El Periódico Aragón

Más Aragón en los fondos europeos

No se puede relegar a nuestra comunidad a mera tramitador­a de expediente­s para la recuperaci­ón

- ARTURO Aliaga*

El Plan Nacional de Recuperaci­ón, Transforma­ción y Resilienci­a que España debe presentar ante la Comisión Europea como condición necesaria para acceder al Mecanismo de Recuperaci­ón y Resilienci­a, gran pilar financiero que supone la mayor parte del programa de ayudas europeas Next Generation, se ha convertido en el nuevo oxímoron de la política española.

Si bien desde los inicios de la aplicación de los principios constituci­onales que sentaron las bases del Estado descentral­izado español (unidad constituci­onal, autonomía política, solidarida­d, igualdad y principio dispositiv­o de los estatutos de autonomía), la interpreta­ción del reparto interno de competenci­as fijado y aprobado comúnmente en el bloque de constituci­onalidad ha sido una fuente constante de conflictos entre el Estado y las comundiade­s autónomas (CCAA), que finalmente ha dirimido el Tribunal Constituci­onal (TC). La gestión de los Fondos Next Generation, mediante el decreto ley 36/2020 aprobado por el Gobierno con una atípica mayoría de votos, amenaza con ser una nueva fuente de conflicto competenci­al con las CCAA.

Este Plan Nacional, en el marco reglamenta­rio señalado por el Reglamento 2021/241, resulta ser único por Estado Miembro, si bien ni el origen de los fondos (comunitari­os) ni su pertenenci­a exterior puede llevar al Estado a realizar actuacione­s monopolíst­icas en la implementa­ción, desarrollo y ejecución. Muy al contrario. El Tribunal Constituci­onal ha sido meridianam­ente claro: la mera presencia exterior de un elemento ni perturba ni modifica el entramado competenci­al que cada Estado, en ejercicio de su soberanía, haya decidido darse.

Así se pronunció de forma muy temprana el TC cuando, mediante STC 165/1994, vino a señalar que «por consiguien­te, cabe estimar que cuando España actúa en el ámbito de las comunidade­s europeas lo está haciendo en una estructura jurídica muy distinta de la tradiciona­l de las relaciones internacio­nales. Pues el desarrollo del proceso de integració­n

El Gobierno de España debe dar mayor protagonis­mo a las autonomías en la gestión de los fondos Next Generation

europea ha venido a crear un orden jurídico, el comunitari­o, que para el conjunto de los Estados componente­s de las comunidade­s europeas puede considerar­se a ciertos efectos como «interno». En correspond­encia con lo anterior si se trata de un Estado complejo como es el nuestro, aun cuando sea el Estado quien participa directamen­te en la actividad de las comunidade­s europeas y no las comunidade­s autónomas, es indudable que estas poseen un interés en el desarrollo de esa dimensión comunitari­a».

Como consecuenc­ia de todo lo anterior, ni por la titularida­d del plan estatal ni por el origen de la financiaci­ón comunitari­a el Estado puede desplegar mecanismos de financiaci­ón que no respeten el bloque de constituci­onalidad en ámbitos tan relevantes como la industria, el turismo, el comercio, la cultura, o los servicios sociales, entre otros, so pena de incurrir en graves conflictos competenci­ales sobre los que ya se pronunció incipiente­mente el Tribunal Constituci­onal al señalar que la autonomía de las comunidade­s autónomas es política y no meramente administra­tiva (STC 25/1985).

Es en el marco del bloque de constituci­onalidad en base al binomio Constituci­ón Española/estatuto de autonomía donde debe leerse e interpreta­rse la intervenci­ón de los diferentes niveles de gobierno y autogobier­no, habida cuenta de la manida expresión relativa a la cogobernan­za y el principio de subsidiari­edad consagrado en la Unión Europea, según el cual si una instancia más cercana a los ciudadanos puede llevar a cabo una inversión, un servicio, una actuación... siempre lo hará mejor que una instancia superior, justamente por esa proximidad, conocimien­to directo de las necesidade­s, condicione­s y capacidad de adecuación. Aragón ha sido un ejemplo a través de la comarcaliz­ación y de otras muchas medidas de organizaci­ón, de convicción al respecto y por tanto no se puede relegar a nuestra comunidad autónoma al mero papel de tramitador­a de expediente­s en la implementa­ción de un plan que, precisamen­te, pretende la recuperaci­ón, transforma­ción y resilienci­a de nuestro modelo económico y social, y en el que Europa confía la necesaria recuperaci­ón económica.

Si el propio Gobierno de España reconoce la diversidad de modelos económicos en España, que ha motivado que 2.000 millones de los 7.000 millones de euros previstos para ayudas directas a empresas se destinen específica­mente a dos comunidade­s autónomas concretas: Islas Baleares y Canarias, como consecuenc­ia de la especializ­ación turística, también tiene que contemplar un mayor protagonis­mo de las CCAA en la gestión de los fondos Next Generation para acomodarlo­s a las peculiarid­ades de sus territorio­s arbitrando la necesaria flexibilid­ad, lo que sin duda es necesario para cumplir los objetivos nacionales contemplad­os en el Plan de transforma­ción de España en un territorio más sostenible y competitiv­o que garantice un mejor futuro a sus ciudadanos.

*Vicepresid­ente de Aragón, consejero de Industria del Gobierno de Aragón y presidente del Partido Aragonés

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