A un extranjero por qué tu lengua no se llama moldavo, sino rumano o ruso»
(premio Cálamo al libro del año 2019) y vuelve a tratar la falta de amor en la infancia y la búsqueda de la identidad en su nuevo libro, El jardín de vidrio, dos obras que, asegura, «son muy populares entre los psiquiatras».
En 2019, Tîbuleac llegó a las librerías en español con su primera novela, que cosechó numerosos premios, con la historia de un adolescente problemático que se enfrentaba a la muerte de su madre por cáncer, un libro que, sostiene ha sido utilizado en muchas ocasiones por psiquiatras en sus terapias, según explica en una entrevista con Efe. La autora regresa ahora con El jardín de vidrio, editada como la anterior en Impedimenta, una novela en la que narra la historia de Lastochka, una niña que, durante los años más grises del comunismo en Moldavia, es rescatada de un terrible orfanato por una anciana rusa.
Sin embargo, ese acto de aparente piedad esconde una realidad terrorífica: la pequeña será obligada a trabajar recogiendo botellas por las calles de la ciudad de Chisináu durante casi una década en la que se le prohíbe hablar su lengua materna y tiene que adoptar el ruso como modo de expresión. La protagonista se convierte así en el símbolo de la pérdida de su identidad cultural de todo un pueblo al que se le arrebató su lengua y su cultura, como le ocurrió a su autora,
«Algunos padres no
Alma humana
«Es difícil explicarle