El Brexit provoca una ola de violentos disturbios en el Ulster
Los unionistas rechazan los controles aduaneros impuestos tras salir de la UE Los altercados dejan 55 policías heridos y obligan a Boris Johnson a reaccionar
Varias jornadas de disturbios callejeros en Irlanda del Norte, en los que 55 policías resultaron heridos, han obligado a Boris Johnson a reaccionar. La frustración tras la entrada en vigor del Brexit es la causa principal, aunque no la única, del deterioro de la situación. Ayer, tras otra noche de enfrentamientos en Belfast, cuando grupos de jóvenes atacaron a la policía y secuestraron y prendieron fuego a un autobús, el primer ministro británico envió urgentemente a la capital de la provincia al responsable para Irlanda del Norte, Brandon Lewis, para reunirse con los responsables locales.
Lewis pidió a «todas las comunidades» trabajar unidas «para resolver las tensiones» a las que la región se enfrenta en estos momentos. Los representantes del Gobierno norirlandés compartido pusieron a un lado sus diferencias e hicieron un llamamiento a la calma y el fin de la violencia.
En conferencia de prensa, Jonathan Roberts, responsable en funciones del Servicio de Policía de Irlanda del Norte (PSNI), indicó que los disturbios en Belfast habían «alcanzado una escala no vista en recientes años». Afirmó que en la «violencia sectaria» estuvieron involucrados grupos de las dos comunidades, unionistas y republicanos. La policía lo investiga.
PLANIFICACIÓN
De lo que dijo estar seguro es de que se trató de una acción «planificada» de antemano, con los participantes provistos de un número considerable de cohetes, objetos arrojadizos y bombas incendiarias. Escenas similares se han vivido en los últimos días en Derry, Newtownabbey y Carrickfergus en el sudeste de la región de Antrim.
Desde la entrada en vigor del Brexit, Irlanda del Norte, a diferencia del resto del Reino Unido, sigue formando parte del mercado único europeo, como consta en el Protocolo de Retirada. Eso crea una separación con el resto país y la imposición de controles fronterizos. Al margen de los problemas de esas barreras en importaciones y exportaciones, incluido el desabastecimiento de ciertos productos procedentes de Gran Bretaña, lo que ha dejado en la comunidad probritánica es la impresión de que la unión se debilita y de que el Brexit les acerca a los nacionalistas de la República de Irlanda.
Los unionistas «se sienten traicionados», «que se les ha dejado atrás por todo tipo de razones», dijo a Sky News el que fuera ministro para Irlanda del Norte Peter Hain, que acusó a Johnson de no ser franco con los unionistas.
En una carta dirigida al primer ministro británico y su homólogo irlandés, Micheál Martin, grupos lealistas paramilitares anunciaron hace un mes la retirada de su apoyo al Acuerdo de Viernes Santo en protesta por la frontera establecida en el mar de Irlanda. En la misiva aclaraban que su oposición al protocolo seguiría siendo «pacífica y democrática». La realidad empieza a ser diferente.
También ha exacerbado los ánimos la decisión de no procesar a la veintena de líderes del Sinn Féin que asistieron en Belfast al entierro del que fuera uno de los líderes del IRA, Bobby Story. En el acto, con la viceprimera ministra principal del Gobierno norirlandés, Michelle O’Neill; la actual líder de la formación, Mary Lou McDonald, y su predecesor, el histórico Gerry Adams, desfilaron un centenar de personas saltándose las restricciones anticovid.