Los altercados del acto de Vox en Vallecas caldean la lucha del 4-M
PP y Cs cargan contra Iglesias por no condenar la violencia, que dejó cuatro detenidos y 35 heridos El ayuntamiento madrileño critica el operativo de Interior por escaso, pero el ministerio lo defiende
Afalta de 10 días para que empiece la campaña electoral en Madrid, la tensión política ya está por las nubes. Y todo apunta a que esto no ha hecho más que empezar. Los altercados en el acto de Vox celebrado en el madrileño barrio de Vallecas y las palabras de Pablo Iglesias denunciando la estrategia de Santiago Abascal de «provocar violencia» en los barrios del sur de la capital empiezan a caldear la competición por los comicios del 4-M. La derecha, en masa, criticó al secretario general de Podemos por no condenar los altercados y, además, señaló al ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, como principal responsable.
Como un reflejo de las elecciones vascas y catalanas, Vox eligió un barrio obrero para uno de sus primeros actos. El mitin, que a nadie se le escapó que era de alto riesgo, terminó con cargas policiales contra los vecinos que protestaban por su celebración en la llamada plaza Roja de Vallecas, lo que desembocó en 35 heridos (21 de ellos agentes) y cuatro arrestados.
Iglesias, al igual que el líder de Más País, Íñigo Errejón, reprocharon a la formación ultra que hubiera elegido este enclave, en pleno cinturón rojo de Madrid y cuna política del exvicepresidente, para alentar al odio. «Los ultraderechistas de Vox organizaron una concentración con el fin, absolutamente deliberado y evidente, de provocar altercados en el barrio», se reafirmó el candidato morado en un vídeo en Twitter.
CONDENA O ILEGALIZACIÓN
«Vamos a pisar cada metro de Madrid», le respondió Abascal desde un acto celebrado en el madrileño distrito de Vicálvaro. El líder de Vox, que el pasado miércoles se encaró con los vecinos de Vallecas provocando las cargas policiales, acusó a Iglesias de «criminal» y «mentiroso patológico». Su candidata a la Comunidad de Madrid, Rocío Monasterio, por su parte, llegó a pedir la «ilegalización» de Unidas Podemos si el exvicepresidente del Gobierno y candidato a la presidencia madrileña no condenaba de manera firme la violencia.
Los reproches a Iglesias también llegaron desde el PP y Cs. Pablo Casado reiteró su condena a los «ataques inaceptables» que sufrieron los simpatizantes ultraderechistas y arremetió contra el secretario general de los morados por «justificar y alentar» lo ocurrido. Por su parte, el cabeza de lista naranja, Edmundo Bal, lamentó que el exvicepresidente «disculpe la violencia [...] solo porque es contra una opinión política distinta».
Iglesias no fue el único que recibió los golpes de la derecha. Ya durante el acto del miércoles, mientras la policía cargaba contra los vecinos de Vallecas, Abascal acusó en más de una decena de ocasiones al ministro del Interior de no haber blindado la plaza contra los manifestantes. «Marlaska es directamente responsable de todas las agresiones que se produjeron. Montó un dispositivo policial gigantesco que no se usó como es debido», subrayó ayer el líder de Vox en Antena 3. Monasterio, a la par que pedía ilegalizar a los morados, exigió que todos los que consideren los hechos ocurrido en Vallecas «una vergüenza» pidan la dimisión del ministro.
Las críticas a Grande-Marlaska llegaron también desde el Ayuntamiento de Madrid. La portavoz del gobierno municipal, Inmaculada Sanz, aseguró que el responsable de Interior «no garantizó» que el acto se desarrollara con un «mínimo de normalidad».
LA «ACTITUD» DE ABASCAL
El Ministerio del Interior, en declaraciones a Europa Press, defendió que «se diseñó un dispositivo policial acorde a unas circunstancias complejas con el fin de garantizar los derechos de todos». Además, puso el foco en la actitud del presidente del partido de extrema derecha al encararse con los vecinos de Vallecas: «Determinadas actitudes, sobre todo aquellas que se produjeron al no seguir las indicaciones y pautas de los agentes que velaban por la seguridad, ponen en riesgo el trabajo y la integridad física de los propios agentes de la Policía Nacional».