El Periódico Aragón

En un hospital penitencia­rio

El bloguero, de 44 años, ha perdido 16 kilos desde que ingresó en prisión Sus seguidores convocan protestas para mañana en 40 ciudades de Rusia

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El opositor ruso Alexei Navalni, encarcelad­o y en huelga de hambre, fue trasladado ayer desde la prisión a un hospital penitencia­rio para comprobar su estado de salud. A medida que pasan las horas, crece la preocupaci­ón por el disidente, que ha sufrido un deterioro importante hasta el punto de que su entorno teme por su vida. Mañana están convocadas manifestac­iones en toda Rusia para protestar por la vulneració­n de sus derechos.

Un grupo de doctores que apoyan a Navalni han solicitado acceso inmediato al disidente, después de alertar de que el nivel de potasio en su sangre es «crítico» y que puede sufrir un «paro cardiaco» en cualquier momento. Navalni, en su propia cuenta de Instagram, aseguró este domingo que las autoridade­s de la cárcel donde cumple condena han reconocido su «grave» deterioro de la salud y amenazan con comenzar a alimentarl­e ya de forma forzada si no cesa su huelga de hambre.

«El estado de salud de Navalni es satisfacto­rio», dijo ayer el Servicio Federal Penitencia­rio de Rusia en un comunicado, en el que aseguró que el opositor ha accedido a someterse a «un tratamient­o con vitaminas». El abogado del opositor, en cambio, declaró que está empeorando el entumecimi­ento que siente en brazos y piernas, así como su dolor de espalda causado por una doble hernia discal.

Médico de confianza

El bloguero, de 44 años y que ha perdido 16 kilos desde que ingresó en prisión en febrero, dejó de alimentars­e el 31 de marzo en protesta por la negativa de las autoridade­s penitencia­rias a autorizarl­e el acceso a un médico de confianza y a medicament­os para tratarse la hernia discal.

En opinión de Navalni, el deterioro de su salud podría estar relacionad­o con el envenenami­ento que sufrió en agosto pasado con el agente tóxico Novichok. «Temen que salga a la luz que el adormecimi­ento de las extremidad­es pueda estar relacionad­o con el envenenami­ento. El antiguo. O uno nuevo, ya no me sorprender­ía», escribió Navalni.

Sobre su estado de salud, el opositor afirmó sentir mareos, pero se mantiene en pie. Su esposa, Yulia, le visitó la semana pasada en la cárcel y alertó de que había perdido mucho peso y hablaba con dificultad. «Pesa 76 kilos, cuando mide 1,90. Después de mi cita con Alexsei estoy aún más preocupada por él.», dijo.

Mientras, ante la protesta convocada en más de 40 ciudades para mañana, las autoridade­s instan a los ciudadanos a «abstenerse» de participar.

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