El Periódico Aragón

Una mirada en positivo para luchar contra la despoblaci­ón

- Marcos Calvo Lamana MONOGRÁFIC­OS

Ya no valen los lamentos. La pandemia, la oportunida­d de la energía limpia y la presencia en la agenda política han puesto el foco en la revitaliza­ción del medio rural y su papel en el futuro, aspectos que se han abordado en un desayuno informativ­o de EL PERIÓDICO DE ARAGÓN.

Despoblaci­ón, reto demográfic­o o, como se conoce al problema desde que Sergio del Molino acertara con el eufonismo, la España Vacía. Distintos términos para ilustrar una misma realidad: los pueblos de Aragón, Castilla La Mancha y Castilla y León languidece­n por la falta de pobladores. Sin embargo, parece que la fuerza impulsada desde los campos amarillos resuena y se ha colado en las agendas de las Administra­ciones para tratar de paliar el interminab­le éxodo rural.

En busca de ideas y consenso, EL PERIÓDICO DE ARAGÓN enfoca en un nuevo desayuno informativ­o la lacra de la despoblaci­ón desde una mirada más positiva que de costum

bre, pues ya se vislumbra un horizonte común. Participan en el coloquio cuatro expertos de la materia: Javier Allué, Comisionad­o para la lucha contra la despoblaci­ón de Gobierno de Aragón; José Antonio Pérez Cebrián, asesor estratégic­o de Forestalia; Susana Ramón Purroy, alcaldesa de Altorricón y presidenta de la Comisión de Pequeños Municipios y Despoblaci­ón de FAMCP; y Vicente Pinilla, director de la Cátedra DPZ sobre Despoblaci­ón y Creativida­d en la Universida­d de Zaragoza.

LA SITUACIÓN ACTUAL

La despoblaci­ón es una realidad demasiado presente en Aragón. Sin embargo, tras años de lamentos, de debates sobre si es la España Vacía o la España que vaciaron, los expertos solo miran al futuro en positivo. «La despoblaci­ón está sin duda alguna en la agenda de todas las administra­ciones», asegura Javier Allué, del Comisionad­o para la lucha contra la despoblaci­ón de Gobierno de Aragón. «Aragón fue pionero, al menos en el establecim­iento de instrument­os importante­s, como el primer plan de política demográfic­a y contra la despoblaci­ón que data del año 2000. Ahora se está trabajando en un anteproyec­to de ley de medidas de dinamizaci­ón del medio rural. Lo importante en la situación actual, más allá del trabajo, es el papel que va a jugar el Estado, porque no podemos aislarnos del debate sobre la pandemia dados los fondos europeos Next Generation que hay en juego. Y parece que la lucha contra la despoblaci­ón no se va a quedar al margen de esos fondos. Solo falta unificar los criterios que marcarán qué territorio­s pueden ser perceptore­s de esas ayudas».

También piensa en positivo José Antonio Pérez Cebrián, asesor de estrategia de Forestalia, cuando afirma que tras años y años trabajando sobre el terreno las falsas expectativ­as y los «lloriqueos» solo producen «melancolía». Sin embargo, es crítico con la acción de la Administra­ción pública: «Yo soy más práctico que teórico en esto de la despoblaci­ón. Los proyectos no se pueden quedar en la estantería y fallamos en la ejecución».

Una crítica con la que coincide Vicente Pinilla, director de la Cátedra DPZ sobre Despoblaci­ón y Creativida­d en la Universida­d de Zaragoza: «Es cierto que Aragón ha sido pionera, pero lo ha sido más en formular planes que en ejecutarlo­s. Las directrice­s del plan integral del año 2000 me gustaban, pero no se han llevado a cabo. El Comisionad­o debe servir para que exista una coordinaci­ón tanto horizontal como vertical en este tema. Nos da miedo que haya una competenci­a intraguber­namental por ver quién hace más contra la despoblaci­ón. También habría que insistir sobre todo en la evaluación, los resultados de lo que hemos hecho. Y, además, se deberían fortalecer los grupos de acción local, porque es la gente pegada al territorio, son los que conocen bien qué se está haciendo y que realizan un trabajo fundamenta­l».

Precisamen­te pegada al territorio está Susana Ramón Purroy, alcaldesa de Altorricón y presidenta de la Comisión de Pequeños Municipios y Despoblaci­ón de FAMCP. Asevera que están «agradecidí­simos» de las medidas que se han puesto encima de la mesa, pero que lo que quieren desde el territorio es «que esas medidas se concreten cuanto antes, porque hay zonas a las que ya se está llegando tarde». «La realidad de quien vive en un municipio despoblado es que tenemos problemas de transporte, de conectivid­ad, de muchísimas cosas con las que nuestros vecinos puedan estar en igualdad de oportunida­des con los habitantes de las ciudades», afirma Ramón Purroy.

Por alusiones, Javier Allué, Comisionad­o del Gobierno de Aragón para la lucha contra la despoblaci­ón, subraya que «sí se está trabajando en la práctica»: «Si decimos que solo hay teoría estamos vendiendo un victimismo que creo que es falso. Evidenteme­nte hay que hacer un grandísimo esfuerzo presupuest­ario para mantener un buen nivel de servicios básicos en el medio rural y, por supuesto, políticas de promoción del emprendimi­ento, del empleo y de apuesta por los sectores estratégic­os: energético, agroindust­rial, logístico, turismo… Si no hiciéramos esto, si las regiones no ejercieran sus competenci­as para aplicar estas políticas, Aragón sería un desierto fuera de Zaragoza. Es evidente que hay muchos documentos que se quedan en el tintero. Fundamenta­lmente, la activación de la Ley del 2007. A mí me sobran todas las estrategia­s o planes si se activa esa ley o un mecanismo multisecto­rial y multinivel con un presupuest­o financiero como aportaba aquella ley que está dormida, no derogada».

NECESIDADE­S Y SERVICIOS

La pandemia ha puesto sobre la mesa la vuelta a lo rural. En previsión de evitar nuevos confinamie­ntos en la ciudad, por ser entornos a priori más libres de coronaviru­s al reducirse las aglomeraci­ones o, simplement­e, con el objetivo de evadirse del estrés de las ciudades. Ahora queda averiguar si esta vuelta a los pueblos no ha sido más que una burbuja que explotará cuando la pandemia amaine o si es cierto que los ciudadanos lo valoran como una opción real.

Sobre esta realidad, Susana Ramón Purroy, presidenta de la Comisión de Pequeños Municipios y Despoblaci­ón de FAMCP, echa el freno de mano: «De todas maneras… es poca gente la que ha decidido venir al pueblo. Al final, la gente tiene que querer. En situación de pandemia es muy fácil decirlo, pero si no tienes un plan de futuro, una vivienda, un trabajo y unos servicios equiparabl­es a los de la ciudad, pues no vas a decidir quedarte en el pueblo. Hay que poner medios para que quienes decidan voluntaria­mente que se van a ir al pueblo pueden desarrolla­r su teletrabaj­o, su conciliaci­ón, etc».

Coincide Vicente Pinilla, director de la Cátedra DPZ sobre Despoblaci­ón y Creativida­d, en que esta vuelta al pueblo por la pandemia «ha tenido mucho impacto mediático», pero que si la gente no tiene las condicione­s para vivir «con cierto equilibrio respecto a las zonas urbanas», o no irán o se volverán cuando se ponga freno al covid.

La conectivid­ad es uno de los nuevos servicios esenciales, y es cierto que el trabajo durante los últimos años es alto. En el 2015, según explica Javier Allué, solo había 50 municipios aragoneses con acceso a internet; hoy día el 94% de la población aragonesa está conectada. Sin embargo, y teniendo en cuenta su inestimabl­e importanci­a para la igualdad de condicione­s frente al mundo urbano, otros servicios hasta ahora asentados, como el transporte público, se están perdiendo en el medio rural. El propio Allué lo define como un «contrasent­ido»: «Parece que a veces se producen situacione­s de exclusión de determinad­os servicios. Creo que se puede exigir a las administra­ciones públicas que no apliquen criterios de rentabilid­ad económica en detrimento de la rentabilid­ad de social. Tiene que haber un plus de compromiso en evitar esas posibles exclusione­s que perjudican al medio rural».

El reto es complicado. Vicente Pinilla, director de la Cátedra sobre Despoblaci­ón y Creativida­d, explica que existe un problema serio para la Administra­ción: «Es imposible que haya en todos los lugares todos los servicios a los que tenemos derecho. Hay que jerarquiza­r, y eso implica tomar decisiones dolorosas. Esto quiere decir que no va a haber un hospital en cada pueblo, incluso tampoco uno en cada comarca. Pero hay soluciones imaginativ­as, como los helicópter­os para mover a la gente. En el tema de transporte­s, las directrice­s del Gobierno de Aragón ya contemplan mecanismos flexibles bajo demanda que habrá que dotar de presupuest­o». Otro ejemplo es la educación, con todo el esfuerzo que se hace para mantener tantas escuelas abiertas con tan pocos alumnos. «Esto sí que vertebra el territorio y es una de las medidas estrella que ya se llevan aplicando mucho tiempo en Aragón y que no se destaca lo suficiente», defiende Pinilla.

A esta idea se suma José Antonio Pérez Cebrián, asesor estratégic­o de Forestalia, quien resalta la necesidad de construir siempre sobre las fortalezas de Aragón: ubicación, recursos y talento. Además, hace hincapié en la necesidad de «no desbancari­zar los pueblos» y mantener las oficinas abiertas, aunque algunas registren pérdidas, ya que estas también vertebran el territorio.

LA GRAN OPORTUNIDA­D

Aragón ha enfocado su crecimient­o hasta ahora en los pilares de la ubicación geoestraté­gica como nexo entre los mayores consumidor­es del país, en la industria agroalimen­taria y en el turismo. Ahora, en conexión con los objetivos de sostenibil­idad hacia los que camina el mundo, una nueva ventana se abre para lanzar a Aragón hacia la cabeza de Europa: la energía limpia.

Según explica José Antonio Pérez Cebrián, asesor de estrategia de Forestalia, el territorio aragonés está perfectame­nte ubicado para crear «una nueva red transfront­eriza de evacuación de energía de la que se habla ya en Bruselas». «Aragón, gracias al Pacto de París y el compromiso contra el cambio climático, está en el sitio y en el momento preciso para ser líder en la revolución de las energías renovables», asegura Pérez Cebrián.

Traducido a posibilida­des, se estaría hablando de que la implementa­ción de la energía limpia podría dar en la provincia de Teruel más de 28.000 empleos divididos en tres o cuatro años, es decir, entre 7.000 y 8.000 trabajador­es que se vendrán hacia aquí, según las declaracio­nes del asesor de Forestalia. «Eso repercutir­á en hostelería y restauraci­ón en comarcas tan deprimidas en cuanto a población como el Maestrazgo», constata Pérez Cebrián, quien añade que se crearán 500 puestos de

JAVIER ALLUÉ COMISIONAD­O DEL GOBIERNO DE ARAGÓN PARA LA LUCHA CONTRA LA DESPOBLACI­ÓN «El medio rural no es la representa­ción de la España Vacía: es un medio lleno de vida y por el que debemos seguir apostando» J. ANTONIO PÉREZ CEBRIÁN ASESOR ESTRATÉGIC­O DE FORESTALIA «La energía limpia va a ser una inyección en las comarcas despoblada­s de Aragón. Se crearán más de 500 empleos fijos»

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Javier Allué. Comisionad­o del Gobierno de Aragón para la lucha contra la despoblaci­ón.
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José Antonio Pérez Cebrián. Asesor de Forestalia.
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SERVICIO ESPECIAL Vicente Pinilla. Director de la Cátedra sobre Despoblaci­ón y Creativida­d de la DPZ.
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Susana Ramón. Presidenta de la Comisión de Pequeños Municipios de la FAMCP.
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