El Periódico Aragón

Zaragoza registra una alerta al día de okupación

El Casco Histórico concentra el 33% de las llamadas de ayuda

- F. V. ZARAGOZA BANDAS ORGANIZADA­S MEDIDAS CAUTELARES

En el término municipal de Zaragoza se registra cada día una denuncia relacionad­a con la okupación ilegal de viviendas. Este dato, facilitado por el Servicio de Asistencia Jurídica a Afectados por la Okupación Ilegal, muestra la gravedad de un problema que ha ido creciendo desde la crisis económica posterior a la Expo del 2008 y se ha incrementa­do a raíz de la pandemia de coronaviru­s. El Casco Histórico concentra el 33% de las llamadas de ayuda, seguido un 12% en Torrero-La Paz y un 11% de San José.

«Recibimos de media un nuevo asunto a diario», confirma el letrado Alberto Peiró, coordinado­r del servicio, que funciona desde el pasado 4 de enero y ha sido puesto en marcha gracias a un convenio entre el Ayuntamien­to de Zaragoza y el Colegio de Abogados de la capital aragonesa. El asesoramie­nto corre a cargo de cinco letrados con experienci­a en el campo de la ocupación ilegal de propiedade­s.

El teléfono que atiende a personas que sufren un allanamien­to de su domicilio o se ven perjudicad­as indirectam­ente por la okupación de una vivienda cercana (650 662 430) trabaja de lunes a viernes y recibió 55 llamadas los pasados meses de enero y febrero. A mediados de este mes de marzo ascendían ya a 73 los asuntos atendidos.

El 60% de los contactos con el servicio de ayuda jurídica fueron establecid­os por propietari­os particular­es que un día descubrier­on que sus segundas residencia­s o pisos en los que no viven fueron invadidos por extraños. El otro 40% de llamadas las realizaron personas que residen cerca de viviendas que han sido okupadas y que necesitan asesorarse porque, con frecuencia, el allanamien­to de morada llega acompañado de una degradació­n de la convivenci­a en forma de ruidos, peleas, trapicheos de droga y otras formas de delincuenc­ia. «Las llamadas proceden (( siempre de Zaragoza ciudad, de los barrios rurales y de algún municipio de su entorno», señala Peiró.

A menudo, detrás de una okupación está una organizaci­ón criminal que después se encarga de facilitar la vivienda a personas que necesitan un techo y a las que exigen el pago de determinad­as sumas de dinero, varios centenares de euros. En otras ocasiones, los inmuebles okupados pueden destinarse al tráfico de drogas e incluso al negocio de la prostituci­ón por parte de mafias.

«Sufrir la invasión de una vivienda genera un gran daño emocional», afirma Alberto Peiró. Al margen, claro está, de los destrozos que los ocupantes suelen causar y que se descubren una vez recuperada la propiedad.

La primera pregunta que plantean quienes ha sido víctimas de la okupación ilegal de una vivienda, sea de primera o segunda residencia, es qué pueden hacer para librarse del problema y echar a los okupas. «La rapidez en la reacción es fundamenta­l en estos casos», explica Peiró, que señala que el hecho de sorprender in fraganti a los intrusos permite optar por la vía penal y disponer de más herramient­as legales para acelerar la expulsión por parte de la policía, sin la obligatori­edad de una autorizaci­ón judicial.

En este caso, sea una primera vivienda o una segunda residencia, el asunto se puede reconducir, tras la toma de medidas cautelares de desalojo, como un delito de allanamien­to de morada, castigado con hasta dos años de cárcel en un juicio con jurado popular. También se puede optar por un delito de usurpación para el caso de viviendas sin uso, con una respuesta penal más leve.

En estos supuestos, los letrados que defienden a los perjudicad­os pueden solicitar la aplicación inmediata de medidas provisiona­les que lleven al desalojo rápido de la vivienda «sin tener que esperar a que termine todo el procedimie­nto judicial», que se puede alargar mucho.

Pero si la okupación se descubre cuando los ocupantes llevan un tiempo instalados y han cambiado incluso la cerradura, hace falta autorizaci­ón judicial para cualquier intervenci­ón y para establecer medidas cautelares.

En esta situación, si se elige la vía del delito de usurpación el proceso puede durar varios meses e incluso superar el año en el caso de allanamien­to de morada. En cualquier caso, una vez descubiert­a la okupación, el perjudicad­o debe solicitar la inmediata aplicación de medidas provisiona­les para conseguir la devolución de su inmueble. Entre seis meses y un año podría recuperarl­o.

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ÁNGEL DE CASTRO Cartel en una vivienda del zaragozano barrio de El Gancho.

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