Miedo y rechazo
No desaprovechan las ocasiones el PP y el Gobierno para tirarse los trastos a la cabeza. Cualquier asunto, sobre todo si es especialmente delicado, como la vacunación contra el covid-19, es bueno para polemizar.
La consecuencia, en este caso, es una general desconfianza hacia la vacuna AstraZeneca. En Madrid, el rechazo de casi un 70% de la población llamada a vacunarse con ella, en Andalucía de un 20% por el miedo a los trombos. Pero es que de todos los medicamentos se avisa de posibles efectos secundarios y en mayores proporciones que los de esta vacuna.
De casi un millón de inoculaciones suministradas en España, los casos de trombosis suponen un 0,0005% (solo 5 casos) y una muerte. Claro es que a los afectados no les consolará formar parte de una mínima proporción; al contrario, se preguntarán por qué ellos.
Hay que preguntarse qué pasará con quienes rechacen la vacuna, si les pondrán otra o, de momento, ninguna.
Es la vacuna AstraZeneca la que se lleva la mala fama, pero el porcentaje de efectos secundarios (0,18%) es similar al de la vacuna Pfizer (0,175%) y menor que el de Moderna (0,30%).
Basta con mirar los prospectos de las medicinas para comprobar que corremos, proporcionalmente, más peligro con ellas que con la administración de cualquiera de las vacunas.
Sucede que una vez instalada la desconfianza en nosotros, es muy difícil desembarazarse de ella. Lo que crea mucha incertidumbre es el baile de edades para aplicar la AstraZeneca en España y en Europa. Primero era a personal esencial menor de 55 años, luego a menores de 60 años, después continuar con el grupo de 60 a 65 años y posteriormente el grupo de 66 a 69 años.
Quienes han recibido la primera dosis de AstraZeneca se preguntan ahora si pueden recibir la segunda dosis de otra vacuna. La esperada vacuna Janssen también provoca desconfianza. La Agencia Europea del Medicamento investiga cuatro episodios de trombosis ocurridos tras la vacunación de este fármaco, aunque solo se han registrado coágulos sanguíneos en el 0,00008% de los pinchazos.
¿No será que se han dado demasiada prisa en sacar al mercado las vacunas y se han anticipado a lo que debería ser un tiempo mayor de investigación?