Un total de 17 ingenieras enseñan su especialidad de una manera amena
Yo fui uno de aquellos chavales que en su día, allá por los años 70, apareció por casa con la determinación de construir un teléfono con vasos de yogur, tal y como en el colegio se proponía como actividad. Puesto en funcionamiento el mecanismo, al escuchar la voz que otra persona emitía desde el otro lado, me sentía como si tuviera que salir a patentarlo de inmediato, maravillado de haber llevado a cabo con éxito el experimento. Sin embargo, he de confesar que la ciencia nunca ha sido lo mío, y que quizás por eso me resulta tan atractiva como atrayente: lo desconocido siempre fascina.
Con la magia me suelo quedar boquiabierto, que es lo mismo que me ocurre cuando leo sobre física, química o matemáticas. Hay quien dice que no es tanta la dificultad, ni mucho menos, que lo entendería si me pusiera manos a la obra, pero de repente me abrumo ante la famosa afirmación que continuamente me ha perseguido: eso de que la cosa no consiste ni en la creación ni en la destrucción,
Giordano Bruno fue toda su vida un personaje incómodo, tanto física como intelectualmente. Viajero impenitente, seguramente más de lo que él mismo hubiera deseado, no encontró acomodo en ningún lugar; pero es que su pensamiento es lo mismo, y no puede encajarse en ningún marco de los que estaban determinados en la Italia del siglo XVI en que vivió. Como religioso dominico sus ideas estaban muy lejanas de la doctrina católica, y como filósofo tampoco tiene fácil acomodo, ya que su cosmología enmendaba e iba más allá de los grandes puntales del pensamiento clásico. No es extraño que su figura atraiga por lo que tiene de símbolo de alguien que lucha –y muere– por unas ideas; tampoco lo es que su concepción del mundo sea tan sugerentemente moderna y a la vez tan enraizada en los saberes más antiguos.
Libros del Innombrable ha recogido parte de la extensa obra de Giordano Bruno, con la inestimable colaboración de Ignacio Gósino en la transformación. No pierdo la esperanza porque nunca he perdido la curiosidad, que crece cuando leo lo que algunas mentes maravillosas apuntan con sencillez y naturalidad. En este caso se dirigen a escolares de primaria, chicas y chicos que van a alucinar con cada uno de los experimentos planteados y con la belleza que se desprende al explicar todas las aplicaciones que todas estas disciplinas tienen en toda
mez de Liaño como editor, en un volumen cuyo título reúne tres conceptos que sirven para adentrarse en la visión del autor italiano: Mundo, Magia, Memoria, cuya coincidencia en las iniciales seguramente no pueda ser casual para marcar el esforzado camino que Giordano Bruno emprende hacia la sabiduría y el conocimiento, repleto de revelaciones, desarrollos mentales, inspiraciones e iluminaciones.
La primera etapa está dedicada a exponer la concepción que Bruno tenía del mundo, o por hacerlo más extensible, del universo, que para el autor es uno e infinito, como lo es el Dios de quien es reflejo, además del escenario para que la materia se presente en todas sus formas. Al mago –y a la magia– es a quien corresponde hallar los vínculos que existen, a veces de manera evidente pero muchas otras escondidos, en ese mundo repleto de posibilidades. Y una de las herramientas en las que Giordano Bruno más confía para ello es la memoria, de manera que ejercitándola y estableciendo técnicas para fortalecerla es como se puede alcanzar de manera más recta el conocimiento.
‘MUNDO, MAGIA, MEMORIA’ Giordano Bruno nuestra vida cotidiana.
Se trata de 10001 amigas ingenieras. Descubre a 17 ingenieras y diviértete con sus experimentos, un precioso libro coordinado por María Villarroya Gaudó, ilustrado por Sonia Sanz Escudero y editado por Prensas de la Universidad de Zaragoza. La Asociación de Mujeres Investigadoras y Tecnólogas de Aragón proyecta una ingeniera en cada cole, pero en este último año las circunstancias no han permitido
En los fogones del Cadogan hierve un perol enorme de shchi, la madre de todas las sopas rusas, elaborada a base de repollo, cebolla y salmuera de col, un cocimiento tanto más traslúcido cuanto más tieso se encuentre el comensal. ¿Qué otro menú podría preparar la cocinera, nuestra querida señora Patmore, sino la «sopa vacía» de la pobreza? A lo largo de los siglos, a través de guerras, hambrunas, trabajos forzados en el gélido norte y otras calamidades, la shchi ha mantenido vivo al pueblo ruso, y por ello nuestros huéspedes recién llegados, tan espirituales ellos, no quieren probar otra cosa: Fiódor Dostoievski y el protagonista de Crimen y castigo (1866) se pasan el día en el desván, sorbiendo sopa y jugando a las cartas. Mira por dónde, lo único que se lleva a la boca Rodión Románovich Raskólnikov en la novela, antes de matar con el hacha a la odiosa prestamista Aliona Ivánovna y a su hermana, es justamente un plato de shchi, ese humilde aguachirle de repollo. El hambre espolea el doble crimen. realizar los encuentros en vivo y en directo, con el alumnado pendiente de cada detalle, de cada palabra o de cada pregunta. Es así como se acercarán a un mundo por el que les resultará fácil apasionarse, pues las posibilidades parecen infinitas. Los electrodomésticos que nos rodean, la naturaleza merecedora de nuestros cuidados, la eliminación de los contaminantes, la rapidez en el funcionamiento de cualquier máquina, las redes sociales, la inteligencia artificial, las comunicaciones, el reciclaje o el valor real de los números son cuestiones cuyo avance nos hace avanzar a todos.
Son 17 ingenieras las que, con una pequeña pincelada sobre su decisión de haber elegido este camino, abren la puerta de su mundo y muestran en qué consiste su especialidad. Y lo que cuentan se convierte en un pequeño cuento que esas niñas y esos niños sin duda disfrutarán. Sé que disfrutar conlleva descubrir. Sé que descubrir conlleva observar. Sé que observar conlleva curiosear. Sé que curiosear conlleva interesarse. Y sé que interesarse conlleva entregarse para finalmente apasionarse. A través del estudio, de los libros y de su afán por entender los entresijos de aquello que les llamaba la atención, las mujeres que protagonizan este libro son artífices de grandes logros, resultado alcanzado tras largos caminos que previamente ha habido que recorrer. De igual manera, citan como referentes a otras mujeres, pioneras y descubridoras que no desistieron en sus propósitos aunque a veces se vieran obligadas a luchar contra viento y marea o ir contracorriente.
Hay unanimidad al eliminar ese tópico de tener cierto pavor a las matemáticas, una mala prensa injusta, pues quienes se acerquen a conocerlas pronto comprenderán que las tienen como aliadas. Y de ahí en adelante, las verán por todas partes, como me está empezando a ocurrir a mí ahora. Este es un libro que va a estimular la creatividad de jóvenes que viven en permanente contacto con la tecnología y que conforme más sepan más querrán saber. Para empezar, y sin salir de la Universidad de Zaragoza, María, Pilar, Natalia, Lola, Laura, Eva, Sandra, Isabelle, Carmen, Elena, Yolanda, Manuela, Ana, Marisa, Rosario, Raquel y María entusiasman con sus experiencias. Y sé que eso siempre permanecerá en quien las conozca.
‘10001 AMIGAS INGENIERAS’ María Villarroya Gaudó (coordinadora)