Embriones con células mixtas
Una investigación liderada por el científico español Juan Carlos Izpisúa ha creado y mantenido vivos hasta 19 días gérmenes con células de hombre y mono en China
La capacidad de cultivar células de una especie dentro de un organismo de otra diferente ofrece a los científicos una poderosa herramienta para la investigación y la medicina, y ahora un equipo liderado por el español Juan Carlos Izpisúa ha logrado generar «embriones quimera» humano-mono. Este enfoque, no exento de connotaciones éticas, podría contribuir a avanzar en la comprensión del desarrollo humano temprano, la aparición y progresión de enfermedades y el envejecimiento, así como en el ensayo de terapias y el trasplante de órganos.
«Este trabajo es importante para ahondar en el conocimiento sobre la comunicación celular durante la embriogénesis y la evolución, así como para una variedad de aplicaciones en investigación y medicina regenerativa», señaló Izpisúa, director del Laboratorio de Expresión Génica del Instituto Salk de California (EEUU). «Algún día podría dar lugar a la capacidad de generar tejidos humanos para el trasplante, en corazón o riñones, y también ayudar a testar nuevos medicamentos para enfermedades humanas con más precisión que en los modelos animales tradicionales», añadió el científico a Efe.
Los resultados de los experimentos, realizados en laboratorios de China, se publican en la revista Cell, en un artículo que firman asimismo científicos de la Universidad Kunmimg de Ciencia y Tecnología (China) y la Universidad Católica San Antonio de Murcia (UCAM).
En el 2017, el equipo de Izpisúa publicó una investigación pionera en la que incorporaron células humanas en tejido porcino, lo que supuso «el primer paso» hacia la producción de órganos humanos utilizando grandes animales. Ahora, el equipo marcó células madre reprogramadas pluripotentes humanas (capaces de convertirse en todo tipo de células del cuerpo) con una proteína fluorescente y las insertó en embriones de macacos en placas de ensayo. Seis días después de la creación de los embriones de mono se inyectó a cada uno 25 células humanas. Al cabo de un día se detectaron células humanas en 132 embriones; a los diez días, 103 de los embriones quiméricos seguían desarrollándose. La supervivencia pronto empezó a disminuir y, el día 19, solo tres quimeras seguían vivas.