Ecuador entierra el correísmo y elige a Lasso, un conservador
El candidato de la derecha llega en su tercer intento al poder con una clara victoria «Tenemos que tender puentes y construir consensos», dijo el perdedor
Ecuador ha ratificado en las urnas su giro a la derecha. El banquero Guillermo Lasso ganó esta vez las elecciones presidenciales después de dos intentos fallidos, en el 2013 y el 2017. Al escrutarse casi el 98% de los votos, el Consejo Nacional Electoral (CNE) informó que el candidato de la coalición conservadora CREO obtuvo el 52,73 % de los sufragios contra el 47,27% de Andrés Arauz, el delfín del expresidente Rafael Correa.
La diferencia de más de cinco puntos a su favor se volvió irreversible en la noche del domingo. Así lo entendieron de inmediato los simpatizantes de CREO en Quito, la capital, y Guayaquil, la ciudad costera, donde salieron a las calles a festejar. Pocos minutos después lo hizo el ganador de la contienda. «La democracia ha triunfado. Ustedes han usado su derecho a elegir y lo han usado para elegir un nuevo mundo, diferente al de los últimos catorce años», dijo en medio de las celebraciones.
Lasso obtuvo su derecho a pasar a la segunda vuelta en febrero tras superar por un muy escaso margen a Yaku Pérez, el candidato del movimiento indígena. Durante su campaña proselitista reiteró que era el único capaz de impedir el retorno al poder del correísmo. Agitó el «miedo al pasado» y el peligro de que el país se convierta en una nueva Venezuela. Tuvo mayor eficacia que Arauz y su melancólica insistencia en que ese pasado fue, en rigor, un tiempo más virtuoso que el presente y una posibilidad de recuperarlo en el futuro próximo.
Los analistas políticos explican la victoria de Lasso por la combinación de varios factores: de un la(( do, buena parte de los indecisos terminaron por apoyar el programa conservador. De otro lado, la mayoría de los líderes de las comunidades originarias, que tenían un histórico enfrentamiento con Correa, así como la socialdemócrata Izquierda Democrática, se abstuvieron de apoyar a Arauz. Más de 1,6 millones de ecuatorianos anularon sus votos, y eso también favoreció al abanderado de CREO.
«Es un traspié electoral, pero de ninguna manera una derrota política ni moral», dijo Arauz. En su primer discurso, reconoció que no había podido conseguir las adhesiones suficientes para retomar la senda progresista, cerrada en 2017. «Realizaré una llamada telefónica a Lasso y lo felicitaré. Le demostraré nuestras convicciones democráticas. Tenemos que tender puentes y construir consensos. Tenemos que volver a ser un solo Ecuador», añadió a sus compungidos seguidores. «Hemos sido víctimas de la persecución política. Hace falta una renovación real de las formas de hacer política. Señor Lasso, lo invito a que se respete el Estado de derecho. No queremos que se sigan encarcelando a los ecuatorianos por su forma de pensar», añadió. cos meses los peruanos tengamos que tomar una decisión entre dos opciones diametralmente distintas», señaló por su parte el diario El Comercio. El analista César Hildebrant consideró que la sociedad peruana tiene una «atracción por el abismo» al tener que elegir por Fujimori Higuchi, «una candidata que reivindica la corrupción del fujimorismo» y un hombre «que está probadamente cerca» del grupo armado Sendero Luminoso».
El inédito grado de fragmentación, una de las secuelas de años de crisis políticas e institucionales, con tres renuncias presidenciales entre el 2018 y el 2020, terminó favoreciendo al competidor menos pensado. Castillo representa al Perú profundo, muchas veces olvidado por Lima. Ha liderado huelgas docentes y formó parte de Perú Posible, el partido de Alejandro Toledo, cuya extradición a Perú, donde se lo acusa de actos dolosos, debe decir en breve un tribunal de EEUU. El programa del exmaestro mezcla posiciones de izquierda con el rechazo a cualquier enfoque de género. A su vez, defiende la pena de muerte contra los corruptos. Gane quien gane, gobernará con un Parlamento adverso y también disgregado.
En ese momento, una agente le amenaza con usar su taser y dispara pero no con la pistola de descargas eléctricas sino con su arma de fuego. Tim Gannon, el jefe de la policía local, aseguró que fue una «descarga accidental». La agente está en baja administrativa. Wright siguió conduciendo ya herido hasta que chocó con otro coche. Los servicios de emergencias declararon oficialmente su muerte en el lugar del choque. En cuanto empezó a propagarse la noticia cientos de personas empezaron a congregarse ante la sede del Departamento de Policía de Brooklyn Center y fueron en aumento los enfrentamientos con la policía.
Por lado, la violencia con armas de fuego, la epidemia sin solución en EEUU, ha vuelto a resurgir un día más en el país y, de nuevo, en un centro de educación. Esta vez el escenario de un tiroteo ha sido el instituto Austin-East Magnet, en Knoxville (Tennessee), donde el departamento de policía anunció anoche en su cuenta oficial en Twitter de que ha habido «múltiples víctimas», incluyendo un agente de policía.