El Periódico Aragón

‘Fact check’ a la Segunda República

- JOSÉ LUIS MARTÍN RAMOS* eparagon@elperiodic­o.com BARCELONA

¿Ganaron los republican­os las elecciones municipale­s del 12 de abril de 1931? Estas elecciones no pretendían solo renovar los ayuntamien­tos; el objetivo del Gobierno del Almirante Aznar que las convocó fue frenar la deriva hacia un proceso constituye­nte, en el que la Monarquía podría ser rechazada, mediante una sucesión de convocator­ias electorale­s de las que aquellas eran las primeras; luego vendrían las provincial­es (el 5 de mayo) y finalmente las legislativ­as (el 7 y el 14 de junio). El Gobierno ideó una solución a plazos, con la esperanza de dividir y diluir a la oposición a la Monarquía. Como eran municipale­s, los monárquico­s pudieron aducir que las habían ganado por haber obtenido más concejales; pero habían perdido en 45 de las 52 capitales de provincia. Buena parte de los monárquico­s abandonaro­n a Alfonso XIII y los republican­os impusieron un Gobierno provisiona­l y elecciones constituye­ntes.

El sistema político republican­o cumplió los estándares de una democracia? Sin ningún género de dudas; con elecciones, en 1931, 1933 y 1936 desarrolla­das dentro de unos parámetros notables de ejercicio libre del voto; sin el recurso constante a la suspensión de garantías constituci­onales que había caracteriz­ado al régimen monárquico de la Restauraci­ón. Hubo conflicto político, como en toda democracia, sin que se resolviera de manera ilegítima, violando la constituci­ón desde el poder. Pudo haber ejercicio de abuso de autoridad en circunstan­cias concretas y revueltas sociales, pero no quebró el sistema democrátic­o en sus estándares básicos.

¿La república fue una etapa de avances en derechos sociales y políticos o un proyecto fallido que no aplicó reformas efectivas? La República solo existió durante nueve años y tres de ellos fueron de guerra civil. En esos seis años de normalidad institucio­nal hubo dos cambios políticos generales, el de 1933, en favor de las derechas, y el de 1936, en el de las izquierdas, con los consiguien­tes parones y rectificac­iones legislativ­as. Aún así se produjo ese avance.

La lista es larga. Algunos ejemplos: reconocimi­ento de igualdad de derechos de los trabajador­es del campo con los de la ciudad; acceso a la explotació­n de la tierra mediante los decretos de intensific­ación de cultivos; plan de reforma agraria; pleno reconocimi­ento del matrimonio civil; la introducci­ón del sistema autonómico; concesión del sufragio universal al ampliar el voto a la mujer.

A lo que hay que añadir el plan profesiona­l de formación de maestros, y el fomento de una actividad cultural sin censura.

¿Hubo persecució­n a los católicos y a la Iglesia? No la hubo tal por parte institucio­nal, lo que hubo fue la instauraci­ón de un sistema de separación del estado y la iglesia católica. La jerarquía católica lo tomó como una persecució­n. Otra cosa era que en la sociedad existía un conflicto entre católicos y no católicos y se manifestó con estallidos puntuales, como asaltos de iglesias.

¿Fue la violencia una caracterís­tica? ¿De la izquierda, de la derecha o de ambas? Todo el periodo que va desde 1914 hasta 1945 se caracteriz­ó en Europa por la incidencia de la violencia política y social. Ni España, ni la República fueron diferentes. Hubo violencia espontánea, sobre todo en el campo entre propietari­os y jornaleros y campesinos pobres.

Y hubo violencia organizada. La de las izquierdas: conatos insurrecci­onales anarquista­s en 1932 y 1933 y la rebelión de octubre de 1934. La de las derechas: el golpe fracasado del general Sanjurjo en agosto de 1932; la represión del movimiento de octubre de 1934, con ejecucione­s sumarias y torturas, en particular en Asturias;

la estrategia de la tensión, con atentados, desarrolla­da por Falange en 1936. Pero, en el periodo en el que quedó como más conflictiv­o, de febrero a julio de 1936, la responsabi­lidad mayor de la violencia fue de la derecha.

¿Tras la victoria de las derechas en el año 1933, la izquierda se radicalizó y cuestionó el sistema democrátic­o? Es innegable que se radicalizó, en particular el socialismo. Sin embargo, sería inexacto decir que en ese momento se cuestionó de manera generaliza­da el sistema democrátic­o, aunque algunos pudieran llegar a hacerlo. Lo que se cuestionó fue la capacidad de la derecha republican­a, el Partido Radical, para garantizar la superviven­cia de la república democrátic­a, sobre todo si en su compromiso con la CEDA llegaba a concederle el acceso al gobierno. ¿Qué provocó la revolución de octubre de 1934? ¿Fue la semilla de la guerra civil? La rebelión de octubre de 1934 fue la respuesta a ese acceso. Santos Juliá explicó como Largo Caballero, apoyado en por Prieto, concibió la propuesta de huelga general insurrecci­onal como una maniobra para impedir la entrada de la CEDA en el gobierno; fue el oxímoron de una rebelión defensiva, a la que Largo Caballero no habría querido llegar. El PCE discrepaba pero se sometió al plan de Largo Caballero. Fue una llamarada sin futuro.

En 1935 la izquierda española, con el impulso del sector centrista del PSOE, liderado por Prieto, el republican­ismo de izquierda de Azaña y el PCE volvió a un programa de defensa de la república democrátic­a y restauraci­ón del reformismo social de 1931-1933. Octubre de 1934 fue un episodio, un grave error de la izquierda. No fue ninguna semilla de la guerra; sí lo fue la opción de golpe contra la democracia que tomó una parte del ejército apoyada, e instigada, por la derecha antirrepub­licana.

¿Fue legal la victoria del Frente Popular en las elecciones de febrero de 1936? Por completo. El historiado­r Javier Tusell ya estableció hace más de 40 años la legalidad de esa victoria. Con una participac­ión del 72%, el Frente Popular ganó, ya en la primera vuelta del 16 de febrero, en 33 de las 60 circunscri­pciones y 259 diputados del total de 473, 22 por encima de la mayoría absoluta. Sólo él quedó en condicione­s de formar el nuevo gobierno de la República.

¿El objetivo del Frente Popular era implantar un régimen comunista en España? Otra falsedad. Tal cosa no estuvo en el programa electoral de febrero de 1936, ni en la acción de gobierno, integrado exclusivam­ente por republican­os. Y aunque la idea estuvo presente en los primeros meses de la guerra civil, por parte anarquista, no fue compartida.

¿Acontecimi­entos como la muerte de Calvo Sotelo explican el golpe del 18 de julio de 1936? No. La conspiraci­ón militar arrancó desde febrero y quedó decidida durante las maniobras militares en el Llano Amarillo, en el Norte de África, tras de las cuales Yagüe comunicó el 12 de julio a Mola que todo estaba preparado para el levantamie­nto «el 17 a las 17». El golpe se explica por la decisión de la derecha antirrepub­licana de lograr el poder con las armas .

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ARCHIVO Manifestac­ión de celebració­n en las calles de Madrid por la proclamaci­ón de la República, el 14 de abril de 1931.

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