Un monumento singular
F. Javier Fernández-Giro Zaragoza
Hace ya mucho tiempo, el destino, el azar me llevó a ejercer mi vida profesional en la villa de Uncastillo durante unos cuantos años. Mi nuevo domicilio, adosado (como ahora se dice) al edificio del ayuntamiento. A una persona que le apasiona todo lo relacionado con el arte, es como ponerle un caramelo en su boca.
Edificio extraordinario del siglo XVI de tres alturas construido totalmente en sillar. En su decoración aparecen representadas todas las virtudes teologales y cardinales, caso único en este tipo de edificios en España. El acceso al edificio por su puerta principal, decorado con medallones con bustos, dos columnas corintias sujetan un entablamento con el escudo de la villa, flanqueado por Fortaleza y Prudencia. Preside la portada la virtud de la Justicia, virtudes estas llamadas también morales, esenciales para las relaciones humanas y el orden social. Su segundo piso o planta noble con cuatro ventanales rematados con un frontón triangular con la tabla de la Fe, Esperanza, Caridad y Templanza, virtudes que debe de tener un buen gobernante. Su planta tercera con ventanas arqueadas coronadas por pináculos. Destacando las gárgolas, dispuestas entre los ventanales como elementos arquitectónicos para verter al exterior el agua del tejado, ejemplo de libre creación artística de la escultura gótica, así el agua de lluvia no resbala por las fachadas dañándolas. Muchísimas veces, contemple ese bonito espectáculo en días de tormentas tan frecuentes en el Prepirineo aragonés, viendo caer los chorros de agua por la boca de esos animales fabulosos, seres demoníacos y personajes grotescos.
Aragón es prolijo en todos los estilos arquitectónicos y bien merece una prolongada visita para contemplar su riqueza cultural, su expresión artística, sus tradiciones, sus costumbres, su gastronomía, etc. etc.