El Periódico Aragón

Un total de 17 ingenieras enseñan su especialid­ad de una manera amena

- JAVIER LAHOZ eparagon@elperiodic­o.com ZARAGOZA MIGUEL ÁNGEL ORDOVÁS ZARAGOZA

Yo fui uno de aquellos chavales que en su día, allá por los años 70, apareció por casa con la determinac­ión de construir un teléfono con vasos de yogur, tal y como en el colegio se proponía como actividad. Puesto en funcionami­ento el mecanismo, al escuchar la voz que otra persona emitía desde el otro lado, me sentía como si tuviera que salir a patentarlo de inmediato, maravillad­o de haber llevado a cabo con éxito el experiment­o. Sin embargo, he de confesar que la ciencia nunca ha sido lo mío, y que quizás por eso me resulta tan atractiva como atrayente: lo desconocid­o siempre fascina.

Con la magia me suelo quedar boquiabier­to, que es lo mismo que me ocurre cuando leo sobre física, química o matemática­s. Hay quien dice que no es tanta la dificultad, ni mucho menos, que lo entendería si me pusiera manos a la obra, pero de repente me abrumo ante la famosa afirmación que continuame­nte me ha perseguido: eso de que la cosa no consiste ni en la creación ni en la destrucció­n,

Giordano Bruno fue toda su vida un personaje incómodo, tanto física como intelectua­lmente. Viajero impenitent­e, segurament­e más de lo que él mismo hubiera deseado, no encontró acomodo en ningún lugar; pero es que su pensamient­o es lo mismo, y no puede encajarse en ningún marco de los que estaban determinad­os en la Italia del siglo XVI en que vivió. Como religioso dominico sus ideas estaban muy lejanas de la doctrina católica, y como filósofo tampoco tiene fácil acomodo, ya que su cosmología enmendaba e iba más allá de los grandes puntales del pensamient­o clásico. No es extraño que su figura atraiga por lo que tiene de símbolo de alguien que lucha –y muere– por unas ideas; tampoco lo es que su concepción del mundo sea tan sugerentem­ente moderna y a la vez tan enraizada en los saberes más antiguos.

Libros del Innombrabl­e ha recogido parte de la extensa obra de Giordano Bruno, con la inestimabl­e colaboraci­ón de Ignacio Gósino en la transforma­ción. No pierdo la esperanza porque nunca he perdido la curiosidad, que crece cuando leo lo que algunas mentes maravillos­as apuntan con sencillez y naturalida­d. En este caso se dirigen a escolares de primaria, chicas y chicos que van a alucinar con cada uno de los experiment­os planteados y con la belleza que se desprende al explicar todas las aplicacion­es que todas estas disciplina­s tienen en toda

mez de Liaño como editor, en un volumen cuyo título reúne tres conceptos que sirven para adentrarse en la visión del autor italiano: Mundo, Magia, Memoria, cuya coincidenc­ia en las iniciales segurament­e no pueda ser casual para marcar el esforzado camino que Giordano Bruno emprende hacia la sabiduría y el conocimien­to, repleto de revelacion­es, desarrollo­s mentales, inspiracio­nes e iluminacio­nes.

La primera etapa está dedicada a exponer la concepción que Bruno tenía del mundo, o por hacerlo más extensible, del universo, que para el autor es uno e infinito, como lo es el Dios de quien es reflejo, además del escenario para que la materia se presente en todas sus formas. Al mago –y a la magia– es a quien correspond­e hallar los vínculos que existen, a veces de manera evidente pero muchas otras escondidos, en ese mundo repleto de posibilida­des. Y una de las herramient­as en las que Giordano Bruno más confía para ello es la memoria, de manera que ejercitánd­ola y establecie­ndo técnicas para fortalecer­la es como se puede alcanzar de manera más recta el conocimien­to.

‘MUNDO, MAGIA, MEMORIA’ Giordano Bruno nuestra vida cotidiana.

Se trata de 10001 amigas ingenieras. Descubre a 17 ingenieras y diviértete con sus experiment­os, un precioso libro coordinado por María Villarroya Gaudó, ilustrado por Sonia Sanz Escudero y editado por Prensas de la Universida­d de Zaragoza. La Asociación de Mujeres Investigad­oras y Tecnólogas de Aragón proyecta una ingeniera en cada cole, pero en este último año las circunstan­cias no han permitido

En los fogones del Cadogan hierve un perol enorme de shchi, la madre de todas las sopas rusas, elaborada a base de repollo, cebolla y salmuera de col, un cocimiento tanto más traslúcido cuanto más tieso se encuentre el comensal. ¿Qué otro menú podría preparar la cocinera, nuestra querida señora Patmore, sino la «sopa vacía» de la pobreza? A lo largo de los siglos, a través de guerras, hambrunas, trabajos forzados en el gélido norte y otras calamidade­s, la shchi ha mantenido vivo al pueblo ruso, y por ello nuestros huéspedes recién llegados, tan espiritual­es ellos, no quieren probar otra cosa: Fiódor Dostoievsk­i y el protagonis­ta de Crimen y castigo (1866) se pasan el día en el desván, sorbiendo sopa y jugando a las cartas. Mira por dónde, lo único que se lleva a la boca Rodión Románovich Raskólniko­v en la novela, antes de matar con el hacha a la odiosa prestamist­a Aliona Ivánovna y a su hermana, es justamente un plato de shchi, ese humilde aguachirle de repollo. El hambre espolea el doble crimen. realizar los encuentros en vivo y en directo, con el alumnado pendiente de cada detalle, de cada palabra o de cada pregunta. Es así como se acercarán a un mundo por el que les resultará fácil apasionars­e, pues las posibilida­des parecen infinitas. Los electrodom­ésticos que nos rodean, la naturaleza merecedora de nuestros cuidados, la eliminació­n de los contaminan­tes, la rapidez en el funcionami­ento de cualquier máquina, las redes sociales, la inteligenc­ia artificial, las comunicaci­ones, el reciclaje o el valor real de los números son cuestiones cuyo avance nos hace avanzar a todos.

Son 17 ingenieras las que, con una pequeña pincelada sobre su decisión de haber elegido este camino, abren la puerta de su mundo y muestran en qué consiste su especialid­ad. Y lo que cuentan se convierte en un pequeño cuento que esas niñas y esos niños sin duda disfrutará­n. Sé que disfrutar conlleva descubrir. Sé que descubrir conlleva observar. Sé que observar conlleva curiosear. Sé que curiosear conlleva interesars­e. Y sé que interesars­e conlleva entregarse para finalmente apasionars­e. A través del estudio, de los libros y de su afán por entender los entresijos de aquello que les llamaba la atención, las mujeres que protagoniz­an este libro son artífices de grandes logros, resultado alcanzado tras largos caminos que previament­e ha habido que recorrer. De igual manera, citan como referentes a otras mujeres, pioneras y descubrido­ras que no desistiero­n en sus propósitos aunque a veces se vieran obligadas a luchar contra viento y marea o ir contracorr­iente.

Hay unanimidad al eliminar ese tópico de tener cierto pavor a las matemática­s, una mala prensa injusta, pues quienes se acerquen a conocerlas pronto comprender­án que las tienen como aliadas. Y de ahí en adelante, las verán por todas partes, como me está empezando a ocurrir a mí ahora. Este es un libro que va a estimular la creativida­d de jóvenes que viven en permanente contacto con la tecnología y que conforme más sepan más querrán saber. Para empezar, y sin salir de la Universida­d de Zaragoza, María, Pilar, Natalia, Lola, Laura, Eva, Sandra, Isabelle, Carmen, Elena, Yolanda, Manuela, Ana, Marisa, Rosario, Raquel y María entusiasma­n con sus experienci­as. Y sé que eso siempre permanecer­á en quien las conozca.

‘10001 AMIGAS INGENIERAS’ María Villarroya Gaudó (coordinado­ra)

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ÁNGEL DE CASTRO María Villarroya Gaudó es la coordinado­ra de este volumen.
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Libros Innombrabl­e 457 páginas =
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