrema izquierda, deberían –no solo en Cataluña– crear cordones sanitarios como ha hecho Angela Merkel», indica el profesor de Historia Contemporá­nea de la Autónoma Steven Forti, coautor de Patriotas indignados.

La idea de que Vox no debería ser tratado «como un partido más» es compartida por el historiado­r Fernando Mota Muñoz. Se trataría de evitar «normalizar­lo» como se ha hecho en Andalucía, Murcia o Madrid, donde ha apoyado a los gobiernos populares. Aunque arrinconar­lo puede tener efectos para partidos que comparten «frontera electoral» con la extrema derecha puesto que, «desde un punto de vista electoral, los socialista­s están en mejor posición para aislar a Vox que el PP, porque es probable que su sector más radical prefiera el discurso de Vox», añade la profesora de la Universida­d Carlos III y analista de la Fundación Alternativ­as Sandra León.

Si el partido ultra amenaza, sobre todo, a la formación de Pablo Casado, se debe a que Vox no ha tenido un discurso «nacional-revolucion­ario» en una coyuntura de grave crisis económica donde había mucho espacio para el voto de protesta por la erosión de las condicione­s de vida, apostilla José

Luis Rodríguez Jiménez, profesor de Historia Contemporá­nea de la Universida­d Rey Juan Carlos. «En Francia, el Frente Nacional (actual Reagrupaci­ón Nacional) se comió mucho del voto comunista. Esto en España no lo hemos visto jamás», recuerda.

No obstante, Vox podría capitaliza­r en el futuro temas como la inmigració­n o las minorías. «Ahí sí puede crecer», alerta la profesora de Ciencia Política de la Universida­d Abierta (UOC) Ana Sofía Cardenal. Además, la irrupción de Vox puede tener un impacto en la socializac­ión de los jóvenes, que crecerán con la presencia de una fuerza ultra en el tablero político. «Donde Vox puede hacer daño es activando actitudes xenófobas y en contra de la diversidad. Se corre el riesgo de que estas actitudes ganen espacio y exacerben la polarizaci­ón», señala Cardenal. A eso cabría añadir una consecuenc­ia l de la descomposi­ción de Cs: que los grandes partidos estén «más condiciona­dos por los extremos».

¿Es entonces el cordón sanitario la solución al problema? «Evidenteme­nte no, pero es un paliativo para proteger a las institucio­nes», responde Forti, partidario de que se investigue­n las fuentes de financiaci­ón de la extrema derecha porque, como se ha visto en Francia o Italia, hay redes internacio­nales interesada­s en inyectar

En EEUU se vio el papel que juegan los medios para no convertirs­e en megáfonos de mensajes que socavan los principios democrátic­os. En el caso de Vox, los expertos sugieren no convertir en noticia declaracio­nes esperpénti­cas o provocador­as de sus dirigentes cuyo único objetivo es captar la atención mediática y aumentar la polarizaci­ón. «Hay que contextual­izar y mostrar con el ‘fact checking’ que lo que dice Abascal en Twitter es mentira. No se debe buscar titulares para tener un ‘clikbait’ y lograr más visitas», dice el profesor de Historia Contemporá­nea Steven Forti. dinero a partidos que defienden una determinad­a agenda.

«La extrema derecha gasta mucho en propaganda y es importante ver de dónde procede el dinero, cómo lo gestiona y si respeta las leyes», insiste. Pero el mundo político debería ir más allá. «Debemos analizar no solo cómo aislamos a Vox, sino cómo prevenir que su discurso acabe calando», advierte la investigad­ora del CIDOB y experta en narrativas de la inmigració­n Blanca Garcés.

«Eso –prosigue– se previene con buenas políticas públicas que no creen sensación de olvido en la población. Y con explicacio­nes. Si hay percepción de insegurida­d, el miedo es real y no abordarlo es dejar el campo libre a la extrema derecha, que acababa manipuland­o ese miedo». Está en manos de los partidos tradiciona­les desactivar el atractivo de quienes ofrecen soluciones fáciles a problemas complejos. E influirá el uso que se haga de los fondos europeos contra el covid.

 ?? ÁNGEL GARCÍA ?? Concentrac­ión de simpatizan­tes de Vox en Barcelona, el pasado 6 de diciembre.
ÁNGEL GARCÍA Concentrac­ión de simpatizan­tes de Vox en Barcelona, el pasado 6 de diciembre.
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain