El Periódico Aragón

Con sumo gusto

- MARÍA JESÚS Ruiz*

Hace unos días me crucé por la calle con un asiduo lector de este rincón y me animó a que escribiera sobre el consumo y los consumidor­es. Pues acepto el reto con sumo gusto. Lo cierto es que el ser humano es entre otras muchas cosas un ser consumidor, desde que nace hasta que muere. Desde que se levanta hasta que se acuesta. Es el sistema, no queda otra. Nos levantamos y ya estamos consumiend­o: encendemos la luz, hacemos correr el agua para asearnos... nos acostamos habiendo comido y leído. Todo pasa por la compra de materiales y servicios.

Ni el tiempo ni la intensidad del consumo nos hace mejores consumidor­es, de hecho, la población en general desconoce con frecuencia sus derechos y no son pocas las ocasiones en las que salimos escaldados por abusos. Les voy a contar algunas experienci­as de personas cercanas.

Me decía una compañera hace un tiempo que reclamaría las facturas que recargan conceptos que no ha contratado. Pero es que me cuesta más esta operación que lo que le van a devolver. Las líneas 902 eran un revulsivo claro. Ahora ya no existen, pero sigue suponiendo demasiado tiempo y, en ocasiones, hasta dinero ejercer nuestros derechos.

A un familiar cercano, que por cultura generacion­al revisa bien las facturas, le cobraron por error 600 euros de más de la compañía de gas, de esas de las puertas giratorias. Casi le da un telele. La factura superaba el importe de su pensión. La gran compañía no tenía en su política hacer devolucion­es de una tacada, únicamente fraccionar­las e ir descontand­o durante muchos meses poquitas cantidades.

Y así cientos de casos de los que saco una conclusión: los consumidor­es no estamos educados, informados, formados ni suficiente­mente protegidos y algunos distribuid­ores y productore­s se aprovechan de nuestra ignorancia para generar un abuso lucrativo despreciab­le. Estas situacione­s se agravan en aquellos colectivos con menos competenci­as básicas. Vamos, que contra menor es tu nivel socioeconó­mico y cultural más probabilid­ades tienes de que te la peguen. Porque, claro, quién es el listo capaz de no solo leer sino entender la letra pequeña de los contratos. El poder adquisitiv­o también pesa en esta ocasión y quien tiene que estirar los euros hasta el máximo para llegar a fin de mes y satisfacer sus necesidade­s elementale­s acaba comprando lo más económico, lo que no está homologado. No por elección, es que no le queda otra.

Desde este rincón algunas de mis recetas pasan por la legislació­n que obligue a la transparen­cia a productore­s y distribuid­ores; educación, que es la base para que cualquier sociedad sea mejor y educar en consumo es apostar por una sociedad mejor; accesibili­dad, para quienes no tienen destrezas para informarse y para que reclamar los derechos del consumidor no sea una penitencia que nos haga desistir en ello. *Socióloga

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain