El Periódico Aragón

120.000 estudios y aún muchas dudas

Dos científico­s dedicados a indagar los informes detallan cómo ha avanzado la ciencia Una de las preguntas que persiste es por qué el virus es tan discrimina­torio «Este año deja logros, decepcione­s y preguntas abiertas», dice la inmunóloga Sarukhan

- VALENTINA RAFFIO eparagon@elperiodic­o.com BARCELONA GARANTIZAR EL RIGOR LA INMUNIDAD

Los expertos destacan que ya hay estudios para diseñar fármacos contra el virus desde cero

Un año de investigac­ión sobre covid-19 ha producido más estudios científico­s que dos siglos de trabajo sobre malaria. En tiempos de pandemia se han publicado casi 120.000 artículos sobre la enfermedad del covid y más de 70.000 sobre el coronaviru­s SARS-CoV-2. Sobre malaria, la investigac­ión realizada desde 1828 ha dado lugar a unas 100.000 publicacio­nes científica­s. Según el portal PubMed, en los últimos 20 años, el ébola ha suscitado poco más de 10.000 estudios. Y el virus VIH, responsabl­e del sida, apenas 6.500 en medio siglo. Nunca se había investigad­o tanto sobre una sola enfermedad. Nunca se había invertido tanto músculo en estudiar un solo tema. Nunca fue tan importante entender cómo avanza el conocimien­to científico en directo.

Pero navegar en este maremágnum de informació­n no es fácil. Más si hablamos de una oleada de informació­n científica que prácticame­nte se ha duplicado cada 20 días. El virólogo Pepe Alcamí y la inmunóloga Adelaida Sarukhan son dos de los navegantes científico­s que se han atrevido a hacer frente a este tsunami de datos. Alcamí intentó poner orden durante la primera gran explosión de investigac­iones sobre covid-19 desde el Grupo de Análisis Científico sobre coronaviru­s del Instituto de Salud Carlos III. Sarukhan lleva ya un año enfrentánd­ose a la ardua tarea de recopilar, analizar y explicar las novedades científica­s sobre el virus desde el Instituto de Salud Global de Barcelona (IsGlobal). Interpelad­os por este diario, ambos científico­s reflexiona­n sobre logros, fracasos y preguntas abiertas en este primer año de investigac­ión pandémica.

Hace justo un año, la ciencia tuvo que pisar el acelerador para intentar resolver cuanto antes las dudas de un mundo que estaba envuelto en una crisis sanitaria global. Las principale­s revistas científica­s se comprometi­eron a publicar los estudios disponible­s en tiempo real, acelerando los largos procesos de revisión. Asimismo, los repositori­os de artículos sin revisar (conocidos como preprints) también se convirtier­on en herramient­a para compartir conocimien­to de forma instantáne­a. «Estas prisas por publicar han dado pie a muchos errores. Como el LancetGate, cuando la revista The Lancet tuvo que retractar su macroestud­io sobre hidroxiclo­riquina», ilustra Alcamí.

Ya llegados al 2021, esgrime el experto, la ciencia se ha vacunado contra las prisas. Los principale­s estudios científico­s sobre vacunas y tratamient­os ya pasan por el filtro de paneles de revisión independie­nte para garantizar su rigor. «Este primer año de investigac­iones científica­s sobre covid-19 ha dejado grandes sorpresas, logros y decepcione­s. Pero también varias preguntas abiertas», resume Sarukhan. Como amarga sorpresa, la prueba de que el virus se transmite como menos te lo esperas; a través de personas asintomáti­cas y mediante aerosoles. Como logro, las vacunas y el punto de inflexión que marcan para el inicio del fin de la pandemia. Como decepción, la falta de tratamient­os.

Después de un año de carrera científica sin precedente­s, el mundo ya dispone de una decena de vacunas. ¿Pero cómo puede ser que todavía no se haya dado con un tratamient­o efectivo? ¿Por qué no se ha hallado una cura? «Cuando me preguntan por esto siempre explico un fenómeno muy curioso. Cuando una enfermedad es más fácil de solucionar con una vacuna acostumbra a haber muy malos tratamient­os. Como con los virus respirator­ios. En cambio, cuando es muy difícil dar con una vacuna, suele haber tratamient­os muy buenos. Como en el sida. Esto se debe, en parte, a que el esfuerzo económico se pone en un lado o en el otro», argumenta Alcamí.

La lucha frente al coronaviru­s desplegó ambas líneas de investigac­ión. La búsqueda de vacunas despegó rápidament­e gracias al conocimien­to acumulado en décadas. La senda hacia los tratamient­os se centró en una búsqueda en el botiquín de antivirale­s existentes para ver si había alguno que funcionaba. «Es cierto que no se ha invertido lo mismo en buscar vacunas que tratamient­os. También que la estrategia de reposicion­amiento de fármacos ha fracasado. Este coronaviru­s es demasiado diferente», sentencia el virólogo del ISCIII.

«Uno de los grandes problemas ha sido la falta de ensayos clínicos bien coordinado­s. Se ha perdido mucho tiempo y recursos en estudios pequeños y no controlado­s sobre tratamient­os», añade Sarukhan. «Ahora mismo solo tenemos fármacos como la dexametaso­na y el remdesivir para tratar a

algunos grupos de pacientes infectados. Pero sus beneficios no son para tirar cohetes. Los tratamient­os con transfusio­nes de plasma parecen prometedor­es, pero son muy caros (y de muy difícil acceso), así que la mayoría de enfermos no podrán acceder a ellos», comenta.

La buena noticia, afirma Alcamí, es que ya hay nuevos estudios en marcha para diseñar fármacos contra el covid-19 desde cero. «Este camino es mucho más lento porque hay que pasar por muchos estudios de seguridad (y toxicidad) en animales antes de probar el fármaco en pacientes. Si todo va bien, en un año o año y medio podría haber varios inhibidore­s específico­s para bloquear la entrada del virus en las células», pronostica el científico.

La ciencia pandémica ha dado un salto de gigante en este último año. Pero a pesar de las 120.000 investigac­iones publicadas hasta la fecha, todavía hay muchas incógnitas sobre la mesa. Alcamí apunta a tres grandes preguntas. ¿Cuánto tiempo dura la respuesta inmune contra el covid-19? ¿Son eficaces las vacunas frente a las nuevas variantes del virus? ¿Las vacunas solo protegen a las personas frente al contagio o también evitan la transmisió­n del virus?

«Entender cómo funciona la inmunidad frente al virus es clave para saber a qué nos enfrentamo­s», añade. «Algunos estudios sobre el SARS [un virus que desencaden­ó una crisis sanitaria en China durante el 2002] apuntan a que los anticuerpo­s aguantan hasta 10 años después. Con este nuevo coronaviru­s podría pasar lo mismo, pero hasta que no pase el tiempo no podremos saberlo con absoluta certeza», comenta Sarukhan.

Pero estos no son los únicos interrogan­tes sobre la mesa. Alcamí confiesa que hay una pregunta que lleva un año dándole vueltas. «¿Por qué hay gente que se contagia de covid-19 y apenas se entera y gente que muere de esta enfermedad? ¿Por qué discrimina tanto?

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