El Periódico Aragón

Nacho del Río, Óscar Badía y la rondalla de Aso

- RUBÉN LÓPEZ rlopez@aragon.elperiodic­o.com ZARAGOZA

En la década de los 80 y los 90 hasta los niños sabían quién era Luis Cobos, algo poco habitual para un director de orquesta. El músico y compositor nacido en Campo de Criptana (Ciudad Real) en 1948 se convirtió en una persona conocida para el gran público tras el éxito de su primer disco de zarzuelas en 1982. Ahí comenzó una carrera meteórica que le llevó a llenar el estadio Santiago Bernabéu en 1985, a llegar al número uno de Los 40 principale­s y a vender durante toda su carrera más de 15 millones de discos. El maestro manchego está hasta el domingo en el Teatro Principal de Zaragoza con una orquesta de 19 músicos que interpreta­rá grandes momentos de la música española.

–¿Qué encontrará­n los que asistan este fin de semana al espectácul­o? –Es un concierto en el que vamos a tocar música española clásica de grandes compositor­es como Manuel de Falla, Turina o Sarasate. La orquesta de cámara está compuesta por una veintena de músicos solistas de primer nivel. Hasta ahora siempre había dirigido orquestas grandes, pero debido a la pandemia nos hemos embarcado en esta gira por toda España que iniciamos en Zaragoza. El objetivo es demostrar la vigencia y el esplendor de la música española.

–Inauguran la gira nacional en Zaragoza.

–Le tengo cariño a Zaragoza. Tuve una novia bailarina que estudiaba con María de Ávila y en los 70 toqué aquí un par de veces con mi grupo Conexión. También he tenido amigos aragoneses, como el gran Antón García Abril, que me examinó de algunas disciplina­s de solfeo y armonía. Hasta la fecha es el último gran compositor clásico. Las jotas, por supuesto, me vinculan también a esta comunidad. La jota aragonesa es la genuina y la que manda en cuanto al acerbo popular.

–¿Cuáles son sus primeros recuerdos ligados con la música? –Tendría cinco o seis años. Me recuerdo en una banda de un pueblo (Campo de Criptana) muy especial con 15.000 habitantes y 1.900 músicos. En ese entorno, casi lo natural era que saliera músico. Además mi padre era muy aficionado y mis hermanos también. Mi camino para entrar en la música fue fácil. Luego tuve la oportunida­d de convertir mi vocación en una profesión. Aunque siempre he intentado que la profesión no me aleje de la vocación. La música es mi pasión, una excusa para transmitir emociones.

–¿Lo de convertirs­e en director de orquesta surgió de forma natural y casi casual?

–Vino así. La vida y la profesión me llevó allí, pero fue siempre a peti

El espectácul­o musical que Luis Cobos estrenó ayer en Zaragoza tiene como colofón final la interpreta­ción de la ‘Gran jota de la Dolores’. Y por este motivo, Luis Cobo ha decidido incluir a varios artistas aragoneses. Así, ayer ya salió el tenor y cantador de jotas oscense Óscar Badías a interpreta­rla, algo que volverá a hacer el domingo. Nacho del Río, por su parte, tomará parte en su canto en los conciertos de hoy y mañana y es posible que también el domingo a falta de confirmaci­ón.Todos ellos estarán acompañado­s por la rondalla de Sergio Aso. ción de otros. Yo fui compositor desde muy joven. Cuando formé el grupo Conexión a la gente le gustaba lo que hacía y me empezaron a pedir que les hiciera arreglos y luego que dirigiera grabacione­s. Así empezó todo.

–No es habitual que un director de orquesta sea conocido por el gran público. ¿Cómo sucedió?

–El éxito es una novia infiel y absorbente que te toma y te deja cuando quiere sin que tú puedas hacer nada. Eso tiene que suceder, y a mí me ocurrió sin que lo programase. Todo empezó con el disco de zarzuela, que vendió un millón de discos. Yo lo hice con la intención de que la música clásica y sinfónica llegara a más gente, porque en esa época era algo bastante elitista.

–Llenó el Bernabéu con 82.000 personas. ¿Es difícil que eso vuelva a suceder?

–Está claro que no es fácil que se vuelva a repetir. Pero me gustaría conmemorar ese concierto de 1985, que fue un hito. De hecho, cuando salgamos de la pandemia y acaben las obras en el estadio, voy a tratar de organizar otro concierto en el Bernabéu para celebrar ese mítico concierto. También quiero hacerlo para poner a un buen número de músicos encima de un estienen con el cine deberían tenerlo con la música. Hay muchas fórmulas de hacer programas musicales que tengan audiencia. Y no solo las television­es públicas, también las privadas.

«Tras la pandemia quiero organizar otro gran concierto en el Bernabéu, como hice en 1985»

–¿En España se enseña bien la música en las escuelas?

–Lo que más me sorprende es que hagan tocar a los chavales una flautita que no van a tocar nunca más. Además de acercar a los alumnos la historia de la música y darles a conocer diferentes géneros, yo incorporar­ía en las aulas instrument­os como la guitarra o el piano para que luego pudieran continuar con ellos.

–Ahora están sustituyen­do las flautas por ukeleles...

–Pues más de lo mismo. No quiero ser arrogante, pero hay otros instrument­os que se podrían integrar en un grupo de una forma mucho más natural. Y sería una forma de plantar la semilla de la música en los chavales.

–Si tuviera que enumerar un pequeño grupo de compositor­es, ¿por quiénes se decantaría? –Ludwig van Beethoven sería inevitable. Y tendría que nombrar también a Mozart, pero hay mil compositor­es que me apasionan. Elegir siempre es complicado.

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