De esperado regreso a complicado anticlímax
HBO esquiva en la publicidad de la serie el nombre de su creador, Joss Whedon, puesto en entredicho por unas acusaciones de abuso de poder y apartado de esta ficción desde el pasado mes de noviembre.
Hace un tiempo había expectación por saber qué depararía el regreso a la televisión de Joss Whedon, creador de series de referencia (Buffy, cazavampiros, Serenity) que en los años 2010 fue conocido por impulsar (o hundir, según a quién pregunten) tanto el Universo Cinematográfico de Marvel como el de DC. Su nueva serie, The Nevers, que llegó a HBO el pasado lunes, es la primera de su creación desde Agentes de S.H.I.E.L.D, inaugurada en 2013, y la primera con él como showrunner desde Dollhouse, estrenada en febrero del 2009 y cancelada en noviembre del mismo año.
The Nevers se acerca más a Marvel que a DC: parece el resultado de trasladar la saga X-Men al Londres victoriano, idea también aplicada en la reciente Los Irregulares. Sus heroínas son dos jóvenes mujeres, Amalia True (Laura Donnelly) y Penance Adair (Ann Skelly), dedicadas a proteger a la gente, sobre todo mujeres, que como ellas adquirieron poderes sobrenaturales a consecuencia de un fenómeno inexplicable, quizá de origen alienígena. Esos personajes con poderes (los llamados Tocados) son observados con displicencia
A penas hay espacio para respirar, o para que los personajes respiren, entre las estilizadas imágenes y los abrasivos sonidos de Los niños de la estación del zoo, agotadora recreación de la inmersión adolescente de Christiane V. Felscherinow, aquí más conocida como Cristina F., en los pantanos de la heroína y la prostitución. El libro en que Christiane contó su odisea ya inspiró una película de gran éxito global: Yo, Cristina F., de Uli Edel. Ahora, la misma productora que levantó ese filme, Constantin Film, reaprovecha la propiedad intelectual en formato de serie y tratando de hacerla atractiva para el público joven. por un establishment de ricos hombres blancos, con el estricto, inquietante Lord Massen (Pip Torrens) en cabeza.
La viuda Amalia tiene breves visiones del futuro, mientras que Penance ha usado su capacidad de «ver energía» para crear toda suerte de inventos steampunk, como un
En el camino hacia un producto lustroso y moderno se han sacrificado muchas cosas; quizá demasiadas. Natja Brunckhorst, la actriz de la película de 1981, tenía 13 años cuando fue seleccionada por Edel para el papel. Jana McKinnon, la actriz de la serie, por otra parte muy notable, nació en 1999. La credibilidad dramática de esta historia crudamente iniciática se resiente por ello. Los parecidos entre el auténtico club Sound y el que vemos en la serie son pura coincidencia. Su dj pincha una vez Suffragette city, de David Bowie, por un concurso, pero le tira más el tech-house de 2021, aunque