Márquez agita el Mundial con su atrevimiento
«Estoy disfrutando y sorprendido, pero sufriré en carrera», afirmó Marc, sexto en su regreso
Imposible. Ni hablar. Impensable. Ni en mis mejores sueños». Puede que no en sus sueños, pero sí en los sueños de algunos de sus rivales, de los otros campeones de MotoGP, de los pilotos que hoy (14.00 horas, DAZN y Movistar) estarán, muchos de ellos, por ejemplo, el campeón Joan Mir; Pol Espargaró, su nuevo compañero en Honda; Maverick Viñales, eterno aspirante al título y, cómo no, el nueve veces campeón Valentino Rossi, que sale desde la penúltima fila de la parrilla, por detrás de un estratosférico Marc Márquez, que, tras nueve meses de inactividad, tres operaciones (la última de 11 horas) y días de muchas lágrimas, esfuerzos y sufrimiento, pasó del 1.42.378 minutos del viernes al 1.39.121 de ayer, que le proporcionó la sexta plaza, segunda fila, del Gran Premio de Portugal.
¿Por qué todo el mundo y, muy especialmente, sus rivales han mostrado su admiración o, incluso, han dicho que se lo esperaban? Por dos razones: todos ellos han sufrido, desde su aparición en el 2013, su dictadura, su pasión, su agresividad, su pilotaje extraterrestre, su determinación y dominio y, por tanto, sabían (y así lo confesaron en las semanas previas) que, cuando regresase, mordería. Y, dos, ellos saben lo que ha pasado Márquez e intuyen que ellos hubiesen sido incapaces de volver como ha vuelto él. «Si de algo estoy contento», confesó el australiano Jack Miller, «es de la sonrisa que mostró Marc al llegar a su box tras su primera salida a pista del viernes. Solo nosotros sabemos lo que se sufre estando nueve meses soñando con volver».
QUARTARARO, ‘POLE’ // Eso sí, MM93 los despertó a todos. Por eso hubo más caídas que ningún otro día. Márquez rebajó su crono del viernes en tres segundos, fue el más veloz en la Q2, por delante del campeón Mir, dejó a años luz al ‘Doctor’, se tuteó con todos y, ahora, se dispone a correr su primer GP en un año con la sensación de que «saldré a pista mejor de lo que pensaba, sin ser dueño aún de mi moto, sin ir suelto, ni cómodo, pero con ganas de seguir disfrutando. Eso sí, sé que tocará sufrir, pero ese sufrimiento forma parte de mi recuperación. He hablado con los doctores, que de esto saben poco, y están tan contentos como yo. Ellos creían que la dureza de los entrenamientos me dejaría más tocado de lo que me ha dejado, pero puede que en carrera todo sea diferente», advirtió el campeón nacido en Cervera.
Ni qué decir tiene que Márquez no quiere hablar (lo que no significa que quizá lo esté pensando, también ahí va por delante de los demás) de puntuar, acercarse al podio, subirse al ‘cajón’, ganar, ¡ni hablar!, porque, sin duda, Fabio Quartararo (Yamaha), Álex Rins (Suzuki), Johann Zarco (Ducati), Franco Morbidelli (Yamaha) y otros que salen detrás suyo, como Mir (Suzuki), el local y ganador del pasado año, Miguel Oliveira (KTM), ‘Pecco’ Bagnaia (Ducati) y Viñales (Yamaha) tienen mejor ritmo y, sobre todo, no vienen del infierno de los nueves meses de sangre, sudor y lágrimas.
Hoy hay una carrera, como diría Márquez, «una carrera más», cuando vida solo hay una, la que él ha tratado de recuperar durante los últimos nueve meses. Esa carrera será como será y la ganará uno de ellos. Difícilmente la ganará Marc, aunque ninguno de ellos, que sí se atreven a decir «yo ya sabía que Márquez haría eso cuando regresase» ¡mentira!, apostarían su cuenta corriente a que no la gana. La carrera es lo de menos. Lo grande ya ha ocurrido. En el deporte, en el Mundial de MotoGP, en Portimao, en la pista: un marciano ha regresado, tras pasarse meses en el quirófano y en el gimnasio, y los ha puesto firmes a todos desde el primer día. Les guste o no. Hoy, que gane el que pueda. No estará Jorge Martín, que sufrió un traumatismo cráneo encefálico tras una dura caída y fue evacuado en helicóptero.